El jubileo valenciano de Juan de Pablos (ex Radio 3), mito de la radio pop: «Pensé que no salía de esta»

Juan De Pablos

Víctor López Heras escribe en elconfidencial.com: Es viernes 24 de junio y los estadounidenses Wilco han comenzado puntuales su concierto. Fuera, en una fila interminable, parte del público aún aguarda para disfrutar del bautismo valenciano del grupo de Jeff Tweedy. Dos personas verifican las entradas por un único acceso. El viento de poniente castiga con 33 grados el auditorio al aire libre de Burjassot, y en la zona de las barras, Juan de Pablos (Cáceres, 1948) hace la primera de las dos colas para conseguir avituallamiento. Primero cambiará euros por fichas, después tomará un refresco. La promotora ha externalizado este servicio a una gran empresa del sector musical, y ninguno de los nueve camareros trae cara de haber atendido antes a 2.500 personas con sólo seis grifos. La festivalización de los conciertos de aforo medio en Valencia: menos es menos, excepto para quien es más. Alguien a pie de mostrador reconoce al veterano locutor y agiliza su segunda espera. Mientras, han sonado ‘I’m My Mother’, ‘Cruel Country’, ‘Kamera’, ‘Hints’ y ‘I’m Trying to Break Your Heart’, esta última durante siete minutos. “Quizá vaya el lunes a Las Noches del Botánico de Madrid para verlos bien”, comenta Juan en un corrillo.



El 19 de febrero de 2019 se emitía por última vez Flor de Pasión, en Radio Nacional de España. Era el día del 71 cumpleaños de Juan de Pablos, pero él ya no estaba allí. Hacía un mes que no podía acudir a trabajar al programa que parió en 1979. Durante 40 años, la educación sentimental de varias generaciones de amantes de la música transitó por aquella hora de radio que siempre prologaba ‘Attends Ou Va-t’en’ de Paul Mauriat y moría con ‘Azzurro’ de Adriano Celentano. Diez meses después de su postrera aparición ante los micros, se instaló en la capital valenciana. “Yo venía a Valencia con asiduidad porque mis padres vivían aquí. Mi hermano lleva 45 años viviendo aquí, primero en Cullera y después en la ciudad. Y desde hace quince años me escapaba a Valencia siempre que podía porque no soportaba Madrid. En un momento particular, tras mi retiro, estando muy deteriorado por el trastorno de bipolaridad, busqué el amparo de la familia, aquí están mi hermano, mi cuñada y mis sobrinos. En octubre de 2019 me trasladé definitivamente, pero la mitad del tiempo que llevo aquí me afectó una depresión”, explica el locutor. El extremeño habita en el barrio de Trinitat, una zona residencial al norte del viejo cauce, junto a los Jardines del Real y el emblemático Museo de Bellas Artes, unido al centro histórico por el puente de La Trinitat, el más antiguo de la ciudad, construido en 1402. “Estoy bien comunicado con el centro. Dando un buen paseo, a mi ritmo, llego hasta la Estación del Norte. Lo hago por etapas, primero cruzo el puente hasta la plaza de la Virgen, de allí a la plaza de la Reina, después hasta el Ayuntamiento, y por último a la estación”, relata de Pablos, “una vez en el centro, visito las tiendas de discos y las cafeterías. Compro vinilos como un poseso, en mi casa de Madrid no caben más. Pero no puedo evitar acudir a Devil Records y Discos Ámsterdam, a Oldies ahora voy menos porque ya no está Vicente Fabuel a quien conocí hace más de cuarenta años”.

El radiofonista viene de sufrir un fin de estío fatal, del que confiesa haber salido de puro milagro. “Empecé el verano bien, yendo cada día a la playa de la Malvarrosa, pero en agosto sufrí una terrible deshidratación tras una gastroenteritis galopante, mi familia llamó a urgencias y la ambulancia me trasladó al Hospital de La Fe. A esto se unió una infección y que descuidé la pauta de la medicación, llegando a tener alucinaciones. Estuve ingresado tres semanas y durante días me dio por no hablar, perdí la cabeza hasta que recuperé la pauta. Pensé que no salía de esta, pero aquí estoy, y desde septiembre la cosa ha mejorado”, incide Juan, “he vuelto a acudir a conciertos, una media de cinco semanales. La semana pasada disfruté a Hombre Lobo Internacional, Nick Lowe & Straitjackets, La Fundación Francisco Frankenstein, Cass McCombs y la URSS. Hubo buen ambiente en todos, parece que la cosa remonta para las salas. Los próximos días acudiré a ver a Birdlegg, un bluesman de Pensilvania que es un torbellino, y a Los Casanovas”. El idilio con el territorio valenciano comenzó en su primera juventud, el año en que debutó en el periodismo musical. “Desde 1967 hasta 1986 pasé las vacaciones de verano completas en Cullera. Era un pueblo que daba gusto, sin edificios altos, la calle estaba sin asfaltar y estábamos en primera línea de playa, aunque el mar quedaba a cien metros, algo que acabó en los setenta con la masificación turística. Asistía regularmente al cine de verano y a una plaza de toros portátil donde Bruno Lomas actuó en 1968, fue un espectáculo contemplarlo”, rememora el locutor.

