Lorena Castell (ex Europa FM), ganadora de MasterChef Celebrity de TVE

Lorena Castell

Republica.com publica: Esta es la crónica de una victoria anunciada. A nadie le sorprenderá que Lorena Castell se haya alzado con el premio a la mejor cocinera de la séptima edición de MasterChef Celebrity. La locutora y presentadora de Yu: no te pierdas nada, se alzó con el trofeo, los 75.000 euros del premio final que fueron a parar a las manos de Juegaterapia y el curso de cocina de un fin de semana en el Basque Culinary Center de San Sebastián que compartirá con Manu Baqueíro, duelista y finalista de la edición más injusta de la historia. Eso sí, para los jueces, tanto Lorena como Manu merecían estar en el duelo final porque según ellos, «ambos han sido los más lineales de la edición».



Que Lorena Castell se aplicó con esmero en la primera final bífida de MasterChef resulta indiscutible, pero que llegó gracias a la mejor clase de baraka es todo un axioma. Estuvo a punto de salir varias veces, se ha peleado con medio equipo, pero también nos ha divertido con sus salidas, su sentido del humor y sus ansias de ganar.

Al final puede que haya sido la mejor, pero la séptima edición del talent culinario lo ha ganado la pitufa gruñona, aquella a la que Jordi Cruz le dejó bien claro que si no la llegan a salvar sus compañeros habría sido ella la expulsada el lunes 31 de octubre. ¿Se acuerdan? Sí, la velada en la que Daniela Santiago se emperró en salvarla y, aunque el resto quería redimir a Manu, la malagueña se salió con la suya. Aquella noche los platos rotos los pagó Pepe Barroso.

Ha ganado la que una semana después la lio parda como capitana, la misma que torció el morro cuando le cambiaron las elaboraciones de grupo, la que se ganó una amonestación en toda regla de Jordi Cruz. ¿Recuerdan? «Cuando he entrado, ya te he visto con el morro torcido. ¿De qué te sirve eso? No se ha inventado la pólvora, el cambio de cocina es algo que existe y existirá siempre. Hay que reaccionar», le espetaba el juez al tiempo que le recordaba que su actitud ayudaba poco al equipo. «Además, eres capitana».

Parece que la mejor cocinera de esta edición es la misma que se enemistó con Norma Duval, la noche que eliminaron a Patricia Conde, la aspirante repescada que troleó a los jueces, al equipo y al sursuncorda en la primera parte de la final. Aquel 3 de octubre la vedette y la colaboradora de Zapeando tuvieron que compartir fogones en la primera prueba la noche. Juntas debían elaborar un pastel de boda, pero lo tenían que hacer por turnos lo que provocó el amago de huida de Norma Duval y una serie de tensiones insoportables que al final pagaron todos los participantes.

En el camino, por culpa de la mala suerte, se quedaron aspirantes que al principio prometían bastante más, como María Zurita, Nico Abad o Isabelle Junot, por ejemplo, que apuntaban maneras desde el principio. Para que nos fiemos de MasterChef.

Dos menús repletos de sentimiento
La suerte no estuvo del lado de Lorena Castell cuando Rodolfo Chikilicuatre le birló el pase a Eurovisión el año que ella se presentó con el tema Piensa Gay; anoche sí. Anoche navegó con el viento a favor. Lo cierto es que solo aparcó su faceta de showwoman en la prueba Seguir al Chef, cuando se lo tomó en serio y se alzó con la primera chaquetilla de duelista. Anoche regresó la Lorena de siempre, esa que no calla ni debajo del agua. Hablando sola, repasando sus recetas en voz alta y concentrada, la ganadora presentó tres creaciones propias de la alta cocina que rezumaban emoción y sentimiento. Inspirada en los viajes que ha realizado con su hermano, como entrante elaboró un Suquet de Peix Thai, que le llevó a sus raíces, a su familia y a su tierra. El plato principal fueron unas Fabes con almejas hindi style, con las que voló con su hermano a la India y quiso traer esa aventura a la final. Lorena le dedicó las fabes a todos sus amigos. «Es un plato técnico, elaborado de manera impecable», recalcó Joan Roca encantado. Lo cierto es que los jueces le pusieron alguna pega. «Le falta sabor», coincidieron Jordi Cruz y el chef italiano Massimo Bottura. Para el postre Lorena sorprendió a los comensales y a su hijo con un Eclipse lunar. Se lo dedicó a su renacuajo porque él es su «planeta favorito». A estas alturas, Pepe Rodríguez ya se estaba secándose las lágrimas con la servilleta. Lorena no se olvidó de su chico, para el que también tuvo unas hermosas palabras. «Es un postre maravilloso, me he enamorado de su estética», admitió el chef Massimo Bottura.

Desde el primer nanosegundo de la final bífida, quedó claro que Manu no tenía nada que hacer, de alguna manera el premio parecía cantado. El ambiente, la seguridad, el montaje, los planos. ¿Quién sabe? Bueno, también que se le pasara una primera cigala fue una gran pista. Al final, el gallego no se lo puso fácil a la todoterreno Castell.

Probablemente sea el aspirante más verde y más nervioso que haya aterrizado en las cocinas de MasterChef. Su padre le pidió por favor que no saliera el primero y no, salió el último. Manu Baqueiro puede presumir de ser la gran sorpresa de la edición. Con su menú quiso homenajear a sus raíces gallegas. Así, de primero elaboró unas Cigalas de la Abuela Amalia y las lías de albariño, un homenaje a su abuela que siempre les «recibía con la mejor empanada de zamburiñas del mundo y si había suerte con cigalas». A Joan Roca le pareció que en el plato había «un buen equilibro de sabores». Como principal, el actor presentó un Mero de ida y vuelta, «es el pescado favorito de mi madre, aunque también he querido hacer un homenaje a la familia de mi padre que son inmigrantes. Este es un plato de ida hacia América, por eso lo he cocinado a baja temperatura como hacen ellos con el tamal, y que volviese a Galicia como parte de mi familia pudo hacer». Lamentablemente, el punto de cocción no estaba justo. Hubo a quien le dio igual. «Estoy harto de la pirotecnia de la alta cocina. Esto es un mero en condiciones que hay que comerse entre amigos», le espetó Pepe Rodríguez. Manu finalizó la fiesta gallega con un postre bautizado Malpica, basado en los mejores recuerdos de la infancia con su hermano, un plato que regó, como no podía ser de otra forma, con una queimada y su correspondiente conjuro.

La séptima edición de MasterChef finalizó tras tres meses, 12 semanas u 84 días de duro trabajo y con un programa especial Los secretos de MasterChef: la tertulia.

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