La edad media de los oyentes de radio en España es de 51,7 años

Oyentes de radio

Ya lo sospechábamos, pero ahora este artículo de marketingdirecto.com pone un ladrillo más en el muro que separa a la audiencia joven de la radio, especialmente la convencional, que hacemos a día de hoy.



Poco a poco, el reinado radiofónico cedió su trono a la televisión, ese fenómeno de masas cuyo poder audiovisual conquistó a la mayoría de espectadores y que, a día de hoy, lo sigue haciendo, en cualquier formato.
De hecho, la televisión ha ido, poco a poco, reinventándose, sobre todo ante la llegada del mundo digital que, con YouTube, Netflix, HBO y demás plataformas que han supuesto una amenaza para las tradicionales cadenas.
Aunque los intentos son todavía escasos y poco fructíferos, el medio televisivo no parece dispuesto a dejarse ganar la batalla. Al menos, no sin primero librarla.

Muy distinto es el caso de la radio, cuya pasividad ante la irrupción de nuevos servicios digitales a la carta, le costará la tumba. Y la agonía ya comienza a palparse en los datos de audiencia, no tanto en términos cuantitativos, como en cualitativos.
Si nos guiásemos por los 24.562.000 oyentes que según la primera ola de 2018 del EGM, acumula la radio española de lunes a viernes, podríamos afirmar que no hay motivo para preocuparse por la debacle del medio.
Sin embargo, cuando se trata de perfilar la audiencia, el bofetón es con mano abierta. La media de edad de los oyentes de las emisoras de nuestro país se sitúa en los 51,7 años, una cifra que, sin duda, debería suscitar algunas reflexiones y muchas preocupaciones al sector.
Pero en un país en el que el riesgo no es una opción y en el que la reactividad es una tendencia mucho más enraizada que la proactividad, son pocos los que comienzan a levantar la voz alertando de la delicada situación del medio.

Gorka Zumeta, en su lucha incansable por reinventar, actualizar y hacer pervivir a la radio, explica a través de su blog, las razones por las que, de seguir en esta línea, el medio no sobrevivirá a las próximas décadas.
“El negocio que representa la radio, y que la mantiene viva, ha hecho que el ciclo -positivo- continuara, y se reforzara, porque el poder adquisitivo de una persona de 50 años es mayor que el de un treintañero, muy atractivo para el mercado”, cuenta Zumeta.
Junto a ello, la fidelidad de los oyentes radiofónicos, ha producido un efecto somnífero en las grandes emisoras que siguen, afirma Zumeta, funcionando con las mismas estructuras, tiempos y en ocasiones voces desde hace 30 años.
Pero el peligro acecha ante el envejecimiento progresivo de la población y la escasa renovación de oyentes. Solo el 16% de los jóvenes de entre 14 y 24 años escucha la radio musical que prefieren escapar de los anuncios, la repetición de canciones y la escasa variedad para sumergirse en un mundo infinito de géneros, artistas y álbumes a la carta sin restricciones de tiempo y, sobre todo, sin publicidad. Unos usuarios que, por cierto, son los consumidores del (no tan lejano) futuro.
“Con el envejecimiento encima, la radio dejará de ser un medio atractivo, comercialmente hablando, para invertir en publicidad. Y entonces, comenzará su auténtico camino en el desierto”, explica Zumeta.
El ciclo vegetativo seguirá su curso aminorando cada vez más los oyentes de radio en nuestro país y, con ellos, los recursos económicos que sustentan el medio. Una decadencia fácilmente evitable gracias al mundo digital que abre nuevas y enormes oportunidades para convertir de nuevo la escucha activa en un hábito atractivo, también para los más jóvenes que, por cierto, no es que no quieran escuchar, pero, de momento, no les interesa lo que les tienen que contar.
Cambiar no es fácil, pero no hacerlo es una sentencia de muerte. La radio española aún está a tiempo de verle las orejas al lobo antes de meterse, ella sola, en su boca.

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