Juan Ramón Lucas (Onda Cero): «No nos merecemos políticos tan malos»

Juan Ramón Lucas

Diario de Navarra publica que el periodista publica ‘Agua de Luna’: «Me metería en el barro hasta el cuello por salvar a una hija mía del terrorismo islamista».
Cada vez que Juan Ramón Lucas escribe una novela lo hace porque necesita contestarse una pregunta. La última tiene que ver con el fanatismo religioso. «¿Qué hace que una chica de vida relativamente cómoda, con sus frustraciones y necesidades afectivas, pero vida cómoda al fin, renuncie a todo para irse a un universo que es cruel, sacrificado y va a cambiarle la vida por completo?», se interroga. Su respuesta es ‘Agua de Luna’, un libro donde relata el descenso a los infiernos de Greta, joven aspirante a actriz que termina captada por las redes del terrorismo islamista. «No he conocido a ninguna chica en esas circunstancias, pero sí he hablado con familiares y personas cercanas», explica el periodista, actual director y presentador de ‘La Brújula’ en Onda Cero.



El mundo de Greta se derrumba. Y en algún momento Lucas ha pensado en sus propias hijas… «Pero ellas no me han inspirado la novela, para que una joven caiga en esto debe tener alguna carencia». El periodista sí admite que hay algo de él en el personaje de Julio Noriega, el padre de la protagonista. En la novela Julio es uno de los actores más atractivos de España. «En eso no nos parecemos -ironiza-. Tampoco en lo de su infancia marcada por un padre alcohólico. Lo único que tiene de mí es lo que sufre por su hija. Ahí sí. Julio Noriega soy yo como padre. Yo me metería en el barro hasta el cuello por salvar a una hija mía, sin duda».

El periodista es padre de la poeta y actriz Ana Lucas («escribe mucho mejor que yo»), de Juan, que estudia Comunicación y quiere hacer cine, y de Mercedes, la menor y la que le ha inspirado el rostro de Greta.

«Tiene un lunar que siempre me ha fascinado, y ahora lo he convertido en un hecho literario». Divorciado de la madre de sus hijos y unido desde hace más de quince años a la exmodelo Sandra Ibarra, con quien comparte una conocida fundación de lucha contra el cáncer, Lucas reconoce que la paternidad «es una gestión complicada» y traslada a su novela su preocupación por «el mundo que les vamos a dejar, con el ciberterrorismo, la ciberexplotación y todo lo que puede venir por la red».

A él le tocó vivir una infancia entre dos mundos. Nació hace 62 años en Madrid, pero solo tenía siete meses cuando sus padres se mudaron a Boquerizo, un pueblo de Asturias. «Pasé mis primeros años entre la zona minera de Mieres y los largos veranos en el Oriente asturiano. Y luego me llevaron a Madrid, donde tuve una adolescencia de chico de barrio normal, no tengo ninguna queja». Inquieto por naturaleza, a los siete años escribió su primer cuento. Lo tituló ‘La historia de Manolito’.

«Y hasta hice yo el dibujo y todo», ríe al recordarlo. Luego estuvo a punto de hacer veterinaria, de convertirse en militar, incluso ingresó en un seminario. «Pero al final lo que me ha tirado es contar. Contar en la prensa, en la radio o en la tele. Y ahora, en esta fase de mi vida, en los libros. Para alguien como yo, que trabaja con la realidad, escribir ficción es tremendamente liberador».

Lucas dedica la novela a sus tres hijos, y también a Sandra porque, como él dice, «abrió generosa su vida a Greta, y eso era imprescindible».

Ibarra ha reconocido más de una vez que cuando su chico escribe, ella tiene que convivir con sus personajes hasta en la cama… «Si te dedicas a esto -tercia Lucas-, y tienes una pareja que no entiende lo que haces o te pide lo que sabe que no puedes darle porque estás en proceso de creación, vas a sufrir mucho. Sandra se ha comido muchas cosas porque el ocio y el tiempo libre, sobre todo en la fase final de la novela, yo se lo dedicaba a Greta».

Por el Atlético… «lo que sea» En su libro el periodista se pregunta: «¿A qué serías capaz de renunciar por amor, por una fe, por un país?». Él lo tiene claro. Por amor, salvo a sus principios, dice estar dispuesto a renunciar a todo.

Por un país, no está muy seguro de reunir el valor suficiente como para sacrificar lo que él llama «una vida cómoda». Y en cuanto a la fe…

«Hombre, yo por el Atlético de Madrid, lo que sea», comenta riendo. Porque no se considera religioso. «Me siento cercano al budismo y la filosofía zen, pero no como fe religiosa sino como forma de entender la vida y la relación con los demás».

Enfadado con los políticos, «no nos merecíamos líderes tan malos en una pandemia», pero encantado de haber recibido la primera dosis de AstraZeneca, Lucas dedica el poco tiempo que le queda libre a los caballos.

Incluso quedó tercero en su categoría en la modalidad de raid, una prueba de resistencia. Sigue soñando con retirarse en Asturias. «Ahí tenemos la casa, el territorio, el lugar… Pero no sé cuándo será -advierte-, porque todavía me queda fuelle».

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