La primera exposición de radio en España fue en Barcelona en 1931

Lluis Permanyer escribe en La Vanguardia que el 1 de noviembre de 1931 se inauguraba la I Exposición Nacional de Radio en Barcelona.
Así había de ser: en la capital de Catalunya y solo transcurridos unos meses de la proclamación de la República. Era lógico, pues la primera emisora había sido fundada en Barcelona en 1924.
Y también lo era que la República fuera en este terreno signo de libertad.



Baste contar que los máximos responsables de la creación de EAJ-1 fueron convocados poco después por el temible ministro del agarro Martínez Anido a la Dirección General de Seguridad: les hicieron esperar tanto que acabaron pasando la noche allí al día siguiente los soltaron.
Era un aviso de alerta para que cuidaran mucho el uso que iban a hacer de aquella nueva tecnología, vista por la dictadura como un peligro.
Los catalanes y los barceloneses, su punta de lanza, siempre se han visto seducidos por el extranjero y la modernidad. De ahí que no pasara inadvertido el interés creciente en Europa por la atractiva novedad de la radio.

Barcelona se perfiló como la sede acogedora de tal aventura. En 1923 un grupo de empresarios fundaba la revista Radiosola.
En 1924 una serie de empresas creaban la Asociación Nacional de Radiotelefonía para atraer gentes de negocios y comerciantes que fomentaran la radiofonía.
Nace EAJ 1, que instala bajo la cúpula del hotel Colón el primer estudio, con muy visibles antenas en el terrado.
El 14 de noviembre de 1924 se difunde el primer mensaje, a cargo del alcalde barón de Viver. Al año siguiente, la emisora se traslada a Caspe, 12, y poco después a un permanente 6.
Era un estímulo indudable que el número de receptores y de radioyentes se multiplicara de forma espectacular.
Fue significativo que Ràdio Barcelona brindara su apoyo técnico para que la proclamación de la República hecha por Macià desde el balcón de la plaza Sant Jaume pudiera ser retransmitida a toda España.
Era lógico que unos meses más tarde fuera inaugurada la primera exposición. El lugar aportaba una carga simbólica no solo por su centralidad: la entrada del subterráneo de la plaza Catalunya estaba frente al hotel Colón.
El periodismo entraba en una fase innovadora que lejos de perjudicar a la prensa escrita proporcionaba una fascinante y ávida rapidez informativa.

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