Josep Cuní (RNE): «Dar sermones es algo que lamentablemente domina la radio de este país»

Josep Cuní

25.01.2025.- Roberto Becares le ha entrevistado para epe.es
Tras sus dos años al frente del informativo ‘24 Horas’ de RNE, donde fue ganando oyentes progresivamente, Josep Cuní ha vuelto al horario radiofónico con el que fue líder de audiencia en Cataluña durante años, las mañanas. Con seis premios Ondas a sus espaldas, Cuní conoce a la perfección el oficio, lo que le gusta al oyente, al espectador, y en su primer EGM ha subido un 15% con respecto a la anterior ola de ‘Las Mañanas de RNE’, con 96.000 nuevos fieles.

Cadena SER, Catalunya Ràdio, Radio Barcelona (Cadena SER), COM Radio, Ona Catalana, TV3, 8TV… allá donde ha ido ha llevado a su programa a las cotas más altas. La aventura nacional le ha llegado en el último tramo de su carrera, pero seguramente en el mejor. Transmite al programa, que presenta con Mamen Asencio, dinamismo, nervio, y agilidad, y su impronta se nota desde el primer día.

  • Lo primero de todo enhorabuena. Como le pasó con el ’24 horas’, esto es un poco ‘vini, vidi, vici’
  • Bueno, sí, también popularmente se llama llegar y besar al santo, ¿no?
    Siempre que uno empieza un programa y, con espacios nuevos e ilusión, supongo que reconforta recibir esa gratificación
    Reconforta y libera, porque un primer EGM en una nueva etapa, en un nuevo ciclo, siempre es un doble reto. Primero porque la radio sigue siendo un medio de comunicación de lenta penetración y conservador y los datos o los cambios no siempre son de entrada bien evaluados o bien recibidos, pero, bueno, sucede en este caso. Mi experiencia tradicionalmente rompe con esa tendencia, pero que sea la excepción no supone que no exista una regla, ¿no? Y en este caso tanto en el ’24 horas ‘hace dos temporadas como en ‘Las Mañanas’ ahora, pues el buen trabajo de la redacción y del equipo han dado su resultado y nos ha sonreído la audiencia, cosa que aprovecho para agradecérselo a todos, a la redacción, al equipo y por supuesto a los oyentes.
  • ¿Cómo ha hecho esa transición? No ha debido ser fácil porque, claro, estaba acostumbrado a acostarse a las dos de la mañana y ahora casi se despierta un poco más tarde
  • El cambio fue dejar de acostarme a las dos para levantarme a las tres, o sea, que solo una hora de diferencia. Este es el gag que acuñé hace unos meses. Porque, además, es cierto, yo acababa a las 12, llegaba a mi casa a la una y me acostaba a las dos. Ahora el despertador me suena a las tres, pero bueno, mis biorritmos, tanto por una cuestión propia como también por la larga experiencia profesional de programas matinales en radio y en televisión, se ajustan más a un programa matinal que a un programa nocturno, o al trabajo de madrugada-mañana que al trabajo de tarde-noche. Uno es un profesional y baila al ritmo que le marcan y ahora toca madrugar otra vez, pues madrugo otra vez, bien es cierto que las tres de la madrugada es una hora que si no la vives no existe porque generalmente la duermes. Entonces, bueno, es una hora, no diré que difícil, es una hora curiosa.
  • Vuelve a su hábitat natural, que es donde ha sido líder muchas veces en la radio catalana, ¿Se siente usted más cómodo en este horario? ¿le gusta más? Igual la tarde noche es más de reflexión, ¿no?
  • No, porque también me gusta la reflexión, o sea, no es una cuestión de formato. Es una cuestión seguramente de biorritmos, pero al final uno ya no sabe si es por lo que ha estado haciendo o hace por lo que realmente es, ¿no? Esa dualidad que se establece. Después de tantos años de profesión, pues ya no sé si el periodismo que yo hago o el formato que intento defender con la mayor honestidad posible, que es lo único que le pido ya a este trabajo, que realmente nos permita mantener la honestidad, es por una razón de esencia propia o por una acumulación de antigüedad y experiencia.
