Inés Romero (ex Radio Huelva): «De Jarcha me llevé, como recuerdo tatuado, el compromiso por Andalucía»

Inés Romero

José Luis Camacho Malo le ha entrevistado para diariodehuelva.es: Me hace muchísima ilusión que de acerque hoy por esta ventana pública mi amiga Inés Romero Arrayás, que incluso fuimos vecinos en El Portil.
Periodista y productora audiovisual. Licenciada en Ciencias de la Información, rama Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid.



Con una carrera profesional de más de cuarenta años, ha trabajado en prensa, como corresponsal en Huelva de varias cabeceras, en Radio Popular y Radio Huelva de la SER y en Canal Sur Televisión, emisora de la que fue la primera delegada en Huelva al final de los ochenta y de la que ha sido varios años jefa de Programas de entretenimiento, además de redactora en la sección de Economía.

En 2005 creó su propia compañía, Arrayás Producciones, con la que ha realizado largometrajes de ficción, animación y formatos de programas.
Ahora está haciendo la producción ejecutiva de un documental.

A nuestra protagonista de hoy la conocí cuando coincidimos en la delegación de El Correo de Andalucía en el año 1982 y desde entonces aunque nos vemos poco últimamente, la verdad que entre nosotros existe una gran empatía.

Inés es una de esas personas entrañables que te puedes encontrar en la vida, es amable, cordial, observadora, con don de gentes, luchadora, de ideas claras, inteligente, con alto sentido de la amistad, buena compañera, solidaria… Vamos lo que por estos lares llamamos muy «güenagente»

Después de saludarnos y ponernos al día, y que ella acabara una serie de trabajos que tenía que ultimar, empezamos así:

  • ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?
  • ¿Así en general?. Tranquilos no podemos estar. Hay una sensación de Apocalipsis final que no comparto pero que entiendo. Tenemos una guerra en la puerta de casa que no es local, cuestiona el orden mundial que se creó después de la segunda guerra mundial, altera el precio del gas que es la vida, en España más que en otros países europeos, porque los precios del gas tienen más incidencia en la factura de la luz que en el resto de la eurozona. Así, la cuenta del super, con una inflación de más del diez por ciento, se incrementa un veinte, porque ya que estamos aprovechamos. Las empresas se vuelven menos competitivas, en fin, que buena la situación no está. Con todo, yo tengo la sensación de que es una crisis diferente a la del 2008. O será que mi situación es distinta.
    Aquella me cogió con una empresa en plena producción, con préstamos en el banco que no podía asumir porque muchas empresas dejaron de pagar o se retrasaban mucho en los pagos. Presencié escenas en los bancos que me han marcado. Esos momentos no
    están en las redacciones, ni en las convocatorias, pero son las que dotan de información al periodista para enfocar mejor.
  • ¿Cómo crees que ha cambiado la vida después de más de 2 años de pandemia y sobre todo el mundo del periodismo?
  • La vida bastante, siento que nos ha hecho más miedosos, precavidos, más reflexivos con la existencia, porque hemos visto de cerca la muerte inesperada… a mí ahora me gusta más abrazar, creo que como a la mayoría de humanos. Pero vamos, que no voy abrazando todo el rato, lo digo por los que me quieren, que no se preocupen que conservo la cordura y si veo que no, se me pasan las ganas…. jajaja. Perdona José Luis, que me sale la vena Furrique (mote de su padre en Valverde).
    La pandemia ocurrió en un momento en que la digitalización en las comunicaciones estaba preparada para extenderse y hacerse aún más imprescindible. El confinamiento abonó el terreno para la generalización de prácticas y procesos digitales de organización que sólo se daban en las empresas y que entraron en las casas de pronto y se quedaron.
    Yo no había hecho un zoom en mi vida, con las videollamadas por face time para ver a mis nietas tenía bastante, y durante los primeros meses de pandemia tenía dos y tres diarios. Zoom, Meet, Twitch, Duck duck…. empezaron a aparecer aplicaciones en los ordenadores que antes sólo usaban unos pocos y se generalizaron.
    El periodismo, con la pandemia lo que tuvo fue una confirmación de la transformación sin vuelta que estaba haciendo desde una década atrás hacia el on line como única posibilidad de negocio. La pandemia no ayudó sino que aceleró el deterioro de los cánones tradicionales de los periodistas. Como no hay negocio, los salarios son cada vez más bajos, no hay formación continua y el contenido memorable con el que se distinguen los buenos medios también se rebaja. Hablo de la prensa, pero también de la radio y la televisión. Las redes sociales transforman el modo de difundir. Los medios tradicionales, especialmente la televisión se sirvió en pandemia de los métodos de las redes para hacer totales (declaraciones), de baja calidad a través de WhatsApp o videollamadas. Las empresas respiraron porque este sistema abarata costes. Evita desplazar al redactor, al cámara, al conductor… pero la calidad técnica y de contenido no es la misma. Tras la pandemia el sistema se ha quedado mejorando con infografía y calidad de imagen, pero se quedó. De todos modos yo soy optimista. La digitalización es también más oportunidades para el empleo y para la investigación solo que necesita su tiempo y muchas compañías no podrán superarlo.
    También en el entretenimiento se ha provocado un vuelco tras la pandemia. El cine y la televisión han perdido cuota a favor de las plataformas. Pero ese es otro tema.
  • ¿Has pasado miedo en algún momento?
  • Si, bastante. En la primera ola caímos la familia. Mi hija es epiléptica y entró en crisis con la fiebre. Verla salir sola en la ambulancia con los sanitarios embutidos en los epis y sin poderla acompañar ni saber cuándo la volveríamos a ver fue duro. Afortunadamente el personal del hospital Juan Ramón Jimenez que la atendió fue extraordinariamente profesional y empático y me permitieron hospitalizarme con ella durante los cinco días que estuvo en observación. Nos aislaron a las dos en una habitación y la familia y los amigos a través del teléfono fueron fundamentales para el ánimo. La experiencia fue dura pero muy enriquecedora por muchas razones.
  • ¿Qué proyectos tienes para el futuro y que haces ahora?
  • Me estoy quitando, pero me cuesta porque me gusta mucho mi trabajo. Ahora gozo ayudando a poner en marcha proyectos a gente más joven que precisa y pide ayuda o consejo. Estoy haciendo un documental que se estrenará el año que viene y del que de momento no puedo contar mucho. Sólo avanzar que para mí es como un cierre de ciclo.
