El Oviedo al que nadie quiere escuchar se expresa en Radio QK

Radio QK

Nortes.me publica que personas sin hogar, con problemas de salud mental o jóvenes de barrios estigmatizados combaten los prejuicios del Oviedo oficial a través de las ondas.



A los locos, a los pobres, a los adolescentes de barrios difíciles lo mejor es no escucharlos. La planta de psiquiatría del HUCA-la quinta-está aislada del resto del hospital. Las puertas son insonorizadas, y algunos que estuvieron allí cuentan que colocan toallas para ocluir los resquicios por donde se filtran los delirios y los gritos de los enfermos. Pero en los micrófonos de A Teyavana, un programa de radio que emite esta cooperativa para la integración de personas con problemas de salud mental, cualquiera puede escuchar lo que sucede tras las puertas insonorizadas de la quinta planta.

Con los pobres es diferente. Es imposible no encontrarlos por la calle, molestando en las aceras, pero es sencillo ignorarlos y pensar que son todos la misma persona: el alcohólico, el esquizofrénico, el adicto, el holgazán, el que gasta en tragaperras. Pero entonces uno puede ponerse “Un mundo aparte”, el espacio radiofónico que protagonizan usuarios del albergue Cano Mata, gestionado por Cáritas, y caer en la cuenta de la diversidad de voces, de trayectorias, de inquietudes, de aspiraciones. Uno es siempre mucho más ancho y complejo que sus propias desgracias.

Y qué decir de los chavales de los barrios de mala fama. A quién se le ocurre escucharles, a quién le puede interesar. También su historia, sus nombres y sus miedos quedan sepultados bajo la comodidad del estereotipo. Hace unas semanas, un conocido youtuber subió a su canal un reportaje sobre Ventanielles: “El BRONX de ASTURIAS. Entro al barrio “MÁS PELIGROSO” de OVIEDO”. Radio Luar, iniciativa de una asociación dedicada al apoyo de jóvenes en dificultades, tiene su estudio de grabación a pie de calle en Ventanielles, y lo que allí se dice difiere bastante del espectáculo morboso que busca sangre para su audiencia.

Hay en Oviedo otros muchos mundos aparte. Pero no tienen, que sepamos, su propio programa de radio. Es RadioQk, la radio libre ovetense con cuatro décadas de actividad, la que da el soporte técnico y formativo para todas estas iniciativas. “Tenemos una política de ser una radio libre en todos los sentidos”, cuenta Nacho Durán, de la QK, “y eso incluye que sea fácil de manejar”. Desde la radio ofrecen talleres y apoyo técnico a los colectivos sociales que quieran tener su propio espacio en las ondas con el objetivo de que “tengan autonomía para hacer sus propios programas”.

En A Teyavana son los más veteranos al micrófono. Su programa quincenal arrancó hace ya tres años por iniciativa de Vicente, un usuario de la asociación ya fallecido. El referente del programa es la mítica Radio Colifata, iniciativa del psicólogo Alfredo Olivera, que visitó Asturias hace pocas semanas, en el hospital psiquiátrico de Buenos Aires. “Entonces era inimaginable que los pacientes de los psiquiátricos se pusieran al mando de un programa”, cuenta Javier Otero, uno de los locutores de A Teyavana, “pesaban mucho los prejuicios de que no podíamos hacer nada”.

Dicen que para ellos es importante hacer el programa-elegir los temas, elaborar los guiones, compartir sus intereses e inquietudes-pero también saber que hay alguien al otro lado escuchando: “Puede haber una persona que lo esté necesitando y que la radio sea para ella una compañía en la soledad para esa gente que se siente excluida o que está pasando lo mismo que nosotros”.

A Teyavana tiene varias secciones fijas en su programa. “Salud mental para cuerdos” es la más importante de todas, y en ella entrevistan a profesionales de la psiquiatría o la psicología, a pacientes o a personas relacionadas de algún modo con la salud mental. Otros espacios hablan de las actividades de la asociación, de cine, arte, deporte, alimentación saludable, las “locuras poéticas” de quien se anime a leer sus escritos y una sección de mitos sobre salud mental que persigue combatir el estigma que aún pesa sobre los enfermos.

Siempre hay tiempo para el debate y la denuncia. En los programas de A Teyavana se habla de la escasez de recursos humanos y económicos en el sistema de salud público, de la infernal burocracia que deben asumir para obtener cualquier ayuda o de la falta de humanidad con la que, en ocasiones, se sienten tratados por los médicos. “El problema de la salud mental va a ir a peor”, advierte uno de los participantes en el espacio, “y hace concienciación y voluntad para que los poderes públicos se mentalicen”.

