La provincia de Ciudad Real cuenta con 300 estaciones de radioaficionado

Radioaficionados en Ciudad Real

Alrededor de cien radioaficionados permanecen en la actualidad activos en la provincia de Ciudad Real. Conectan a cualquier hora del día con todas partes de la tierra a partir de estaciones de radio instaladas en sus hogares. Mantienen viva la primera “red social” que hubo en el mundo y además participan en planes de emergencia. Nos lo descubre Noemí Velasco desde el diario Lanza.



Enganchados a la primera red social generalizada entre la ciudadanía internacional desde los años 80, pasan las noches y las horas con micrófonos en la mano frente a equipos decamétricos en busca de historias y encuentros fortuitos donde compartir la afición por el mundo de las antenas, los códigos y el sonido a interferencia.

Desde el antiguo puesto de la Cruz Roja de Manzanares, a apenas unos metros de la Autovía de Andalucía, la Unión de Radioaficionados Españoles en Ciudad Real conserva la vinculación de los ciudadanos de a pie con el ingenio de Guiglielmo Marconi y Nikola Tesla en esta actualidad marcada por la telefonía móvil y la red.

Según los datos de la Dirección General de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información existen 30.726 licencias de radiodiafición en España y la provincia de Ciudad Real concentra unas 300, de las que un tercio pertenecen a socios de la URE, desde Villanueva de los Infantes a Piedrabuena.

Las antenas colocadas en las instalaciones cedidas desde hace un año por la asamblea local de Cruz Roja en Manzanares avisan de las radiofrecuencias al llegar al puesto y dentro la actividad está por todas partes. Los radioaficionados andaluces han organizado un concurso donde el objetivo es establecer el número mayor de contactos posibles con estaciones del sur peninsular, y mientras que algunos están pegados a las emisoras decamétricas y al ordenador, otros construyen una antena y cuentan algunas de sus vivencias más llamativas.

El presidente de la URE Ciudad Real, Jesús Delgado, explica que la radioafición es mucho más que “pasión por la comunicación por radio”, pues permite establecer contacto con personas de todo el mundo, practicar idiomas y hasta proporcionar ayuda en planes de emergencia. Dentro de esta actividad ha existido gente tan experta que llegaron a descubrir la onda corta con baja potencia.

En la memoria persiste la imagen de la comunicación por radio entre los ejércitos en la Primera Guerra Mundial, pero su utilidad todavía tiene vigencia hoy en día por su independencia de las infraestructuras que surcan la Tierra.

Jesús Delgado, conocido como EA4PC -identificación internacional que tiene en cuenta el país y la zona de procedencia, aparte de la clase de licencia-, explica que los radioaficionados de Ciudad Real participaron en la escucha del submarino argentino ARA San Juan, desaparecido el pasado 15 de diciembre mientras que navegaba en el Atlántico Sur con 44 tripulantes a bordo.

También es habitual “dirigir las antenas para captar llamadas” cuando existen terremotos o tsunamis, y para facilitar la comunicación entre familiares en países en conflicto, como ocurrió durante la Guerra de los Balcanes.

Existen historias tan curiosas como las visitas de cada miércoles por parte de una mujer de Alcubillas a uno de los radioaficionados para hablar con su hijo misionero en la República del Chad.

El Polo Norte, Tanzania, Hawaii y hasta estaciones espaciales. Los radioaficionados de Ciudad Real contactan a cualquier hora desde los “cuartos de radio” de sus hogares con gentes de todo el mundo, sin olvidar, por supuesto, estar pendientes cada fin de semana de la radiofrecuencia de los camioneros que pasan por la A-4, para atender cualquier emergencia.

Aunque los ciclos de radiación del sol determinan una baja propagación de ondas en esta primavera, el intercambio con Estados Unidos, Canadá, Europa y Latinoamérica es continuo.

Entre mapas del mundo numerados para saber las bandas de frecuencia y diplomas de certámenes ganados, como del Concurso Nacional de Fonía celebrado el pasado mes de enero, Jesús Delgado indica que “la Unión de Radioaficionados Españoles nació el 1 de abril de 1949”, aunque existe constancia de su presencia en los años 20, y que el país vivió un auténtico “boom” en los años 80 y 90, cuando llegó a haber 50.000 personas.

