Javier Gallego (Carne Cruda): «Me han tachado de radical, pero por lo mucho que los medios tradicionales han virado a la derecha»

Carne Cruda

El programa ‘Carne Cruda‘ celebra sus primeros diez años de vida emitiendo ediciones especiales desde el Teatro Fígaro de Madrid. La próxima, este 17 de octubre, con Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla. Lo han contado desde elplural.com



Varios medios de comunicación españoles han demostrado recientemente que el periodismo aún puede salvarnos. Un periodismo militante, conectado con la conciencia social y en muchos casos ejercido desde esas cabeceras nacidas, en los últimos años, al margen de grandes grupos mediáticos. Entre ellas, el programa de radio Carne Cruda, Premio Ondas 2012, es pionero. Nació con vocación reivindicativa, para ocuparse del relato contracultural y absorber las demandas de la calle, y diez años después ha subvertido también lo que dábamos por inamovible en la empresa periodística: lo financian sus oyentes y se emite desde páginas web.

Para celebrar su primera década, está realizando algunos programas desde el Teatro Fígaro de Madrid, con público, música en directo e invitados especiales. La próxima cita es este miércoles 17 de octubre, y participan en ella Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla. elplural.com ha hablado con Javier Gallego, fundador, director y presentador del programa.

– Muchos dicen que en España, a diferencia de lo que ocurre en el mundo anglosajón, es muy difícil que el público financie a la prensa, pero Carne Cruda lo ha conseguido. Y de la misma manera que han nacido nuevos partidos, han nacido nuevos medios de comunicación como el vuestro.
– Yo creo que ha surgido un nuevo paradigma en la relación entre periodista y audiencia, en el sentido de que hay una compenetración y un diálogo más cercano entre esos nuevos medios y quienes ayudan a sustentarlos. Las redes sociales contribuyeron a que naciera un discurso alternativo a los medios convencionales. De repente, muchos lectores, oyentes y seguidores se preguntaban por qué no había medios que les contaran la realidad que aparecía en medios pequeños, blogs o cuentas de Twitter o Facebook. Esto, unido a la crisis del Periodismo, que dio lugar a que muchos compañeros pensaran que tenían que montárselo por su cuenta para salir adelante, hizo que los lectores cambiaran de mentalidad. La gente se empezó a dar cuenta de que lo que contaban en los medios tradiciones no era lo único que ocurría, porque quienes ponen el dinero en ellos, a menudo no quieren que se hable de ciertos temas.

– Pero, por otra parte, también se critica que las redes sociales han vuelto el Periodismo más sensacionalista.
– Todo tiene un lado oscuro. Las redes sociales pueden ayudar a democratizar la información, ofrecen más canales y más vías para informarte y formarte un criterio, pero también se multiplican las vías de manipulación e intoxicación. Y así, el exceso de información lleva a la desinformación, que yo creo que es uno de los grandes problemas que tenemos ahora: circulan bulos, noticias falsas, manipulaciones y tergiversaciones de titulares que no podemos llegar a contrastar por la enorme cantidad de datos que recibimos, y nos comemos muchos de ellos sin llegar a contrastarlos. A mí, a veces, me paran por la calle y me hablan de informaciones que dan por ciertas cosas que yo sé que son bulos. Y es que yo me dedico a informar, dedico mi tiempo a esto, pero quien entra y sale de la información como cualquier consumidor habitual, se lleva una visión muy distorsionada de la realidad. Pasa en uno y otro espectro ideológico, no sólo a un lado. Además, estamos acostumbrados a crearnos nichos en las redes sociales, a seguir sólo a quienes piensan igual que nosotros, con lo cual se retroalimentan burbujas que creo que llevan a pensamientos fanáticos, sectarios. Pascual Serrano lo llamaba la jibariación de la información: picoteamos unos pocos tuits que a veces ni siquiera sabemos de dónde proceden, pero los damos por ciertos. Por otro lado, entre los periodistas se ha generado una vorágine de velocidad que osbsesiona a cada uno de ellos por ser el primero que publica, a veces sin el tiempo suficiente para verificar la notica con todas las fuentes necesarias.

– También hay quien afirma que la radio está perdiendo popularidad, aunque siempre nos quedarán los podcasts.
– Los podcasts, que toman su nombre de su forma de difusión, no sólo utilizan todos los elementos de la radio, sino que recuperan sus características más tradicionales. La BBC ha sacado un decálogo de lo que es y no es radio, y dice que ambas cosas no son lo mismo. Pero yo creo que podcasts y radio se diferencian sólo en su forma de emitirse. Es más, gracias a los podcast se hacen programas muy cuidados y sectoriales (documentales, de ficción, de gastronomía, deporte…). Y eso era precisamente lo que se hacía en los 70, una radio muy editada y preparada; luego pasamos a una radio más inmediata, la radio que escuchamos habitualmente de información y tertulia, pero que también se conserva ahora, por ejemplo en Todopoderosos, una tertulia clásica pero sobre temas especializados, que es la novedad de los podcast. Y esa variedad de temas le viene bien a la radio española, que es muy monográfica, en general. Además, la confección de un podcast es exactamente igual que la de un programa de radio. En nuestro caso, nosotros sí hacemos un programa en directo como la radio convencional pero el mayor consumo se produce en podcast: cuando el oyente quiere. En países anglosajones están casi a la par la radio en podcast y la radio convencional, y en España, hay programas de podcast sin apoyo de radio convencional con cientos de miles de descargas.

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