Muere Alberto Pettenghy en el estudio de Canal Sur Radio mientras preparaba su sección

Alberto Pettenghy

Francisco Correal escribe en diariodesevilla.es: La Alameda de Hércules, de nuevo levantada por las interminables obras, se ha quedado huérfana. Ya no se verá recorrer este bulevar a Hugo de Vero, uno de los muchos nombres artísticos de Alberto Pettehghy, que murió la noche del jueves cuando preparaba su intervención en el programa de su amigo del alma Rafa Cremades en las noches de Canal Sur. Tenía la vis teatral incorporada a su forma de ser. Camaleón puro, muchas veces se tenía que presentar: soy Hugo, camuflado en mil maneras diferentes de caracterizarse.



Ayer las emisoras en las que trabajó mezclaban las risas con las lágrimas: la carcajada de su excelso sentido del humor, ácido como el de algunas películas de Billy Wilder, como la retranca de su paisano Fernando Quiñones, con la pena inconsolable de su pérdida, de su ausencia. Nunca le asustó el salto al vacío. Hace más de tres décadas dejó el mundo del teatro por la radio. En realidad, se fue a hacer teatro del bueno en la radio. Primero en Radio Nacional, de la mano de Mayte Chacón, compañera de la segunda promoción del Instituto de Teatro; después ya en Canal Sur, donde Mercedes de Pablos lo incorporó al equipo de María del Monte. Todos los que hicieron las mañanas lo mantuvieron: Carlos Herrera, que abrió ayer su programa nacional de la Cope con su recuerdo, Olga Bertoméu, Inmaculada Jabato, Rafa Cremades, Tom Martín Benítez.

Se multiplicaba en un sinfín de personajes, elenco de muchos en su serie Memorias de un Dinosaurio, un Larousse de hechos épicos, sagrados o andrajosos de la historia española y universal, desde Jonny Weismuller a Ferrá Adriá, al que parodiaba preparando “unas pijotas en su reyerta”.

Con la propia Mayte Chacón, José Pablo Ruiz y Carlos Telmo, que se cruzó con él en la Alameda poco antes de su hora fatídica, formó el grupo de Los Fantásticos, una contratertulia de desparpajo y actualidad revenida. Escribía sin tachaduras, como un dadaísta, dice Jesús Vigorra. Con la llegada de éste a las Mañanas, Hugo Devero cambió el ciclo y se fue a las noches de Cremades. Estaba encantado con el horario de los vampiros. Imitaba a Serrat y a Alaska. Hizo teatro con los más grandes, era un chirigotero de Luces de bohemia al que como a Max Estrella le molestaba la gente que se ponía estupenda. Del teatro a la radio, de la noche a la mañana, de Cádiz a Sevilla sin despeinarse. Uno y muchos: Olegaria, la Paca, Amaranti, Rogelior, Cantillana. Podía haber sido un grande de lo que hubiera querido, pero prefirió la grandeza de ser él mismo. Tanto y tantos. García Barbeito lo recordó con emoción en una mañana vestida de noche. Un meteorito de la Caleta se había llevado al dinosaurio.

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