Veterana en Castilla-La Mancha, la Unión de Radioaficionados de Ciudad Real demuestra que la radio es mucho más que una afición de ingenieros, técnicos de comunicación o periodistas. Arquitectos, médicos, abogados y policías, un 80% hombres y un 20% mujeres de mediana edad en su mayoría, engrosan sus filas.

EA4PC comenta que “lo principal es tener una buena antena para establecer contacto con el exterior y con un equipo decamétrico ya puedes empezar la inmersión en el mundo de la comunicación por radio”; luego existen fuentes de alimentación y demás accesorios para ajustar mejor las frecuencias.

El principiante puede empezar con un presupuesto de 700 u 800 euros, aunque los que llevan mucho tiempo llegan a tener estaciones de hasta 30.000. Asimismo, aunque existe la banda CB27 amateur, el radioaficionado tiene que pasar un examen para obtener su licencia, que exige conocimientos de electrónica, radiotécnica, normativa y códigos.

Con seis repetidores repartidos por toda la provincia, que cubren las radiofrecuencias del territorio al “cien por cien”, en La Solana, Piedrabuena, Puertollano y Despeñaperros, los radioaficionados aseguran que en Ciudad Real existen “más de cien activos”, y en Manzanares, como sede, hay “seis o siete personas emitiendo desde casa”.

Lo primero es hacer una llamada general, con el indicativo, ya sea a través de las frecuencias locales con cobertura a 100 o 200 kilómetros, o la DX de larga distancia, y una vez establecida la comunicación intercambian sus datos y ciertas frases de cortesía. Jesús Delgado explica que existe un código internacional de comunicación por radio, el Código Q formado por tres letras, pero aparte utilizan desde el morse hasta el inglés. Como anécdota, en las conexiones en Europa es habitual dialogar con alemanes con acento andaluz que emigraron de España hace 40 o 50 años, o franceses que utilizan la radio para practicar el castellano.

Conversaciones técnicas sobre la radio son muy habituales en este medio donde la política y la religión se suelen evitar, ya menos que en los años de la antigua Unión Soviética, cuando era habitual hablar con militares rusos camuflados como radioaficionados.

Ahora bien, los límites se exceden y en Ciudad Real hasta ha salido alguna pareja de enamorados. El vicepresidente del colectivo, Ángel Beamud, explica que la radioafición está llena de entresijos, a unos les gusta “experimentar, hacer sus equipos, antenas, innovar”, mientras que otros optan por la compatibilidad con las nuevas tecnologías y la informática, o prueban con el “rebote lunar” o las comunicaciones vía satélite.

Así pues, las señales digitales han dado alas a la radioafición, frente a lo analógico, y los aficionados utilizan por ejemplo los ordenadores para concretar el origen de las estaciones con las que tienen comunicación.

Frente a los que optan por el “cacharreo”, muchos de los radioaficionados están centrados en la parte más social, la que incluye la coordinación con el Sistema Nacional de Protección Civil, a través de la Red Radio de Emergencia (REMER) y que sirve de soporte a hospitales, comisarías y puntos de interés con medios técnicos y humanos, o la que incluye la promoción de lugares históricos.

EA4PC habla de las expediciones organizadas por la asociación ciudarrealeña para hacer radio desde monumentos, pueblecitos y montañas, y así dar a conocer la cultura manchega. Los radioaficionados han “activado” más de “cien ermitas”, como el templo de la Virgen de la Sierra de Villarrubia de los Ojos o de la Virgen de los Santos en Pozuelo de Calatrava, entre otras de La Poblachuela, Villar del Pozo o Alcolea de Calatrava.

Incluso avanzan que el próximo mes de mayo activarán la Puerta de Toledo de Ciudad Real, que incluye la disposición de una estación de radio y la asignación de una referencia al monumento, con el fin de dar visibilidad a la radiodifusión ante el público general.

La revolución digital no tiene que estar reñida con esta afición que ha conquistado a personalidades de la relevancia del Rey emérito Juan Carlos I, con el que alguna vez han conectado, o el astronauta madrileño Pedro Duque, con el que hablaron desde el espacio.

Tras aludir al proyecto de “radio en las escuelas” y señalar que están en conversaciones con el Ayuntamiento de Ciudad Real para establecer otra estación en la capital, el presidente de la Unión de Radioaficionados de Ciudad Real destaca que el número de licencias ha aumentado en los últimos tres años en países como Estados Unidos, por lo que parece que “la radioafición tiene todavía mecha que quemar” con sus matices de experimentación, interculturalidad y solidaridad.

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