“Un mundo aparte” emitió su primer programa en mayo. Xulio me recibe a la entrada del Albergue Cano Mata, donde vive desde hace unos meses, y explica cómo se implicó en el programa y qué le interesa de la radio: “Siempre me ha gustado mucho la radio y siempre me ha acompañado. Participé de este programa desde el principio, cuando Paula, de Cáritas, me propuso formar parte”. En los seis programas que han grabado hasta ahora han participado unas ocho personas, todas ellas usuarias del albergue en algún momento. “La esencia del programa es dar voz a las personas que no la tienen”, dice Xulio, “que podamos decir lo que tenemos que decir”.

Paula, promotora de la iniciativa y trabajadora del albergue, explica que uno de sus empeños es “fomentar la autonomía de las personas y la desinstitucionalización para que no haya dependencia. Otro punto importante es la participación comunitaria, y dándole vueltas a ese tema surgió la idea de dar voz a las personas en el centro, y así empezó el programa”. Pero desde el comienzo tuvieron claro que no querían “un programa de testimonios, en el que cada uno va a contar sus miserias. No. Queremos mostrar que estar sin hogar es solo una situación, no es nada definitorio. Lo que define a las personas son otras cosas. Se trata de buscar lo que te gusta y te apasiona, no contar tus dramas. La intención, además, es que sea lo más horizontal posible y que mi figura tienda a desaparecer”.

El perfil de los locutores del programa es diversa: hay personas que cuentan con protección internacional, una mujer con problemas respiratorios severos, un joven que sufre brotes psicóticos, una chica con problemas de drogas…La conducción del espacio corre a cargo de Clara, estudiante de trabajo social y voluntaria en el albergue Cano Mata: “Cada uno se prepara su parte y yo me limito a presentarlo. Los protagonistas son ellos”.

Xulio asegura que el programa “sirve para hacer el día a día aquí más llevadero, para tener una motivación. La vida aquí en el albergue se puede hacer densa. Además, es muy curioso, pero me resulta muy estresante el antes del programa y muy liberador el después, muy divertido”. Su esperanza es que sea útil para cambiar la percepción que hay sobre este colectivo: “Hay muchos prejuicios pero poco conocimiento”. “Desde fuera”, concluye Clara, “se piensa que todas las personas sin hogar son iguales, pero hay mil cosas diferentes entre ellos. La gente tiende a simplificarlo todo pensando “mira, un desgraciado más”. Por eso es importante que sea vea que son personas que tienen aficiones, opiniones, cultura y mucho potencial”.

Radio Luar, un micrófono para que Ventanielles hable

Radio Luar fueron los últimos en empezar a emitir, pero su proyecto es el más ambicioso de todos. La asociación ha comprado el local adyacente al que ya utilizaba con el objeto de poner un estudio de radio. “Es un proyecto a largo plazo”, explica Candela, educadora social de Luar, “con la aspiración de convertirnos en una radio comunitaria abierta para todo el barrio de Ventanielles”. Borja, también educador social, cuenta que el proyecto aspira a que “el barrio entero pueda usar la radio libremente para hacer programas de lo que quieran los vecinos”.

Por el momento, se conforman con un espacio semanal por y para la juventud ovetense. Álvaro, Julio, Andrés y Kyran, de entre 16 y 21 años, todos vecinos de Ventanielles, son de los habituales en el estudio. El programa empieza siempre con un noticiario para jóvenes, en el que se informa de actividades de ocio, formación o empleo. Después viene la parte fuerte del programa, en la que se discuten uno o varios temas de interés. Pueden ser las drogas, el bullying, el cine, el amor, el sexo o las redes sociales. Para cerrar, un consultorio telefónico en al que cualquiera puede llamar para plantear preguntas sobre su vida sentimental.

“La juventud de hoy en día no es la misma que la de hace unos años”, opina Andrés, “por eso aquí intentamos comunicar nuestra opinión para las personas que tienen dudas”. En uno de sus últimos programas hablaron sobre los prejuicios acerca de Ventanielles: “He tenido menos problemas en esta zona que en otros barrios de alto standing donde los vecinos te miran por encima del hombro”, contaba Andrés a la audiencia.

Kyran suscribe sus palabras: “Critican mucho a Ventanielles, pero este es un barrio muy tranquilo”.

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