Guillermo Jiménez Smerdou repasa la historia de RNE en Málaga

RNE Málaga

Y lo hace desde La Opinión de Málaga:
Uno de los trabajadores más antiguos de Radio Nacional de España en Málaga – debió de ingresar en el año cuarenta y pocos del siglo pasado – cuando se acercaba la fecha de su jubilación, sin pertenecer al grupo de redactores, decidió escribir la historia de la emisora. Más de medio siglo vinculado a la emisora era bagaje más que suficiente para recoger en capítulos diversos el nacimiento y desarrollo de la única emisora de radio que había en Málaga, una historia variada y rica que durante muchos años fue la única que se comunicaba con una población en la que el índice de analfabetismo era muy alto y la radio era el único medio de información, y además gratuito. Aquel radiofonista, José María Guadamuro Carreras, falleció antes de culminar su minucioso trabajo.



Recurrió a todas las fuentes posibles para ir hilvanando ese sueño de legar a Málaga la historia de una radio que era, repito, el único medio que ponía al alcance de las clases populares la información de lo que sucedía en el mundo y en su ciudad, oír la música de ayer y la contemporánea, conocer a través de retransmisiones las obras de teatro que se representaban en el Cervantes, seguir las corridas de toros a través de las retransmisiones desde la plaza de La Malagueta, oír por la radio las películas que se estrenaban en los cines de Málaga, programas culturales y festivos, concursos cara al público, entrevistas, lo que se acordaba en el Ayuntamiento de Málaga en los plenos de la corporación y un sinfín de notas, avisos, requerimientos…

En algunas ocasiones, aunque yo llevaba menos años que él en la emisora, me preguntaba sobre aspectos concretos del área en la que yo me desenvolvía, o sea, programas especiales, información, personajes que entrevistaba… En el curso de aquellas charlas intercambiamos datos; yo le proporcionaba nombres, personajes que entrevistaba o había entrevistado, las noticias más impactantes… y él me contaba cómo fueron los primeros años de la emisora que empezó su andadura en 1937, los primeros locutores y guionistas, la falta de medios técnicos y económicos, la inevitable burocracia y otros pormenores que yo desconocía.

Un inesperado día, Guadamuro falleció, y su legado ignoro si lo conserva su familia; algunos de los datos los conservo yo porque en su día los intercambiamos.
Joaquín Palmerola

En el año 2008 ó 2009, Joaquín Palmerola Cánovas, un hombre polifacético que ha trabajado en la radio, en periódicos, revistas… con varios premios en su movida vida profesional, me pidió datos para un libro que estaba preparando sobre ‘Málaga y la Radio’, publicado en 2011 con ese mismo título y la matización ‘1925-1985, Ondas Históricas’.

Le facilité todos los datos e historias que recordaba y que conservaba en diversos apuntes. En aquella información sin especificación concreta iba la información que conocía de Guadamuro y la mía propia. En el capítulo de agradecimientos, Palmerola me agradeció la colaboración. Para mí fue un honor haber podido facilitar lo que se me solicitó.

Francisco García Muñoz
Poco tiempo después, Francisco García Muñoz, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, hizo la tesis doctoral en Málaga sobre ‘Los orígenes de la radio en Málaga E.A.J. 25 – Radio Málaga. La primera emisora malagueña (1925-1926)’. Esta tesis mereció el Premio Málaga de Investigación de 2012.

Como en el caso de Joaquín Palmerola, facilité a Paco García la información de la que disponía aunque la tesis se centraba en una etapa muy anterior, o sea los años 1925 y 1926, de los que apenas tenía conocimiento, ya que mi incorporación a RNE se produjo en 1949.

Estuve en la lectura de tesis y poco después me dedicó un ejemplar de la misma, editada por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Málaga.

Juan Tomás Luengo
Un nuevo hombre de la prensa y radio de Málaga, profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de Málaga, Juan Tomás Luengo, que dirigió varios años la I-F, emisora de la Asociación de la Prensa de Málaga, en la que colaboré con 121 programas titulados ‘A la vuelta de la esquina’ entre 2009 y 2011, acudió a mi memoria para la tesis sobre Radio Juventud, a cuya lectura asistí. Poseo copia de la misma. Con el mismo desinterés que en las dos ocasiones precedentes, puse a disposición de Luengo lo que conservaba y recordaba de Radio Nacional de España en Málaga.
Una historia por escribir

Pues bien, todo esto viene a cuento porque la historia de Radio Nacional de España en Málaga, en su período más pujante (1937-199…?) y dejo en interrogación último dígito porque fue el último de mi paso por RNE, está por escribir.

Ya en el decenio de 1980 las emisoras de las capitales de provincia se convirtieron en meras corresponsalías, sin programación propia, salvo los informativos. El año en el que quedó prácticamente sin espacios propios fue sobre 1990. No sé si algún licenciado en periodismo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga tiene el propósito de elegir el tema para la tesis doctoral. Como he apuntado, hay un libro y dos tesis doctorales en los que se recogen documentos o guías para un nuevo trabajo académico. La puerta está abierta.

En varias ocasiones, en estas mismas páginas de La Opinión, he recogido datos y lances sueltos de la historia de Radio Nacional de España en Málaga y de lo que significó su existencia en nuestra ciudad durante cierto tiempo. Hoy vuelvo a ocuparme de parte de esta historia para que las nuevas generaciones conozcan lo que significó su funcionamiento.