  • ¿Qué busca el oyente a estas horas? Porque a usted le gusta mucho dinamizar el programa, la tertulia, que vibre
  • La radio matinal tradicionalmente se ha caracterizado por vivir al ritmo de un comportamiento del oyente muy esquemático. Por supuesto que hay oyentes que te escuchan tranquilamente, que no tienen ninguna prisa, pero a esa hora son los menos. La mayoría es un oyente que va pendiente del reloj y que escucha la radio mientras se afeita, se ducha, prepara el desayuno, desayuna o se va a tomar el café al bar debajo de casa o corre porque se le escapa el autobús, el metro, o va en coche. Es un oyente en movimiento mayoritariamente, el movimiento que exige esa hora a la gran mayoría les exige también un movimiento/comportamiento muy ágil, porque tenemos tendencia en este país a apurar los minutos de cama tanto como podemos […] En fin, todo eso marca un comportamiento sociológico que se entendió hace ya algunos años que la radio debía reflejar, entre otras cosas porque hay un promedio de tiempo de consumo de radio matinal que tiene que ver con los hábitos de cada uno. O sea, no es eso de me levanto, pongo la radio y voy tranquilamente escuchando mientras voy haciendo las cosas a un ritmo pausado. Eso sería por la tarde-noche, no por la mañana, mayoritariamente, aunque hay excepciones, claro.
  • Hablaba antes de que le pide a esta profesión honestidad; ha creado usted, de hecho, una sección para desmentir bulos. En esta época de las ‘fake news’, de la corrala de Twitter, ¿Cómo hacer prevalecer la verdad?
  • Desde mi punto de vista no es tanto buscar la verdad cómo imprimir veracidad en la información, porque verdades hay muchas. Dos que negocian un acuerdo cada uno lo ve de una manera, cada uno tiene su verdad y son verdades, ¿no? La veracidad es un concepto que me parece mucho más ajustado al periodismo desde siempre, pero más en este momento; al final lo que debe hacer el periodismo no es nada distinto a lo que ha hecho siempre o no debería de haber dejado de hacer siempre de entrada, que es contrastar la información y si con dos fuentes te parece poco, pues busca una tercera o incluso una cuarta. Entonces te acercas ya a la veracidad de la noticia en cuestión, unos dicen una cosa, otros dicen otra. Vamos a buscar cuál es el elemento que puede ayudar al oyente porque en este caso y yo le estoy hablando al oyente, yo le estoy transmitiendo lo que a mí me llega como mensajero, como mediador, como intermediario, llámale como quieras, a un ciudadano que va a recibir esa información y que va a ser quien la va a consumir y, consumiéndola, la asimilará y se conformará su propia opinión, la que sea. Y entiendo que nuestro papel, el mío concretamente, es dar el máximo número de elementos posibles para que esta información se conforme de manera lo suficientemente libre de condiciones y de ataduras. Yo dije el primer día que venía a contar la actualidad, no a hacer sermones, ni mucho menos a impartir doctrinas, que es algo que lamentablemente domina la radio desde hace mucho tiempo no solo en este país, sino en otros muchos ¿no? Muy especialmente desde que, como todo, en los Estados Unidos entraran los radiopredicadores, que no tenían nada que ver con los telepredicadores, que eso sí que impartían una doctrina puramente religiosa que la derivaban luego en otras cosas. Los radiopredicadores eran predicadores de posiciones políticas curiosamente siempre radicales, desde posiciones conservadoras, y eso, pues bueno, porque somos permeables y porque el mundo se ha globalizado, lo hemos ido importando. Ahora nadie quiere admitir que predica pero de alguna manera todos predicamos.
  • Como periodista puedes buscar la veracidad, pero de alguna manera todo el mundo tiene una opinión, ¿no?
