María Bengoa publica en elcorreo.com que ha muerto Teresa Uriarte, abogada, periodista y escritora, aunque sería más exacto invertir el orden de esas tres profesiones. Cuánta gente habrá dejado huérfana de su luz, cuántos recordaremos su generosidad insólita, su entrega, su inteligencia. Recuerdo que durante unas vacaciones en Hendaya me contó que había estudiado la carrera ya casada, estaba orgullosa de ese logro: «Con la sartén a un lado, la niña a la cintura y memorizando los apuntes». Se lamentaba de que no pudo estudiar lo que quiso de joven porque era mujer.
Nació en 1947. Llegó a especializarse en información de Tribunales, ejerciendo el periodismo en ‘Deia’ y EL CORREO, y dirigió ‘Vista Oral’ en Radio Euskadi. Pero también, y sobre todo, fue pionera en defender los derechos de las mujeres maltratadas. Siempre fue feminista. Recuerdo que estuvo con el grupo de mujeres que hicimos el periódico ‘Andra’ y obtuvo el Premio Emakunde de Medios de Comunicación en 1992, en su primera convocatoria.
Gran escritora y lectora brillante, siempre apuntada a talleres de escritura. Le queda a su familia, con su recuerdo, una maravillosa obra inédita: historias de un juez, de la crianza de sus nietos, cuentos extraordinarios… Ganó el IV Concurso de relatos de mujer del Ayuntamiento de Bilbao en 1997.
Crió a sus dos hijas, pero también a sus nietos. Cuidó a su madre, cuidó a su esposo, Patxuko. Era una cuidadora vocacional, siempre preocupada por los demás, y murió así: acompañando a otros, pendiente de su salud, inesperadamente. Sin ruido, sin darse importancia. Como durante toda su existencia. Una vez le pregunté a su hermano Iñaki, cuando la conocí: ¿Pero dónde tenías escondida a Teresa? Nunca podremos olvidarla.
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