«Cuando tenía entre tres y cinco años sufrí abusos de un amigo de mis padres». Con estas durísimas palabras la periodista Nieves Herrero, que lleva más de media vida centrada en contar historias de los demás, ha decidido sacar a la luz uno de los episodios más duros de su infancia.
En una extensa entrevista con Público de la que se ha hecho eco Huffpost, la presentadora de Madrid Directo de Onda Madrid ha explicado que hace más de 50 años fue víctima de abusos sexuales y que recuerda perfectamente lo ocurrido. Por mucho que digan que los recuerdos de infancia se borran, en su caso no ha sido así.
«De ese amigo, que por supuesto dejó de serlo en cuanto mis padres se enteraron, recuerdo sus manos y sus cosquillas», cuenta Herrero. «Sus cosquillas que no tenían que existir porque llegaban donde no tenían que llegar. Eran manos de plomo, manos que pesan. Desde entonces siento que hay manos de plomo que pesan en el alma», añade.
Dice que todavía hoy se estremece al rememorar ese episodio de su pasado. «Fíjate que estoy temblando al contártelo», asegura la periodista, que años después se lo reveló todo a sus padres. «No quería decírselo por si les hacía daño. Cuando lo hice no podían creerse lo que les contaba y por supuesto sacaron a ese hombre de mi vida, de nuestras vidas de inmediato. Aun así me decían que cómo me acordaba con lo pequeñita que era», explica.
Y lo cuenta todo ahora por el bien común. «Compartir es quitar peso a la conciencia, es denunciar y visibilizar un enorme problema de nuestra sociedad que tenemos que cortar de lleno», añade la periodista, que asegura ha superado esta etapa de su vida. «Siento que todo sirve para aprender alguna lección y que todo se puede superar. Siento que siempre hay motivos para volver a empezar».
La entrevista de Herrero en Público está salpicada con declaraciones sobre ese episodio de su vida y de lo que aprendió tras esto, sobre cómo educar a sus hijas y la importancia del feminismo.
Sobre los abusos durante su infancia
«No hay derecho a que te roben la infancia de esa manera. No hay derecho a que lo más bello del mundo que es ser niña te estropeen lo de esa forma».
«No comprendía lo que pasaba. Por eso me escondía cada vez que venía a casa. No quería estar con él. Él me decía que no lo contara a nadie. Que era nuestro secreto».
«Recuerdo sus manos y sus cosquillas. Sus cosquillas que no tenían que existir porque llegaban donde no tenían que llegar. Eran manos de plomo, manos que pesan».
Sobre cómo marcaron su relación con los hombres
«Cada vez que se me acercaba uno me ponía una coraza. Me acordaba de él y reaccionaba así. Me convertí en una desconfiada. No soporto cuando me cogen y noto ciertas intenciones. Me pongo a la defensiva».
Y cómo marcaron la educación de sus hijas
«Siempre les decía cuando eran pequeñitas que tuvieran cuidado con esas manos de plomo que molestan y que te hacen sentir miedo (…) Con los niños siempre estoy alerta. Los veo muy vulnerables. Desde mi infancia me hice detectora de estos hombres de intenciones oscuras. Los niños son un tesoro que no se debe romper ni quebrar. Todo esto lo tenía muy bien guardado en mi cerebro. Por eso siento que hay que educar a la fragilidad de la infancia y proteger a los menores de tanto depravado».
Sobre el machismo al que se ha enfrentado en su carrera
«Recuerdo una entrevista para un trabajo en la que me preguntaron que si tenía novio y que cuando salí le pregunté a un compañero que si a él le habían preguntado igual y me dijo que no, que a él le habían preguntado si tenía carné de conducir. Aquello me pareció inaudito».
«Me quedaba hasta las doce de la noche trabajando. Me sentía con la obligación de demostrar que las mujeres no apelábamos al embarazo para trabajar menos. Recuerdo las piernas muy hinchadas de tantas horas que me quedaba sentada y hasta tan tarde».
«He estado siempre en todas las presentaciones, en la guardería, en el colegio. Me esperaban para hacer sus deberes y los repasaba con ellas. Creo que hay que reivindicarse como mujer. Trabajar está bien pero también hay que reivindicar el horario, el tiempo para una misma».
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