  • Sí, lo que pasa es que yo creo que uno de los elementos que durante mucho tiempo ha perjudicado al periodismo ha sido hacer creer que buscábamos la objetividad y no podemos juzgar aquello que no existe, la objetividad no existe. Cualquiera puede demostrar que depende dónde pone la coma en un redactado, y sobre todo si luego ese texto va a ser leído en voz alta, depende del énfasis que le dé a esa coma, la pausa que haga con esa coma, la intencionalidad va a sonar en un sentido o en otro. Nada es neutro en esta vida y tampoco las intenciones y mucho menos el inconsciente.
  • Volviendo al programa, le ha dado también mucha importancia a la ciencia. Tiene su espacio propio, ¿por qué?
  • Primero, porque demuestra que se sigue avanzando en el conocimiento y hay que ayudar a divulgar la ampliación de conocimiento. Porque es el conocimiento el que también contribuirá, y mucho, a hacernos más libres, a sentirnos más libres y, porque en definitiva estamos en la mano de la ciencia para todo lo que nos pueda acontecer. No solo para la tecnología que a partir de la ciencia se desarrolle, sino para las posibles terapias a los problemas de salud que la ciencia sigue buscando e investigando para cuando los suframos o los padezcamos. En definitiva, porque la ciencia lo es todo […] Que a mí personalmente me interese eso es secundario, o sea, yo no hago la radio ni el periodismo acerca de lo que a mí me interesa porque si hiciera un programa acerca de lo que a mí me interesa me lo programarían a las tres de la madrugada del domingo al lunes.
    Si hiciera un programa acerca de lo que a mí me interesa me lo programarían a las tres de la madrugada del domingo al lunes
  • ¿De que iría?
  • No lo sé, concretamente, o sea, mis intereses personales son unos, pero van cambiando, pero son los que me sirven ahí de contrapeso a esa dinámica, absolutamente devoradora, de la actualidad inmediata, que es justo a lo que me dedico desde hace más de 50 años. Entonces supongo que como contrapeso busco para mí, en mis momentos de tranquilidad, de lectura y de relax, interesarme por una serie de cosas que a mí me ilustran, o sea, leo unos libros que a mí me interesan, que yo quiero leer y que no son los libros acerca de los que voy a entrevistar. Son libros que se van apelotonando en mi mesilla de noche y que me los guardo todos para vacaciones, que luego tampoco me dan las vacaciones como para leer tanto. Son libros como biografías, de personajes históricos. Mucha historia, porque creo que hay que aprender de la historia, y no sé, los libros que tampoco merecen mucha atención en la divulgación periodística.
  • Habla usted de divulgación y de información, pero también le ha dado su espacio al oyente porque de hecho ha montado lo de ‘la pregunta del día’, que además es un éxito
  • Es un éxito, sobre todo, y eso me parece muy interesante, por el nivel de reflexión de los oyentes.Y eso demuestra que la radio sigue siendo un medio cercano, de proximidad, que vive de la interacción entre lo que tú cuentas y el efecto que produce en quién te escucha lo que cuentas como para que te lo devuelva a partir de su reflexión.
  • Una conversación de tú a tú, vamos
  • Es eso, es que cuando tú hablas a través de la radio, le hablas al oyente y cuando le hablas al oyente, siempre le hablas al individuo, a una individualidad. Luego el efecto es que son cientos de miles, pero para llegarle, para comunicar, no puedes enfrentarte a una inmensidad de personas. Debes hablarle a una, debes buscar en tu imaginación a quién te diriges, a un familiar, a un amigo, o sea, debes simplificar. Debes buscar la individualidad y bien expuesta tu noticia a esa individualidad se convierte en el gran altavoz que llega a todas las otras individualidades
  • Esto me sirve para preguntarle algo que ha mencionado en alguna entrevista, el público a quién se dirige. No es lo mismo comunicar solo en Catalunya que en toda España, ¿ha tenido que cambiar algo? Porque, como ha dicho alguna vez, el contexto cambia
  • Sí, claro, el contexto cambia, pero cambia muy especialmente acerca de las noticias que tengan más que ver con el arraigo en una zona que en otra.
