Juan Luis Cano publica ‘Yo fui santa’, la ‘fake news’ de una aparición mariana: «Quería contar hasta dónde puede llegar una mentira»

Juan Luis Cano

Ana García Quesada le ha entrevistado para niusdiario.es: Juan Luis Cano es la mitad de Gomaespuma, el famoso programa de radio en el que junto a Guillermo Fesser hizo reír a varias generaciones de nuestro país desde los años ochenta hasta 2007. Periodista por formación y vocación confiesa a NIUS que la esencia de la vida la encuentra en las historias. «Siempre me ha gustado contarlas y, en muchos casos, inventármelas».



Y eso es lo que ha vuelto a hacer en su última novela, Yo fui santa (editorial MenosCuarto), trasladarnos a un universo ficticio de apariciones marianas donde muestra cómo un fraude puede convertir a una niña en protagonista y víctima de hechos surrealistas.

Para enfrentarse a este nuevo relato Cano se ha puesto más serio de lo habitual. «El lenguaje que utilizo no es humorístico porque sentía que necesitaba otro tipo de narrativa», explica. Pero la ironía y el humor negro terminan colándose inevitablemente en sus páginas. «Me sale sin querer porque el humor es algo que llevo pegado a mi ser», reconoce.

Aunque la historia sucede en los años 70, en pleno siglo XX, lo que narra es de lo más actual y recuerda a episodios no tan lejanos que de vez en cuando copan las portadas de los medios informativos.

P. ¿Qué era lo que querías contar en la novela?
R. Cómo un bulo, una mentira, puede llegar a hacerse algo muy grande si el relato está bien construido y la gente está dispuesta a creérselo.

P. Es de lo más actual, parece que en vez de apariciones marianas estés hablando de ‘fake news’
R. Las ‘fake news’ o noticias falsas -que a mí me gusta utilizar el término en castellano porque nuestra lengua tiene una riqueza brutal- son algo que ha existido desde que el hombre empezó a comunicarse, desde que empezamos a hablar los unos con los otros. Lo que pasa es que ahora hay algo que antes no existía, que es la tecnología y las redes sociales, que han hecho de acelerador increíble. Pero las noticias falsas y las mentiras y los bulos existen desde que existe el hombre.

P. ¿Somos fáciles de engañar?
R. Más bien nos falta información. Saber si algo es verdad o mentira exige un esfuerzo y un conocimiento previo. Entonces cuanto más desinformada está la gente, más fácil es hacer que crean cosas que no son verdad y cuanto más simple es el mensaje, más fácil que se transmita, que se corra a gran velocidad y que se acabe creyendo.
Cuando tú te quedas en la superficie, en el mensaje simple, y no te informas más, cuando no intentas rascar un poquito más en el relato que te están contando, evidentemente te lo crees. Y ese es el gravísimo problema y el peligro mayor que tenemos ahora mismo con la inteligencia artificial.

P. ¿Te da miedo la IA?
R. Sí, me da bastante miedo, pero no por el tema de que vayan a desaparecer profesiones, porque eso ha sucedido antes durante toda la historia de la humanidad a medida que la sociedad ha ido avanzando. El problema y el peligro que veo y lo que me da miedo es precisamente eso de lo que estamos hablando, cómo relatos falsos, cómo esos sesgos, van a ser utilizados de una manera absolutamente despiadada por quienes quieren el poder a costa de lo que sea. Ese el verdadero miedo que me da. El que domina el relato, domina todo.

P. ¿Por qué has elegido como gran mentira una aparición mariana?
R. Porque siempre me ha llamado mucho la atención el fenómeno religioso de las apariciones. Bueno, el fenómeno religioso en general, pero las apariciones en particular porque llevan asociada una carga sociológica muy grande y muy interesante. Para el libro me he documentado muchísimo. Me las he estudiado todas, Garabandal, El Escorial, Medjugorje, Fátima, Lourdes, el Palmar de Troya…

P. ¿Qué has encontrado en común?
R. Pues mira, en común que todas, absolutamente todas, siguen el mismo proceso. Primero aparece el visionario. Después la Iglesia niega. A continuación entra en juego un mecenas, le sigue alguien de lo que en la religión católica se llama el ambiente, es decir, un cura que básicamente hace de guía espiritual de la visionaria o el visionario. Y cuando eso crece y se convierte en lugar de peregrinación, la iglesia acepta.

P. Las que comentas son apariciones del siglo pasado ¿Crees que en estos momentos si surgiera una nueva aparición mariana tendría eco?
R. Por supuesto. Hay fenómenos de este tipo vigentes totalmente como el de Medjugorje y como El Escorial. Y la gente sigue yendo a Lourdes y sigue yendo a Fátima. Y hay incluso políticos que hacen campaña en Covadonga, o sea que está absolutamente vigente.

P. ¿Por qué crees que aún cala en determinados sectores de la población?
R. Bueno, la religión es algo a lo que aferrarse. Cuando la gente tiene carencias, vitales o económicas, pues les aporta un punto de sujeción, les da esperanza. No hay más que ver en qué sitios la religión hoy en día está más fuerte, hablo de las religiones en general, no de la religión católica, y donde tienen mayor fuerza sigue siendo en los países más pobres, en donde la gente está más desesperada. Y ahora mismo vas a cualquier convento en España y de las pocas monjas que quedan, la mayoría provienen de países muy pobres.

