Jordi Finazzi Pallarés

La radio ha sido el medio de comunicación que más transformaciones ha experimentado en sus primeros cien años de historia, pero también la que mejor se ha sabido adaptar a los cambios. Cien años de historia que el Estado Español empezaron en Catalunya con la creación en 1924 de EAJ-1 Ràdio Barcelona. Una emisora que se ha mantenido vivísima todos estos años, a pesar de las guerras, los trastornos sociales y políticos y los muchos cambios de régimen.

En 2024 la radio llegará a su primer siglo de vida y se convertirá en un gran momento para rendir homenaje a todos los oyentes y profesionales que durante todos estos años la han mantenido viva y la han hecho crecer. La radio se ha convertido en una fuente inagotable de información, de entretenimiento y de compañía, que según el EGM de octubre 2022 diariamente le escuchan en Catalunya 3,9 millones de catalanes.

La radio adoptó el nombre de las ondas radioeléctricas y todavía la llamamos así porque mantiene su tradicional programación diaria de gran calidad, a pesar de estar inmersa en el cambio más revolucionario desde su nacimiento: su crecimiento a través de Internet y el consumo a la carta.
Antes de que ocurriera lo que se conoce como la revolución del audio, las radios ya se habían convertido en grandes empresas de comunicación, a base de hacer evolucionar sus sistemas de producción, sus formatos de comercialización y la tecnología utilizada para la generación y transmisión de los contenidos.

A pesar de todos estos cambios la principal fuente de oyentes sigue procediendo del espectro radioeléctrico, es decir, de la FM. Ciertamente desde hace unos años se está produciendo un importante trasvase de oyentes que escuchan radio en directo por Internet a través de un abanico muy diverso de dispositivos y aplicaciones que hace unos años era imposible imaginar.

Durante décadas la radio se ha enfrentado a las amenazas que intentaban arrinconarla. Empezando por la televisión, pero también lo han probado fabricantes de teléfonos móviles y los de coches, los creadores de software y algunos gobiernos. Hubo un momento en que parecía que la radio dejaría de escucharse en los coches y en las casas, entre otras cosas porque desde hace años los legendarios transistores de radio FM y OM no son los dispositivos que esperamos como regalo de Navidad. Pero siempre que aparece una amenaza, la radio la convierte en una oportunidad, como cuando irrumpió el car play y los altavoces inteligentes o la explosión del podcast, convertido por inclinación natural en su gran aliado. Todo ello devuelve la radio a la casilla de salida, con nuevos códigos de funcionamiento como medio y como empresa, pero con la ilusión de encarar una nueva fase sin desnaturalizar la esencia de sus orígenes.

Los nuevos códigos nos obligan a reflexionar sobre el negocio, porque las empresas tradicionales de radio se han visto obligadas a idear nuevas formas de producir contenidos para hacer frente a una demanda mucho más diversa y atomizada. También han tenido que agudizar la creatividad para conseguir nuevos ingresos que financien y permitan sostener este cambio exigido por el mercado.
Palabras como redimensionamiento, reestructuración, cambio de perímetro, eficiencia o menos es más, son conceptos que hemos tenido que asumir y gestionar desde las empresas de radio. Afortunadamente lo hemos podido hacer desde de la defensa del oficio y siendo garantes del legado y también de la credibilidad que se nos pide.

Siempre hemos dividido las emisoras de radio entre las convencionales (o generalistas) y las temáticas (principalmente musicales). Cabe decir que el camino de las dos ha ido siempre en paralelo. No se podía entender un negocio sin su coexistencia. Durante años se repetía que la radio musical daba el dinero -el margen empresarial- y la convencional la influencia.

En la actualidad la radio informativa y de entretenimiento parece tener un futuro más prometedor que una radio musical más condicionada por unas plataformas de consumo a la carta que permiten al consumidor elegir la música que escucha cuando quiere y las veces que lo desee. Además, mientras que la radio convencional es propietaria de sus programas y sus informativos, la radio musical depende de contenidos de otra industria.

Pero, sin embargo, la radio musical sigue teniendo mucho futuro. Éste pasa por dar mayor valor añadido a los DJ y por convertir la radio musical en un show permanente que programe música muy bien seleccionada combinada con entretenimiento de mucha calidad. Y esto sólo se consigue poniendo grandes comunicadores frente al micrófono. Si además se convierte en el punto de encuentro entre oyentes y artistas, mediante los eventos, la radio seguirá siendo el gran referente y prescriptora indispensable de este universo musical.

Cien años de cambios constantes en la radio, acelerados de forma vertiginosa en los últimos tiempos, hasta el punto de que ahora, cuando tenemos una noticia o un contenido de entretenimiento, ya no podemos permitirnos pensar únicamente en abrir el micrófono y ‘disparar’. Ya no es suficiente con esperar a que alguien te escuche en la radio porque hoy en día darte a conocer no depende únicamente de disponer de una frecuencia en el dial de la FM. Hoy tenemos que pensar en multidistribuir y este trabajo debemos hacerlo como si nos fuera la vida.
El público que nos conoce y sobre todo el que no nos conoce nos debe poder encontrar sin esperárselo entre la tupida jungla digital. No es suficiente con que pongan en marcha la radio y nos pongan, que también. Nuestro trabajo estará bien hecho si los potenciales oyentes nos encuentran en sus hábitos diarios de consumo, con sus smartphones, tabletas, ordenadores, altavoces inteligentes y todo aquello inimaginable que debe venir. Aparte de mantener una gran red de FM con la mejor cobertura, como hasta ahora, para sobrevivir es indispensable un trabajo de posicionamiento en las redes y en los canales digitales, con formatos adaptados a cada canal y explorar y consolidar formas de monetizar esta nueva comunidad de oyentes y potenciales seguidores.
¿Qué trabajo todo esto, no? Pues éste es el reto y ésta la ilusión que debe movernos al menos cien años más.

Jordi Finazzi Pallarés
Director Ràdio Barcelona y SER Catalunya