
16.09.2025.- No fue un lunes cualquiera. A mediodía, mientras algunos seguían buscando el botón de “ignorar” en sus despachos, Radio Aventura Siglo 21 volvió al aire. Y no lo hizo con música de fondo ni con saludos de compromiso. Lo hizo con editorial. Con mensaje. Con esa mezcla de ternura y bofetada que Carmelo Martín y Andresito “El Quejica” administran con la precisión de quien lleva más de dos décadas afinando el bisturí.
La temporada número 26 arrancó con una frase que ya circula por los pasillos del poder local como si fuera una amenaza: “Para los que oyen… aunque no escuchen.” Y claro, algunos ya están revisando si tienen los auriculares puestos al revés.
La editorial no fue un ataque. Fue peor: fue una invitación. A escuchar, a responder, a dejar de mirar hacia otro lado. Y eso, en estos tiempos, es casi revolucionario. Porque aquí ya no se lleva el diálogo, sino el monólogo con eco. Y Radio Aventura ha decidido que no va a repetir lo que otros dicen. Va a seguir diciendo lo que otros no quieren oír.
Se dijo que no habrá ataques personales. Que no se trata de nombres, sino de ideas. Que esta emisora no es un púlpito ni una trinchera. Y que si alguien se siente aludido… bueno, eso ya es cosa de cada quien y su conciencia, si la tiene en funcionamiento.
Se habló de comunidad. De respeto. De crítica sin veneno. Y de seguir defendiendo lo construido, aunque algunos prefieran demolerlo con silencios. Porque aquí no se pide permiso para existir. Se existe. Y punto.
El tono fue maduro, sí. Pero con chispa. Como ese vecino que te dice las verdades mientras te sirve un cortado. Porque Radio Aventura no ha perdido la alegría. Y eso, en medio de tanto gris institucional, es casi un acto de rebeldía.
Ahora toca escuchar. No solo oír. Toca responder. No solo asentir. Y toca recordar que esta emisora lleva 26 temporadas haciendo lo que muchos prometen y pocos cumplen: estar cerca de la gente. Sin filtros. Sin favores. Sin miedo.
Para los que estaban esperando el regreso: aquí está. Para los que preferían que no volviera: mala suerte. Y para los que aún no entienden de qué va esto: tranquilos, hay tiempo. Pero no tanto.
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