    A mí saltar al ámbito nacional me ha llegado tarde, me ha llegado en el tiempo de propina de mi trayectoria profesional
  • La predominancia de noticias local, ¿no?
  • Efectivamente, entonces, eso desde Radio Nacional de España está también muy repartido. Hay oyentes que dicen que hay un peso excesivo de las noticias, por ejemplo, de la política catalana o de Cataluña, pero eso tiene una razón, y es que hay dos partidos, concretamente de los independentistas catalanes, que son apoyo y sustento del Gobierno, con lo cual exigen también sus contrapartidas y hacen sus negociaciones y están en el foco, ¿no? Pero a la pregunta concreta que me hacías, en la medida que tú piensas en un oyente estereotipo, para entendernos, estándar, eso no tiene por qué quedar condicionado por la situación geográfica, por la ubicación desde dónde te escuchen. Porque estás hablando de noticias de actualidad que en este caso concreto de Radio Nacional de España entiendes que son igual de importantes para un oyente de Cantabria que para otro de Tenerife, para uno de Girona que para otro de Huelva. Si entiendes este concepto no hay frontera y no hay limitación.
    Yo no me he planteado nunca trabajar para triunfar. Soy de los afortunados que trabajo en lo que siempre quise trabajar
  • Dijo en alguna entrevista antes de llegar a Radio Nacional que era atractivo afrontar este reto en el final de su carrera, empezar algo nuevo, ¿también hay algo de tratar de hacer un buen trabajo, de triunfar, en el ámbito nacional tras hacerlo en el catalán?
  • Yo no me he planteado nunca, en mi trayectoria profesional, trabajar para triunfar. Soy de los afortunados que trabajo en lo que siempre quise trabajar. Me han pagado bien. Me lo he pasado bien y lo sigo disfrutando, entonces me considero muy afortunado porque creo que esto sería un porcentaje, o los que estaríamos en este club seremos un porcentaje muy bajo en la estadística. Con lo cual dejemos lo de querer triunfar aparte porque entiendo que eso en cualquier caso es una consecuencia de tu trabajo, no es el objetivo de tu trabajo, ¿vale? Pero lo que sí dije y lo que mantengo es que por una serie de circunstancias a mí saltar al ámbito nacional me ha llegado tarde, me ha llegado en el tiempo de propina de mi trayectoria profesional y yo hubiera podido quedarme tranquilamente siguiendo trabajando en Catalunya, pero cuando me llegó esa posibilidad, que no era la primera, pero esta vez sí que cuajó, en anteriores ocasiones no había cuajado por razones muy diversas, nunca por limitación ni voluntad mía, entendí que en la medida que mi experiencia, mi antigüedad, podían servir para algo, yo me sentía obligado a ofrecerlo. Porque en definitiva uno acumula experiencias a costa de antigüedad y yo siempre he entendido que eso a partir de un momento determinado hay que intentar revertirlo a la sociedad. Eso te lo da la sociedad, la sociedad merece que se lo devuelvas. ¿Cómo? Pues no sé, de maneras muy distintas, muy variadas, las que sean, pero en este caso era ‘bueno, puedes venir a aportar tu experiencia en Radio Nacional de España’ ¿por qué no? Especialmente si puedes hacer esa devolución desde una plataforma pública, ¿no? Porque eso le da todavía más sentido a revertir en la sociedad lo que la sociedad te ha dado o te ha facilitado.
  • Luis del Olmo y usted fueron precursores en introducir la tertulia en la radio. ¿Vivimos ahora una sobresaturación de tertulias en los medios de comunicación?