    Empecé ahí y es recuento, memoria, crítica y homenaje a la generación que hizo la Transición y que soñaba con una tierra libre y con trabajo para todos que nos significas como sociedad, sin humillaciones ante otros territorios. Es un tema apasionante que tiene todas las controversias propias de cualquier análisis en tiempo presente.
  • ¿Cómo valoras la labor de los políticos en general ante la pandemia?
  • Estábamos en un escenario inédito, era difícil proyectarse pero los gobiernos tienen organismos que trabajan para hacer previsiones y provisiones y ahí no se hiló fino. Lo más grave fue lo de las residencias de mayores. Y lo mejor la respuesta de los profesionales sanitarios y de todos los sectores que se expusieron para que los demás tuviéramos lo esencial.
  • ¿Y la de los medios de comunicación y redes sociales?
  • Los medios de comunicación y las redes cambiaron durante el confinamiento en cierto modo el orden de sus funciones. Los medios de comunicación informaban, pero fundamentalmente daban consejos con la mediación de los expertos médicos, psicólogos, geriatras, etc. cumplían una función social de “formación” en el nuevo espacio que estábamos viviendo. Los periodistas buscamos en ese tiempo instrumentos para que las familias llevaran bien la convivencia, los mayores la soledad, los jóvenes las limitaciones de espacio y relaciones, y todos, en general, las ausencias de los que se marchaban sin remedio. Incluso nos ayudaron a liberar el llanto con crónicas memorables como las de Carlos del Amor en TVE. Yo la esperaba todos los días.
    Las redes cambiaron el tono bronco por el entretenimiento. Hubo mucho descubrimiento de monologuistas y humoristas que no hubieran brillado tanto y de forma tan extensa sin confinamiento.
  • ¿Qué recuerdos guardas especialmente de tu vida profesional?
  • Ser periodista en provincias es muy atractivo. Rara vez haces portada nacional y mejor que no porque esos titulares suelen llevar detrás desastres, pero la conexión con el público funciona casi siempre. Lo que haces interesa. Con mucho cariño recuerdo las grabaciones de los dramatices que hacíamos en Radio Popular. Aprendí muchísimo de todos los compañeros de ese tiempo de becaria. En Radio Huelva de la SER, teníamos la sensación de abrir puertas a un tiempo nuevo. Eran los primeros informativos locales después de “El parte” de RNE. Recuerdo los directos con Iñaki Gabilondo, su pericia de maestro para hacerte sentir parte de su equipo aunque hablaras desde Isla Cristina, como cuando ocurrió la tragedia del Islamar Tercero. Ya en Canal Sur he tenido muchas etapas pero por la trascendencia me quedo con el recuerdo del programa de inauguración en el que estuve como delegada de Huelva, las primeras retransmisiones del Rocío que fueron toda una aventura o la entrevista que le hice a Stephen Hawking en el parador de Mazagón gracias a la mediación del astrofísico onubense Juan Pérez Mercader.
  • ¿Qué diferencia encuentras entre los medios de comunicación públicos y privados?
  • De gestión mucha. Las fuentes de financiación y la misión son diferentes. Unos se nutren de los presupuestos generales, otros de las inversiones . Unos nacen para ganar difundir políticas positivas que satisfagan a los ciudadanos y otros para satisfacer a los accionistas.Todos tienen que cumplir según la ley con la función de Servicio Público, sean privados o públicos. En la práctica los públicos están sujetos a los parlamentos y gobiernos que se plantean que la satisfacción del ciudadano es aplicar sus políticas y utilizan sin excepción los medios públicos para conseguir mejores resultados electorales.
    A veces esta intervención es burda y fea y otras noble y sutil porque el gobierno quiere lo mejor para los ciudadanos y lo mejor suele ser lo suyo, no lo de la oposición.
  • ¿Cuáles son tus mejores recuerdos de tu etapa en Jarcha y qué supuso el tema «libertad sin ira» ?
  • Mis amigos de hoy, los de casa, vienen de ahí y seguimos quedando y sintiéndonos familia. Con unos más que con otros, claro. Tengo recuerdos dulces de la casa de la Joya y de los conciertos tan conectados que hacíamos con el público. De Jarcha me llevé como recuerdo tatuado, el compromiso por Andalucía, para toda la vida. Ya nunca me iba a dejar indiferente lo que pasara aquí y me he sentido obligada a trabajar desde mis limitaciones para dignificar y ennoblecer esta tierra vendida en la dictadura como de gañanes y criadas. Todavía queda mucho por hacer para sacudirnos lo que el profesor Isidoro Moreno llama “la subalternidad”. Hemos avanzado mucho pero el resto de comunidades también y seguimos dando datos macros alejados de la media.