P. En tu novela la historia transcurre en un entorno marcado por la escasez también
R. Sí y por la desesperanza, por la dureza de la vida, que te hace agarrarte a algo que ilumina tu futuro o incluso tu presente.

P. ¿Dónde sitúas la acción?
R. Está ambientado en un indeterminado pueblo minero de la cuenca del Sil, en la provincia leonesa, durante los años en los que el carbón era un reclamo y la mina era el medio de vida de muchas personas. La familia de la niña protagonista está marcada por la falta de recursos y en su caso, además, por la falta de cariño. Todo cambia cuando una vecina dice haber visto una luz milagrosa en el lugar donde la pequeña guarda sus tesoros infantiles. Luego la historia se complica a medida que otros personajes, entre ellos el cura del pueblo o su propia madre, van entrando a formar parte de un enorme fraude del que resulta difícil escapar.
Me trasladé a aquella zona durante un tiempo para documentarme a fondo sobre la época de la minería en esas tierras. Me enamoré de lo que me contaron y del entorno. Me quedé alucinado de la belleza de esa parte de León, con esos bosques de castaños impresionantes, pueblos como Villablino, Toreno… ha sido una experiencia muy bonita y enriquecedora.

P. ¿Hasta dónde puede llegar una mentira?
R. Hasta donde la gente esté dispuesta a creer y hasta donde dé de sí la manera en que se disponga el relato.

P. Acaba de publicarse, pero Yo fui Santa ya te ha dado muchas alegrías
R. Sí, el hecho de presentar el libro al Premio Ateneo-Ciudad de Valladolid y haber llegado a finalista es un chute de ilusión tremendo, porque es el segundo premio más antiguo de España y a él se presenta no solo gente de aquí, también de Hispanoamérica. Haber llegado a la final lo vivo ya como un premio. Y además con un jurado tan prestigioso, porque estaba formado por los escritores Gustavo Martín Garzo, Care Santos, Manuel Vilas… no puedo estar más agradecido.

P. Ya has podido firmar en la Feria del Libro de Madrid. ¿Qué ‘feedback’ has recibido de la gente?
R. Firmé mucho y la verdad es que sentí el cariño de la gente a tope. El libro acaba de salir pero las opiniones de quienes ya lo han leído son muy positivas. Muchos se acercaban también para agradecerme la compañía que les hice durante años con Gomaespuma, el cariño de la gente es precioso.

P. Me imagino que formar parte de algo como Gomaespuma, que trasciende, marca de forma definitiva…
R. Claro. Gomaespuma quizá empezara siendo un programa de radio, pero al final se convirtió en una manera de interpretar la vida, en una manera de ser y de ver el mundo. Y yo creo que la gente que nos oía así lo entendía, porque no sólo nos escuchaban porque se lo pasaban bien, sino porque se identificaban con nuestra manera de entender la realidad. Y yo creo que eso nos ha hecho tener una intimidad con nuestra audiencia muy significativa que nos ha marcado mucho a nosotros y a ellos también. Hay gente que sigue hablando con términos gomaespumeros todavía (ríe).
De hecho, aunque el programa acabó, seguimos con la Fundación Gomaespuma, y con ella ponemos en marcha muchos proyectos, sobre todo de ayuda en temas de educación a los niños. Es una manera de ver la vida poniéndole una sonrisa.

P. ¿Qué es el humor para ti?
R. Es como te digo una forma de ver y afrontar la vida y en mi caso va muy unido al optimismo. Reírme me ha ayudado siempre a salir adelante, a vivir más feliz. Es algo casi egoísta, porque cuando te ríes se crea un ambiente estupendo a tu alrededor, y ¿a quién no le gusta estar el mayor tiempo posible en un ambiente afable?
También, el haber dedicado mi vida a que la gente, entre otras cosas, se lo pase bien, es algo de lo que me siento muy orgulloso.

P. ¿Con qué te quedas, con la radio que tantas alegrías te dio o con la literatura?
R. Es que no son excluyentes. No sé con qué me quedaría… quizá con la radio, pero también porque la radio ha sido un poco la casa madre de la que ha salido todo lo demás. Ha sido el sitio donde yo me he desarrollado como profesional y como persona también. Entonces, a partir de esa casa madre ha surgido la posibilidad de hacer otras muchas cosas, entre ellas escribir.

P. ¿Cómo te gustaría que la gente se enfrentara a tu nueva novela?
R. Con la mente absolutamente abierta y esperando a ver qué le ofrece. Sin ninguna idea preconcebida. Es diferente a todas las que he escrito antes. Lo único que me gustaría es que supieran que yo escribo con total honestidad. Escribo lo que quiero sin ningún tipo de influencia, como por ejemplo las modas.
Yo sé que ahora mismo lo que triunfa, lo que todo el mundo escribe y compra, son los thriller, las novelas negras o de suspense, pero yo paso de escribir una novela negra, aunque sé que la vendería mucho mejor. O un libro con humor, que es lo que a la gente le pega que yo escriba, y que seguro volveré a hacer, pero en este momento necesitaba contar una historia que la gente disfrutara pero que también le hiciera reflexionar. Y la honestidad es algo esencial, para escribir y para vivir.

76687