«¿Todavía escuchas la radio?»: este es el libro que deberías leerte si alguien te hace esta pregunta.
Se ha asomado a ‘La Ventana’ Javier Montes, autor del ensayo ‘La radio puesta’, para hablarnos sobre la vigencia y el valor de este centenario medio de comunicación.
Este 2024 es, para la Cadena SER, un año muy especial, ya que se cumplen 100 años de su primera emisión. Por este motivo, en La Ventana de los Libros hemos querido indagar más sobre un libro que va, precisamente, sobre la radio. Lo hemos hecho hablando con su autor, Javier Montes, que con la editorial Anagrama acaba de publicar ‘La radio cuesta’.
«No empiezo siendo original. Todas las mañanas al despertarme enciendo la radio mientras preparo el café, lo mismo que harán a lo largo del día más de 20 millones de personas en España, y varios miles de millones más en todo el mundo». Así empieza este pequeño ensayo de 84 páginas que, precisamente, empieza con la relación que el autor tiene con la propia radio.
«Yo tengo cuarentaitantos», ha empezado Montes, «toda mi generación ha estado rodeado de radio toda la vida: volviendo del fin de semana con el carrusel o sonando en las tiendas o en los taxis». De este modo, para él y para muchos otros las voces que este aparato emitía eran «una especie de colchón sonoro que nos acompañaba todo el tiempo».
Un instante mágico e irrepetible
Sin embargo, el origen de este ensayo publicado por Anagrama se sitúa en una pregunta que, desgraciadamente, nos hacen a los oyentes más de una vez: «¿Todavía escuchas la radio?». Eso sí, el resultado ha ido mucho más allá que hacia una mera contestación. «Yo creo que el libro habla sobre la radio y, de una manera más amplia, sobre una manera distinta de ver el mundo», ha asegurado el escritor.
Y es que en esa manera «de ver» o de «escuchar», hay ciertos elementos que no podemos encontrar en otra parte. «Una de las cualidades de la radio más interesantes es la de la sorpresa», ha argumentado él, que ha apelado a que la libertad absoluta con la que hoy escogemos todos aquellos productos que consumimos puede ser, también, un yugo.
«Ahora el pódcast es la moda», ha continuado Montes, «quien no tiene un pódcast no es nadie». En cambio, con la radio hay un elemento diferencial, que no es otro que el del verbo que utilizamos para referirnos a su consumo: «poner». «La radio la dejas puesta y a veces te atrae algo que se dice», ha justificado, «yo llevo un cuaderno y siempre dejo que la radio me hable a mí cuando corresponde, cuando hay cosas que de repente me inspiran». Así, sintonizar una emisora es defender una vuelta al azar, a redescubrir canciones que hacía mucho tiempo que no escuchabas y, en definitiva: «A dejar que algo ajeno a ti te penetre y entre en tu vida».
Y como en aquel cuento de Andersen del ruiseñor y el emperador, dejar a un lado, por un momento, los innumerables recursos a nuestra elección de los que la tecnología nos ha provisto y encontrar, en lo que desde fuera nos ofrecen, un instante mágico e irrepetible.
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