    Libertad sin ira saca a Jarcha de Andalucía y convierte su reivindicación en nacional con un mensaje concreto: avanzar sin mirar atrás. Y conecta de tal manera con la sociedad que se convierte en himno y aún hoy, se sigue oyendo en muchos procesos políticos de iberoamérica. Hay tesis universitarias que lo recogen muy bien. En España Libertad sin ira está en revisión, porque ese no mirar atrás que benefició la marcha durante un tiempo, dejó sin justicia a muchos vencidos y por eso es un tema que suena poco amable para el movimiento memorialista.
  • ¿Qué recomendaciones darías a un joven que quisiera iniciarse en el mundo del periodismo?
  • No me atrevo. Ha cambiado todo tanto que seguro me he quedado antigua. Cuando empecé en los ochenta, la obsesión era la objetividad o al menos la objetualidad. Luego nos dimos cuenta de que todo es subjetivo, los profesionales y los medios lo son. Yo no aconsejo, sólo puedo decir que en los últimos trabajos que he hecho tomo nota porque tengo muy mala memoria, pero luego interpreto, no opino, pero al conectar hechos, establecer un orden en la información, poner una declaración u otra, interpreto. En una sociedad libre, democrática, la información es interpretación y con tanta oferta, el ciudadano elige. Pero eso sí, desde pequeños en la casa y en la escuela se debe enseñar a cribar a limpiar, a cuestionar, a descreer. Los medios tienen dueños y los periodistas ideología.
  • ¿Qué entiendes le falta a Huelva para despegar?
  • Miro a los años en que trabajaba en Huelva (hasta el 96) y veo una provincia mucho más desarrollada. Los cítricos, los frutos rojos, el turismo, el puerto… son productos y sectores que han contribuido al desarrollo de la economía provincial y siento orgullo por ello. Podía decir, porque lo dicen los que saben, qué serían buenas las infraestructuras como el túnel de San Silvestre, el AVE o el aeropuerto. Y creo que por supuesto sería bueno, pero a Huelva le falta, creo modestamente, como al resto de Andalucía, más empresarios locales que dejen en la tierra los impuestos y el valor añadido. Que creen empleo para fijar población. Pienso que hay una tarea imprescindible para el desarrollo local y es transformar desde la escuela la formación que nos lleva a querer ser funcionarios. Y también que algunos empresarios abandonen el espejo rancio del señorito. Crear empleo, hacer que el mundo se mueva por tu organización, tu esfuerzo, tu capacidad… es lo más.
    En el lado social creo que falta movilización, esa que provocó que la industria invirtiera encorrección de vertidos o se tuviera una universidad.
  • ¿Qué significa para ti Huelva?
  • Mi provincia y mi ciudad, a donde quiero volver y el nombre que me lleva a la raiz que está en Valverde. Soy valverdeña por encima de todos los gentilicios. En Huelva está mi gente, la comida que me gusta el paisaje que se queda cuando cierro los ojos…
  • ¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y qué soñabas ser de mayor?
  • Recuerdos de una familia donde la iglesia era centro. Nuestro calendario feliz lo marcaban las procesiones. Lo cuento porque explica. Son recuerdos de un patio con plantas cuidadas con amor por la abuela Inés mientras el abuelo hablaba y escribía francés todo el rato sin haber pisado Francia. Y son recuerdos tiernos de unos padres entregados para darnos la mejor vida a las cinco hijas. Y por ello quisieron que estudiásemos y nos sacásemos carrera. Mi madre siempre añadía, para no depender de nadie.
  • ¿Quiénes han sido tus referentes en la vida personal y profesionalmente?
  • Mis referentes en la vida personal son comunes, profesoras que nos hablaron de feminismo en la adolescencia, familiares… Para mí ha sido muy referente mi madre y también su única hermana, mi tía Juana que era hiperactiva y lo mismo te enseñaba a operar con excel que tocaba la guitarra y dirigía un coro. Era monja salesiana.
    En lo profesional yo me hice periodista por mujeres como Carmen Sarmiento o Rosa María Calaf, por mujeres que con su presencia nos dijeron “es posible”.
  • ¿Cuáles son tus aficiones preferidas?
  • Yo dedico mucho tiempo a atender a la gente que quiero. Recibo mucho. Cuidamos con mimo nuestro espacio para que los que vienen se sientan bien. Ellos lo saben y por fortuna vienen. También me gusta ir al cine y al teatro. Y tengo debilidad por los talent show bien hechos. Es un vicio que arrastro desde que hacía entretenimiento en televisión.
  • Cualquier otra otra cosa que quieras decir…
  • Gracias José Luis por pedirme esta entrevista. Sinceramente no sé si le puede interesar a alguien, pero me ha gustado que pienses en mí como onubense después de tantos años fuera. He tenido que pensar no creas.

Inés, amiga Inés, es todo lujazo que te hayas asomado por esta ventana pública y desde luego, me ha encantado este ratito de cháchara que hemos mantenido, verte feliz, optimista, con ese sentido de amistad que demuestras a diario.
Un abrazote grande, eres una auténtica crack.

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