  • La finalidad de la tertulia cuando se creó no era la tertulia tal como la estamos escuchando ahora. La finalidad era que el oyente se sintiera reflejado por algunas de las voces distintas y plurales que coincidían en una misma tertulia y que en el transcurso de la semana se ampliaban con otras diariamente, y al final ofrecían un espectro muy amplio, de manera que uno podía identificarse más con una voz o con otra, pero también podía sacar sus propias conclusiones picoteando un poco de cada uno. Porque todo el mundo tiene sus razones, pero nadie tiene la razón. Este era el origen. Aquella época, cuando en Catalunya radio lo pusimos en marcha y Luis del Olmo desde el ámbito privado también, era en una época en la que por ejemplo la SER se negaba a hacer tertulias, se pavoneaba de que no lo iban a hacer nunca. Luego yo estuve en La SER y sé perfectamente cómo han ido las cosas y las circunstancias cambian, pues también cambian las posiciones, ¿no? Luego, el día que la SER decidió que sí pasó a hacer tres al día cuando las demás teníamos solo una. Pero bueno, no ha cambiado el formato, pero sí que ha cambiado el espíritu. Y eso tiene que ver y mucho, no todo, con buscar las cuotas ideológicas, cuando no partidistas, y con unas miradas mucho más restrictivas. Intentando imponer razones que no pueden imponerse, porque las razones no pueden imponerse porque cada uno también tiene las suyas y tan legítimas son las unas como las otras dentro de los límites lógicos de lo que es el respeto a los derechos humanos para entendernos y al Código Penal. Pero lo que ha cambiado ha sido eso y eso es lo que las ha pervertido. Y claro, no hay nada peor que el oyente ahora, una vez escucha los nombres o la presentación de los nombres que van a participar hoy, ya sepa de qué palo va cada uno. Es lo peor porque no hay capacidad de crear un ambiente nuevo, de romper con lo que ya se presupone que vas a decir. Cuando lo ideal sería oiga, que tú hoy dices eso y, en cambio, yo emito un prejuicio siempre dañino y ya pienso que mañana sobre una cosa parecida, vas a hacer lo mismo y claro, la grandeza tuya es que mañana me puedes decir exactamente lo contrario. Y tan legítimo es que ayer defendieras ‘a’ que mañana defiendas ‘zeta’ porque tú eres muy libre de tener opiniones distintas sobre temas distintos. Para mí el perfil del buen tertuliano es el perfil de la persona que tiene idea propia, no que viene con el eslogan a repetir, porque ya si de alguna cosa vamos todos sobrados es de letanías. A mí me interesa el opinador que a mí me enriquece. Yo pretendo estar rodeado de colaboradores que de entrada lo que digan me interese a mí, me seduzca a mí, porque si me interesan a mí y me seducen a mí, a través de mi papel de mediador, en toda esa melé, de árbitro en todo eso, llegarán y seducirán al oyente. Y entonces estaremos haciendo una transmisión nítida del principio de comunicación en el que se basa todo eso. Por supuesto, como estamos en la radio, sin olvidar el lenguaje radiofónico, que esta es otra.
  • Esto también tiene un poco que ver con la siguiente pregunta que es la desafección que siente el ciudadano con respecto a la información, en esta polarización que vivimos. ¿Hay una sobrecarga de información? ¿Cómo se lucha contra eso?
  • Diciéndole al oyente que le comprendes, que tú a veces también lo compartes, pero que debe entender que lo que le cuentas le interesa porque repercute en su vida, ni más ni menos, repercute en su vida, aunque no lo crea. Yo pongo a veces el ejemplo de la información de Bolsa. Durante mucho tiempo, parecía que la información de Bolsa era una información que el oyente cree que no le interesaba porque no le afectaba y decía ‘Menuda pérdida de tiempo, eso solo interesa a los accionistas de las empresas que cotizan y yo no lo soy’, pero empezamos entonces a contarle al oyente que si solo tenía cuatro euros metidos en una cuenta corriente o en una cartilla de ahorro, el banco lo estaba utilizando y lo jugaba utilizando la Bolsa, invirtiéndolo en lo que fuere, con lo cual, que esos ahorros le rindieran más o menos dependía precisamente de la Bolsa. A todos nos vincula la Bolsa, aunque no tengamos una acción de nadie ni de nada, pero sí que tiene que ver con todo lo que luego repercute en las políticas económicas, en las valoraciones de los productos y del ritmo de la propia economía también.