Aunque en Málaga entre los años 40 y sesenta y tantos del siglo pasado había dos periódicos diarios – Sur por la mañana y La Tarde horas después -, y en los quioscos se podían adquirir diarios de difusión nacional – ABC, Arriba, Informaciones, Madrid…-, por razones económicas y culturales, lo que sucedía en el mundo, en España y en Málaga llegaba a los malagueños a través de la única emisora de radio que existía entonces, o sea, Radio Nacional.

Lo de razones económicas y culturales exige una aclaración. Las razones económicas se basan en la pobreza que asolaba Málaga. Aunque los periódicos eran baratos – menos de una peseta el ejemplar – para muchas clases sociales su adquisición era un gasto difícil de soportar porque los sueldos mensuales o pagos semanales no permitían el lujo de su diaria compra; la otra razón, la cultural, era más triste aún: el índice de analfabetismo era tan alto que gran parte de la población no sabía leer.

El único medio de información, de conocimientos, de diversiones, de distracciones… era la radio. Un receptor permitía a una familia saber lo que ocurría en mundo – guerras, catástrofes…-, la situación de España aunque matizada porque los medios de comunicación estaban sujetos a la censura-, los resultados de los partidos de fútbol, el suministro semanal de alimentos a través de las cartillas de racionamiento, los estrenos en el Teatro Cervantes por las retransmisiones, el desarrollo de las corridas de toros de La Malagueta igualmente retransmitidas… y el último invento, la radiación una vez a la semana de las películas que se estrenaban en los cines más importantes de la ciudad.

La radio, además, ofrecía a diario programas musicales que abarcaban desde el flamenco a la ópera, pasando por la música de baile, ligera, instrumental, zarzuela, etc., programas culturales, de humor, de variedades, concursos, cara al público, actuaciones de artistas en directo porque todavía no se habían ni inventado las grabadoras o magnetofones como se decía entonces.

Los artífices
Voy a recordar los nombres de aquellos hombres y mujeres que hicieron posible llevar a los malagueños todo cuanto he reseñado. El equipo de locutores, actores, redactores, guionistas, técnicos… que dejaron su vida primero en los modestos estudios instalados en un rincón del edificio de la Aduana -hoy Museo- y después en la primera planta del edificio número 10 de la avenida de Heredia, forman parte de la historia de nuestra ciudad.

Algunos serán recordados porque fueron artífices de las retransmisiones y presentación de programas; otros trabajaron en la sombra, como los técnicos, los guionistas, los redactores, los programadores, los que seleccionaban las grabaciones musicales, los que buscaban la música para cada espacio…

Antonio Carmona, Antonio Barceló Roldán, Rafael Lafuente, María Isabel Márquez, María Victoria Conejo, Miguel Martín Alonso, Daniel de la Puerta Medrano, Mari Carmen Arrondo, Ricardo Ruiz Vidal, Saly González… (locutores), José Gil Cobos, Mauro Sáenz Fidalgo, los hermanos Márquez Braceti, los hermanos Morales Lamothe, José Otaola, Juan Pineda, Juan Barceló Roldán, Antonio Plumet (técnicos), José María Guadamuro, Pedro Gutiérrez la Puente, Esteban Ribot, Francisco Molina, Aurora Rivera, Pedro Prats Cañete (discoteca), Santiago Souvirón Utrera, Juan Antonio Rando González, Guillermo Jiménez Smerdou, Nemesio González Viana (redactores), Salvador Puyuelo Baratech, Tomás Molina Ramírez, Rafael Entrambasaguas, Francisco Peláez, Isabel Bueno, María Asensi, Joaquín Montoya (administrativos), Alfonso Canales, Victoriano Frías O’Valle, Claudio Grondona Ruiz, Antonio Sáenz Sáenz, Manuel del Campo y del Campo, José Salas Guirior, José María Pérez Ximénez, Leopoldo Salas Guirior, Ángel Quiroga Seoane, Juan Cortés Salido, Juan Cortés Atencia, Francisco Cortés Salido, Francisco Jiménez (colaboradores y corresponsales), Eduardo Salado, Justo Banquieri, José María Colomer, Juan Bautista Ocaña y Ocaña, Conchita Martínez, Encarnita Hernández (cuadro de actores).

A esta lista hay que sumar personal contratado en diversas etapas para cubrir suplencias en verano y causas imprevistas.
Posiblemente se me hayan pasado algunos nombres de los antiguos y queridos compañeros con los que compartí años de trabajo y la amistad, y que entre todos llevamos a los hogares de Málaga horas de información, de música, de diversión, cultura… y de anuncios, porque era el único medio radiofónico de la ciudad. Muchos de ellos han fallecido y de los supervivientes no tengo noticias.

La última baja que me llegó hace varias semanas fue la de José María Colomer, que fue miembro del cuadro artístico y después director del grupo.

Con estas líneas cumplo el deber de recordar a unos profesionales que hicieron posible la empresa de poner en marcha un medio de comunicación con más entusiasmo que formación, y que nos superamos para cumplir y alcanzar los fines perseguidos.

A todos mi cariño y reconocimiento por la labor realizada.

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