«Orgullosos de San Cris», Un podcast que permite a los vecinos y colectivos de San Cristóbal de los Ángeles contar su realidad

Orgullosos de San Cris

Jesús Nieto Jurado escribe en ABC: Calle del Diamante, 22, esquina San Agapito. Un rincón con sus ropas colgadas y su ladrillo visto. Pura estampa villaverdense. Allí, dentro de un edificio moderno con algo de Torre de Babel con escalones y mariposas de papel maché, se llega a los estudios de OMC Radio, la emisora comunitaria del Distrito de Villaverde al que pertenece San Cristóbal de los Ángeles.



Atiende José Manuel Mínguez, un veterano de las radios barriales, las que tanto hicieron y hacen por vertebrar, desde las ondas, el sur, el inmenso sur madrileño. Mínguez recuerda Radio Vallekas, pero él, comunicador social con más de 35 años de experiencia, está en nuevos proyectos de dar voz y que se den voz colectivos que no suelen estar en eso que llaman la agenda. Nuevos proyectos en los que la comunicación, y más la radio, se convierte en un «medio caliente» según la nomenclatura de McLuhan.

Mínguez, apellido ciclista y un micrófono en la mirada, habla del proyecto ‘Orgullos@s de San Cris’ en el aire, sí, en el aire de Internet y de la FM que abarca a todo el distrito de Villaverde, 154.318 habitantes (más que Logroño) según el último Padrón Municipal. Esta iniciativa, que cuenta con financiación de la Obra Social de La Caixa, trata, en palabras del propio Mínguez, de «generar una imagen positiva del barrio» frente a los medios de masas cuya cobertura, entiende, no narran la complejidad de la zona, que, sí, es de las más pobres de Madrid, pero que se levanta y sale a afrontar el día.

Y es curioso, añade el coordinador de la actividad, porque se da una paradoja; que haya «un gran orgullo de barrio» pero que, a su vez, en la autopercepción de los vecinos se pierdan esos galones. De ahí el esfuerzo de ‘Orgullos@s de San Cris’ de «ver los puntos negativos y las estrategias para mejorar». Una mayéutica a través de las ondas y de Internet. De ‘Sancris’ para el mundo. Ése es el espíritu y así lo permiten las Nuevas Tecnologías.

Antes del ‘directo’
En el paso de sentarse al micrófono hay una preparación previa. Mínguez y su equipo dan «dos o tres» sesiones previas en las que se le enseña al colectivo que necesite expresarse los rudimentos de la radio. En el día de autos, es el grupo musical SCSC (San Cristóbal Street Culture) el que se sienta a los micrófonos con su cante y su baile. A su espacio/podcast/programa lo llaman ‘San Cristóbal sin censura’. Y antes del falso directo, sus contertulias cuentan. Mucho. Por ejemplo Yuyu, nacida en la República Dominicana, que es la tercera vez que va al estudio de radio.

Yuyu entiende la radio «como un arte, igual que el baile»; al menos, «si no un arte», un medio para «dar a conocer ese arte». Eso sí, ella sabe que su «barrio es diverso» y que «la diversidad es lo mejor del mundo». En ella encuentra «inspiración, ideas nuevas». A su vera, Naicris, sabe que su cometido es el de «enseñar San Cristóbal por encima de lo que cuentan las noticias». Mira la escaleta, sin nervios, y con un aplomo que le viene de la danza, de haber actuado hasta en Burgos.

La riqueza de la realidad
En la mesa la acompañan Natalia y Lola, y si Natalia pide que se oiga «su punto de vista» sobre sus cuatro esquinas cotidianas, que son Madrid, España y el mundo, Lola pide que el Club Deportivo San Cristóbal de los Ángeles «tenga equipo femenino».

Todo acontece entre risas que desaparecen cuando llegan los monitores consistoriales, cuando Mínguez va encendiendo con los cascos puestos el aparataje radiofónico. Van todas a una en defensa del lugar donde viven, sin chovinismo pero con una convicción envidiable.

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