  • Con seis Premios Ondas en su trayectoria y habiendo marcado una época en la audiovisual o radiofónico, ¿Cómo sigue manteniendo la ilusión que usted trasmite?
  • Si no tuviera ilusión estaría en mi casa en el Ampurdán con mi huerto, pendiente de si los guisantes llegan más temprano o más tarde.
  • ¿En parte esa ilusión proviene de esa deuda que usted sentía con respecto a la sociedad?
  • La ilusión tiene que ver con dos cosas. Una, trabajar en lo que a mí me gusta y agradecer que me haya ido bien; y dos, creer que este trabajo es también un trabajo social, es una obligación social. Porque lo que hacemos realmente los periodistas es contarle a la gente lo que le pasa a la gente, que decía Eugenio Scalfari, el fundador de ‘La Repubblica’. Yo esta frase la tengo en el frontispicio de mi mente y de mi interés profesional porque esta es también una labor social, muy criticada en este momento en el que lo que se impone o lo que se pretende imponer es que desaparezcan los intermediarios como dice Trump. Eso de que la gente ya sabe lo que yo digo si se lo digo yo directamente, que no necesita nadie porque además los intermediarios ponen palos en las ruedas y desvirtúan mi mensaje. No, no, no desvirtuamos su mensaje, contextualizamos su mensaje y en cualquier caso desvirtuamos su mentira, que es distinto. A los que no nos quieren hay que decirles que sabemos que no nos quieren porque quieren mentir, quieren engañar. Y nuestro trabajo está ahí para, insisto, volviendo a los principios del periodismo, básicos, elementales, que nadie ha anulado, contrastar las noticias antes de decirlas y una vez lo diga el señor Trump o quién sea cotejar si lo que ha dicho se ajusta o no se ajusta a la verdad. Y decir ‘mire, el señor Trump dice que los haitianos de Springfield, Ohio, se comen las mascotas’. Llamamos al sheriff del condado. Llamamos al alcalde. Vamos a Springfield, pisamos el terreno y no encontramos a nadie que se haya comido ni un perro ni un gato. Entonces de entrada cuestionamos al señor Trump como fuente informativa de lo que de momento no es cierto, es un bulo. Luego viene la segunda parte, si es un bulo, ¿de dónde nace el bulo? ¿por qué? Y entonces contar y denunciar quién lanza un bulo que está contaminando a la sociedad.
  • Usted se ha marcado el objetivo de entrevistar a Nicolás Maduro, ¿Cómo van esas negociaciones?
  • Bueno, yo tengo el objetivo de entrevistar a Nicolás Maduro, a Joe Biden, a Donald Trump y al nuevo presidente interino de Siria, o sea, a quién sea, pero las negociaciones van… siempre van esas negociaciones, esas solicitudes se hacen, se renuevan con periodicidad y llegan o no llegan.
  • ¿Tiene ya alguna pregunta preparada en el caso de que le diera la entrevista?
  • Es que las preguntas de hoy no sé si me valdrán para el día que me la conceda, que espero que me la conceda, pero en cualquier caso lo que sí van es el espíritu. Y algunas preguntas, que sí podría tener preparadas, son las que me surgen y que no son necesariamente al hilo de la actualidad más inmediata, sino mucho más humanas y mucho más sencillas como para acercar al protagonista o ayudar a acercar el protagonista al ciudadano, o el ciudadano hacia el protagonista.
  • Usted es buen conocedor de la cultura americana, ha vivido en Estados Unidos, conoce bien los medios americanos, ¿Qué tenemos que aprender de ellos?
