27.10.2025.- Elcorreo.com publica que muere a los 80 años una de las voces más entrañables de Bizkaia, llegado a la radio desde el grupo musical Akelarre y figura eminente de Radio Popular o de la Cadena SER. Cuatro décadas de trayectoria profesional le avalan.
«Montxo Urraburu vivió la radio con una pasión que nos seguirá inspirando». Amaia Goikoetxea, decana y presidenta del Colegio Vasco de Periodistas, se despedía hoy así del popular locutor, que supo combinar como pocos el rigor informativo con el cariño hacia los oyentes. Una andadura profesional que arrancó en Radio Popular, «cuando se la conocía como la emisora de los curas», y a donde llegó animado por un compañero del grupo musical Akelarre del que formaba parte. Años de formación intensa que apuntalaron su vocación y le franquearon el paso a los hogares de miles de vizcaínos. Urraburu pasará a la historia por sus crónicas de la explosión de Ortuella (1980) que se cobró la vida de 49 escolares, dos profesores y una cocinera; o el accidente del monte Oíz, que sembró de cadáveres la cresta hoy cubierta de aerogeneradores. También el ya legendario ‘El Txinbo Loco’, el programa que emitía desde una avioneta nacido al calor de las inundaciones de 1983, cuando la magnitud de la tragedia hacía tan difícil retransmitir desde la calle. Su voz cálida y su talento natural se despidieron para siempre este pasado sábado. Contaba 80 años.
Urraburu, voz emblemática de Radio Bilbao durante casi cuatro décadas, deja un enorme vacío entre los periodistas vascos. Lo reconoce así Goikoetxea, quien ha tenido palabras de elogio para su compañero, «un enamorado absoluto de la radio» y «un ejemplo de entrega y curiosidad profesional». Goikoetxea ha destacado la «estrecha relación» que el locutor tenía con la Asociación de la Prensa. «Tenía una relación muy cercana con nosotros. Venía muchísimo a la sede, prácticamente todos los días, y escribía con entusiasmo en nuestra revista digital quincenal. Añoraba la radio y seguía viviendo para ella».
Los inicios de Urraburu no fueron fáciles. «Era de esos periodistas que se buscaban la vida para sacar adelante sus programas, con sus propias ideas y patrocinadores. Tenía una voz preciosa y una curiosidad inmensa. Representaba una generación de profesionales autodidactas, apasionados y creativos», subraya Goikoetxea, para quien uno de los hitos en la trayectoria de su amigo fue «el día en que ‘puso a volar la radio’, retransmitiendo desde una avioneta para celebrar el 90 aniversario de la emisora. Él la llevó por los aires, literalmente»
Además de su legado profesional, la presidenta del Colegio Vasco de Periodistas ha destacado asimismo la conexión de Urraburu con la diáspora vasca, de quien siempre hablaba con cariño. «Le gustaba sentirse querido» y sin duda «el hecho de que su voz llegara lejos» contribuía a ello. La muerte de Urraburu deja, a su juicio, «una lección imborrable: la de alguien que vive con pasión una profesión que amaba profundamente».
Suya fue la idea de «El Tximbo Loco», tras las inundaciones de 1983, que emitía desde una avioneta que sobrevolara Bizkaia cada domingo, y para lo que contó con la inestimable ayuda del Real Aeroclub de Vizcaya. Desde allí arriba informaba lo mismo de la situación del tráfico y del estado de las playas, que entrevistaba al lehendakari o al entrenador del Athletic de turno. o hacía especiales como el del 50 aniversario del Bombardeo de Gernika. Un programa curioso y pionero, como su autor, que trascendió al momento y a las circunstancias particulares que lo alumbraron y que se mantuvo en antena durante 17 veranos consecutivos, y al que finalmente puso fin en 2001.
También formó parte de los espacios informativos de la Cadena SER, participando en conexione nacionales, entre ellos el de Iñaki Gabilondo, y colaboró durante años con instituciones como el Gobierno vasco, al que enviaba crónicas desde Argentina, siempre en estrecho contacto con la diáspora. Su paso por las ondas ha dejado huella en varias generaciones de periodistas, profesión a la que se mantuvo unido hasta el final, como recordaba ayer Goikoetxea. Descanse en paz.
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