Fallece Pepe Sánchez de Radio SER Almería

Pepe Sánchez

Esta madrugada nos ha dejado para siempre un ángel. Ha muerto Pepe Sánchez a los 71 años después de luchar con todas sus fuerzas por la vida. Tenía «de todo» como me decía pero siempre con su sencillez de niño bueno porque no era un hombre y no era un niño. Pepe Sánchez era y es un ángel con su humildad, bondad y sencillez de la que todos hemos aprendido. Su mujer, Antonia, ya me dijo que la cosa estaba fea pero ayer cuando hablé con él me prometía luchar y ganar pero «he perdido el apetito y solo me dan manzanilla. Te dejo Tony que no puedo hablar más», fueron sus últimas palabras. Pepe ha estado siempre ligado a LA VOZ DE ALMERÍA a la que llegó de la mano de Eduardo del Pino y luego lo fichamos para el Carrusel Deportivo donde ha estado hasta que las fuerzas le fallaron.



Me tiemblan las manos al ‘picar’ la noticia. Me acaba de llamar su hijo José Antonio que también estuvo en el equipo de Carrusel Deportivo y creció en la radio con nosotros. Muy buena gente como su padre porque ésta familia asentada junto al Cuartel de los Soldados esta formada por luchadores: Pepe y Antonia con unos hijos maravillosos siempre a su lado.

Pepe se puso «malico» como me decía siempre y dejó el Carrusel Deportivo donde siempre se sintió querido por todos nosotros y era feliz por la radio con sus chascarrillos tan almerienses. Nos daba en la radio u n sello almeriense que todos celebramos. Hace unos días me llamó para que le sacásemos en cumpleaños (71) en LA VOZ. Porque a Pepe Sánchez salir en nuestro periódico era «lo más». Ver su firma en el periódico de todos los almerienses era para él un éxito. Siempre fue fiel a unos colores como buen deportista.

Identificado
Trabajó de todo desde que tuvo uso de razón para llevar dinero a casa y siempre con una sonrisa en los labios. lo del periódico y la radio le llegó como un regalo del cielo haciendo partidos de fútbol modesto que era su felicidad. Iba por los campos haciendo amigos y dejando su sello de hombre bueno y cercano. Los clubes le querían mucho y le preparaban siempre su silla y su botella de agua.

Cuando en el Carrusel me tocaba repartir los partidos a los compañeros siempre lo llamaba para que eligiera. Con Pepe siempre tuve un cariño especial y fue enormemente correspondido. Le gustaba la radio y le salía del alma. Era como en la vida misma y nos hizo mejores a todos por su cercanía con esas visitas a la redacción para decir en voz alta: «vaya partido que me has dado para el domingo. Siempre los mejores se los das a otros» y nos reíamos todo porque Pepe nunca hacía daño y decía lo que pensaba con bondad e inocencia. Un día le regalé una bolsa de la Cadena SER y no veas como me la celebró.

Protagonista
Cuando llegaba la hora de rendir cuentas al año nos juntábamos todos para celebrar la Navidad siempre era la alegría de la huerta amenizando la cena y empezando ese ‘lanzamiento de bolos’ que era su deporte favorito. Siempre a la gresca con Juan Lozano que lo utilizaba de diana humana. Y yo siempre entre los dos. No creo haberme reído más que con Pepe Sánchez en aquellas celebraciones.

Pepe se sentía muy querido y valorado por todos los que formábamos el equipo de LA VOZ Y LA SER. Y nos visitaba de forma periódica cuando su trabajo le daba margen. Parece que lo estoy viendo entrar a la redacción de LA VOZ al grito de: «Sarmientoooo dónde te metes». Porque yo le llamaba Sarmiento por un jugador del Poli Ejido y el terminó utilizando esta denominación. Qué grande mi Pepe.

Yo era su padre
El mundo al revés porque siendo mayor que yo cualquier problema o situación inesperada me buscaba para que le ayudará. Sabía que no le iba a fallar y todo lo que me pidió se lo di. Ahora en el cielo ya lo tiene claro. Nos queríamos mucho y lo sabían todo los miembros del Carrusel. Pepe necesitaba estar con nosotros y yo lo hacía protagonista principal siempre que podía.

Un día pasada la pandemia estaba leyendo en el salón y sonó el teléfono. Era Pepe Sánchez con voz apagada que me decía «Tony, estoy ‘malico’ en Torrecárdenas. Me han operado y me han sacado de todo». Se estaba despidiendo de mí. No pensaba llegar al día siguiente. Le pegué dos voces de las mías y terminamos muertos de risa (como siempre). Salió adelante y desde aquel día quedamos para echar una cerveza sin alcohol «en el bar de enfrente de mi casa porque me canso mucho», me decía.

Última llamada
No me pienso despedir de Pepe Sánchez porque lo llevo en mi corazón y los ángeles se notan. Ya estoy más tranquilo y escribo mejor. Me cuesta llorar y por eso voy con el nudo en la garganta todo es más difícil pero lo quiero contar. Fue ayer horas antes de tu muerte cuando tu mujer te pasó el teléfono porque querías hablar conmigo. Te querías despedir. Yo esta mañana me estaba haciendo el remolón y no marcaba tu número. Tenía claro que ayer te despedías de mi con ese «dale un beso a Rafa y a Carlos».

«Habla tu que yo no puedo» y otra vez te dije que «arriba Pepe» pero tu voz se agotaba y lo último que pude entender es que «solo me dan manzanilla me tienen a palo seco». Luego le pedía que no se rindiera y que luchara pero Pepe ya estaba en manos del Señor. Lo tenía claro. Por fin las lágrimas en mis ojos claros salpican en el teclado y se me llena el alma de alegría porque se ha marchado un ángel. Hasta para morirte has tenido gracia sabiendo que mañana libro y te podré acompañar en tu último viaje.

Yo lo lloraré poco porque me cuesta, pero su familia lo va a pasar muy mal porque Pepe Sánchez era irrepetible.

Siempre serás recordado en esta redacción de LA VOZ Y LA SER.

Nos hiciste ser más grandes con tu cariño.

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