  • Bueno, cada periodismo refleja la realidad de su sociedad con lo cual también debe ser fiel a la sociedad para la que sirve, eso de entrada. Lo que sí yo sigo envidiando de los americanos es un método de trabajo que se ha demostrado muy eficiente y muy eficaz. De entrada, y hablo por supuesto de los medios más serios y más contrastados, por no casarse con nadie. Esto aquí es mucho más difícil, lo ha sido siempre sencillamente porque las empresas no han tenido nunca la solvencia económica como para comprar esa libertad y no estar dependiendo de condicionantes. Esto por un lado, porque allí, incluso siendo estos condicionantes empresas comerciales, accionistas, la separación entre los intereses de la empresa y la información es sagrada, cosa que aquí eso nos ha costado muchísimo, no de entender, sino de aplicar. Y, por otra parte, lo que me gusta mucho de los americanos es la capacidad de ritmo y de síntesis que tienen para redactar o para contar una noticia y sobre todo respetar los lenguajes correspondientes propios de cada uno de los medios. Cada medio tiene su propio lenguaje. Esto nos lo enseñan en Primero, ¿por qué cuando llegamos a Cuarto las prácticas las hacemos solo a partir del lenguaje de la prensa escrita y si mucho me apuras de las agencias? ¿Dónde está la aplicación de lenguaje de la radio para la radio, de la televisión para la televisión? La radio no debería redactar una noticia sin el apoyo sonoro de esa noticia, de la misma manera que la televisión no debería hacerlo sin la imagen correspondiente a esa noticia, por supuesto con excepciones. Desde la noticia de última hora hasta el momento en el que te llega este sonido o te llega esta imagen. En cambio, aquí seguimos mezclando los estilos y no respetando lo que para un americano es absolutamente sagrado. Tú no redactarías en una radio americana una noticia, excepto que no fuera de última hora, si no tuviera el corte correspondiente de voz que ilustra la noticia. Y redactarías la noticia a partir del corte, no incluyendo el corte como un complemento, igual en la televisión a partir de la imagen, no incluyendo la imagen como un complemento. Y eso es lo que por otra parte facilita la concreción en la noticia, facilita el fluido informativo en la narración de la noticia y en consecuencia la percepción fácil del oyente, del espectador, de esa noticia.
  • Ya va para tres años que vive en Madrid, dígame algo que le apasione mucho de vivir en Madrid y algo que no termine de acostumbrarse
  • La verdad es que no tengo mucho tiempo de vivir Madrid porque los horarios no me lo facilitan, pero bueno, es una ciudad absolutamente atractiva. Vamos, que no te la acabas y los que tenemos intereses culturales pues siempre nos quedan muchísimas cosas pendientes que se acaban o que clausuran mucho antes de que ya hemos podido disfrutarlas. Yo, por otra parte, siempre he sido muy abierto. He viajado mucho. He vivido en temporadas largas en lugares distintos. La nostalgia no es mi fuerte y no tampoco tengo resquemores ni recelos ante nada, ni ante nadie. Tengo una cierta capacidad de adaptación de vivir como se vive allí donde vivo.
  • Después de toda una trayectoria dedicada al periodismo, más de 50 años, ¿no le sorprende que la actualidad nunca deja de sorprender?
  • Eso no es tanto una cualidad del periodismo como una cualidad propia no. Lo que debemos hacer, vamos, es seguir sorprendiéndonos. A mí me aterra pensar el día en el que no haya algo que me sorprenda porque aquel día estaré muerto, aunque esté caminando, o sea, es una cuestión de voluntad. Es una cuestión también de vitalidad por otra parte. Y, luego, ¿el periodismo sorprende? Bueno, si el periodismo es contar a la gente lo que le pasa a la gente es que la gente vive de sorpresa en sorpresa y sobrevive entre sorpresas, otra cosa es si luego esas sorpresas las sabemos canalizar adecuadamente. Porque hay muchos días en los que yo tengo la sensación de que noticias contamos muy pocas, por no decir ninguna, lo que contamos son consecuencias de noticias anteriores. Que puede que de por sí generen otras noticias, pero noticia en tanto que sea un elemento que te descubre algo que tú no sabías, que te amplía tu conocimiento, pocas, pocas.

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