Fallece Carmen Vela, histórica locutora de Radio Córdoba

Carmen Vela y Emilio Arévalo

A las dos semanas de fallecer Rafael López Cansinos, hoy (18/1) ha sido Carmen Vela, su eterna compañera de micrófono durante décadas en Radio Córdoba. La última vez que habló por la radio fue el pasado 4 de enero para recordar aquellos tiempos en los que la radio tenía el protagonismo absoluto en los hogares. Muy emocionada, no daba crédito a la muerte de López Cansinos y sólo tuvo palabras de elogio para quien tanto le enseñó sobre este medio de comunicación. El funeral tendrá lugar el sábado, a las 11:00, en la parroquia de la Inmaculada y San Alberto Magno.



Aunque Carmen Vela nació en Sevilla, concretamente en la calle Calatrava, su crianza y adolescencia en Barcelona le imprimió un carácter muy especial que le hizo triunfar ante el micrófono. A mediados de la década de los 50 entra a trabajar en EAJ 24 Radio Córdoba y allí no sólo se encuentra a Rafael López Cansinos, sino también a Paco Vargas, a quien siempre tenía presente pese a su prematura desaparición. Tras su boda con el jefe técnico de la emisora, José Manuel Fernández Marivela, dejó de trabajar pero nunca olvidó la radio. Volvió a ella a los 18 años y se encontró un panorama distinto: la televisión era ya el entretenimiento favorito y había crecido el número de emisoras en Córdoba. Esto no le impidió que recuperara su labor con la misma frescura y calidad de siempre.

Ante el micrófono tenía un dominio absoluto para todo tipo de programas. Desde las entrevistas a los concursos, todo lo hacía como si fuera lo más importante, que efectivamente lo era. Nadie ha dado la cartelera cinematográfica como ella lo hacía, y las cuñas publicitarias que grababa tenían siempre algo especial. Para la historia de la radio queda la de gaseosa La Inesperada. Su voz era limpia, de modulación perfecta y con el acento perfectamente neutro que se pedía en la época para estar ante un micrófono.

Estuvo en activo hasta mediados de la década de los 90. A partir de ese momento se dedicó a su hijo, José Manuel, y a sus nietos. En la parroquia de la Inmaculada y San Alberto Magno se volcó en todo aquello que se le requería y que, como siempre, hacía bien. Descanse en paz.

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