Su trayectoria profesional arrancó en octubre de 1967, a los 19 años, como asesor musical en Los 40 Principales de Radio Madrid. “Allí estaban José María Íñigo, Tomás Martín Blanco, Rafael Revert, Mariano de La Banda, y luego entró Joaquín Luqui. Todos primeros espada. Una de las cosas que hacíamos los novatos era votar por un single del mercado británico que editaría después el sello de la casa, otra era seleccionar discos para pinchar en el programa de Rafa Revert, pero casi nunca ponían mis opciones, y aquello duró unos cinco meses hasta que empecé a redactar en la revista ‘El Gran Musical’. Escribíamos amplios monográficos sobre el underground, que en la época vestía mucho. Los sellos CBS y Polygram tenían grupos etiquetados underground como John Mayall, Chicago, Blood Sweat & Tears y Free que tenían números uno en Estados Unidos, no sé qué underground era ese. Hasta con Santana usaban aquella etiqueta”, bromea el locutor. Su primera oportunidad para dirigir un proyecto propio surgió en los primeros años setenta. “En 1971, empecé a colaborar en Autorretratos, el programa de Moncho Alpuente en Radio Popular FM. Gonzalo García-Pelayo era el jefe de programación y le propuse hacer un espacio llamado Ozono. Georges Brassens había lanzado ‘El rey de los estúpidos’, con una alusión directa a Franco, al que llamaba pobre viejo, y lo radiamos”, cuenta el cacereño, “una espada de Damocles amenazaba con cortar la emisión en cualquier momento, un domingo de febrero de 1973 cerraron la frecuencia modulada y conectaron con el fútbol por onda media. En la fonoteca de Radio Popular había algunos discos marcados como censurados, y no solo los obvios como Léo Ferré o Brassens, sino cosas inimaginables como ‘Apeman’ de los Kinks o ‘Te lo diré en septiembre’ de Los Cinco Latinos”.

Sobre la influencia valenciana en su línea editorial hay para todos los gustos. “Lo de los melódicos valencianos en los setenta fue una explosión, no solo Nino Bravo o Camilo Sesto, también Juan Bau, Juan Camacho o Yaco Lara. Pero nosotros estábamos a otra cosa. Me ofrecieron entrevistar a Nino Bravo, que estaba triunfando con unas magníficas composiciones de Pablo Herrero, José Luis Armenteros y Augusto Algueró, pero no quise, preferí charlar con David McWilliams, un cantautor norirlandés con un single que me encantaba, ‘Days of Pearly Spencer’. No tuvo mucha suerte en las listas, aunque después lo versionaron Ana Belén o Caterina Caselli”, apostilla el mito de la radio pop. En cambio, ya con Flor de Pasión en antena y convertido en el prescriptor radiofónico de su época, la presencia valenciana se hizo habitual. “Programé mucho a Julio Bustamante y Remigi Palmero, tanto en solitario como en In Fraganti. ‘Humitat Relativa’ de Remigi es un disco soberbio, con esa canción ‘Ràdio Argel’, compuesta por Julio, es maravillosa. Me enviaron la reedición del sello de Francesc Burgos, LaCasaCalba, en Gandía, y me dieron un alegrón. A Bustamante lo conocí porque Miguel Ángel Villanueva, de Los Auténticos, dirigía el sello Discos Medicinales, donde Julio publicó en 1986 su segundo álbum ‘Cargo de mí’. Quedé deslumbrado, era un trabajo prodigioso. Y ahí sigue en la brecha, manteniendo el tono. No hay quien se le asemeje”, declara de Pablos, “en Castellón hubo y hay todavía una escena pop muy completa con Los Auténticos, Malconsejo, Shock Treatment, Depressing Claim, Heatwaves o Santi Campos. Y de la música actual destacaría a las chicas de Lisasinson que han debutado con el sello Elefant, a los alicantinos Futuro Terror, que son soberbios. He pinchado tantos, desde Seguridad Social hasta Second Coming, que la lista es interminable”.

Este referente pop de la comunicación ya es parte de la escenografía musical de Valencia. Asoma tanto por el pequeño bar de barrio donde un músico amateur concita a treinta oyentes, como en las gradas que congregan a miles de espectadores frente a la gran banda americana del siglo XXI. Aun así, la sala 16 Toneladas, en el barrio de Tendetes, se ha convertido en el templo oficial para la continuidad de su Flor de Pasión. En mayo de 2019, Juan de Pablos reunió allí a 25 bandas para celebrar su jubilación, y el 26 de septiembre de 2021 comandó de nuevo su programa de radio desde los platos del local. “No quiero adelantar mucho, pero cerca del periodo navideño montaremos otra fiesta Flor de Pasión, con dos grupos importantes”, concluye el ilustre valenciano de adopción.

72368