Días de radio, a propósito de Miguel Meroño, un histórico de Radio Cartagena

Miguel Meroño

Javier Lorente escribe en La Opinión de Murcia: Como en la película de Woody Allen, yo también podría hacer un recorrido vital, desde mi infancia, a través de mi relación con la radio, esa ventana mágica abierta al mundo. Mi madre aún me recuerda lo aplicado que yo estaba de niño, dibujando a sus pies, mientras ella lavaba los pañales de mis hermanas en la pila, al tiempo que escuchábamos absortos la telenovela, el consultorio de Elena Francis, los éxitos musicales o las interminables llamadas de oyentes para ayudar a los damnificados del terremoto de Nicaragua. Al final de la dictadura, recuerdo también que el mundo se me venía abajo en Semana Santa porque en la radio solo ponían música clásica, que yo entonces veía como un castigo de un Dios al que molestaba la alegría.



LA CONEXIÓN CON EL MUNDO.
Con 18 años, cuando me eché novia, comprobé que en casa de ella la radio era aún más omnipresente, pues estaba encendida las 24 horas del día, tanto en la cocina como en su dormitorio. Muchos años después, mi suegro, ya viudo, a sus 89 años sigue manteniendo esta costumbre de no apagar ni un momento la radio, ni siquiera mientras duerme.

Hasta que no me compré un radiocasete la radio posibilitó mi afición por la música y también mi afición por la palabra. La radio ha sido mi conexión con el mundo, con la actualidad y con la ficción. Recuerdo perfectamente que el 23-F, teniendo yo 17 años, estaba escuchando en directo el debate parlamentario en la radio cuando Tejero entró en el Congreso de los Diputados pegando gritos en plan macho salvador de esa españa con minúsculas que hoy vuelve a reivindicar la ultraderecha. La radio me ha modelado casi tanto como los libros, el colegio, la familia o los amigos. Y es que la radio ha sido nuestra amiga siempre y quien la probó lo sabe, que ni el vídeo, ni las plataformas y sus series podrán matar nunca su estrella.

Recuerdo la primera vez que estuve en los estudios de Radio Cartagena de la Cadena SER, era yo un joven comprometido ya con las cosas de mi pueblo y, de la mano de Enrique Pérez Abellán, directivo entonces de la Asociación de Vecinos de Pozo Estrecho, me entrevistó la locutora Chelo Cánovas sobre mis proyectos como vocal de Cultura de la asociación. Desde ese momento empecé a ver la radio desde el otro lado, como un altavoz que te da la palabra. Con los años compaginé mis estudios universitarios y mi labor profesional como fotógrafo y pintor con la tarea de implicarme en las reivindicaciones sociales, vecinales y culturales de la Comarca del Campo de Cartagena y en ello, además de los compañeros y la gente, he de confesar que las distintas emisoras de radio siempre han sido nuestros mejores aliados: RNE, Onda Regional, Onda Cero, la COPE, etc.

HOY, DÍA MUNDIAL DE LA RADIO.
Pero hoy, en este aniversario del Día Mundial de la Radio, quiero hacer mención de un gigante de la palabra y de corazón como es Miguel Meroño, un profesional que durante 35 años ha sido la voz y el alma de esta Radio Cartagena de la Cadena SER. No, no se ha jubilado a sus 53 años, ni esto son las palabras que por desgracia solo decimos cuando alguien se nos va para siempre. Este queridísimo y admirado locutor, tras una trayectoria que ha de pasar a la historia, se ha trasladado a Radio Lorca, cerca de la casa en la que vive desde hace unos años.

A mi primera hija le pusimos Marina, por razones obvias al ser hija de dos enamorados del Mediterráneo y el Mar Menor. A mi hijo le llamamos Miguel, nuestros amigos y familiares piensan que fue por Miguel de Cervantes, unos, por Miguel Ríos, otros, o por Miguel Ángel Buonarroti, algunos; podrían llevar razón, pero a Olga se le ocurrió el nombre porque en aquél entonces, estando yo en la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena y Comarca, todas las mañanas sonaba nuestro teléfono porque Miguel Meroño me quería entrevistar con algún tema de la ciudad, de los pueblos, del campo o de alguna asociación.

Baste la anécdota para que quienes esto leéis os hagáis cargo de lo importante que puede ser un locutor de radio para una familia, para un barrio, para una Comarca y para tantos colectivos culturales, sociales, vecinales y festeros que están llenando las redes sociales del reconocimiento a la labor bien hecha de este ‘obrero de la radio’ como a él le gusta decir y que, sin duda, refleja, pese a su voz prodigiosa, la humildad de quien siempre ha estado al lado de la gente de abajo, de los que sufren injusticias, de los que reclaman y reivindican, de los que participan, de los que crean, de los que defienden la cultura, el patrimonio, el medio ambiente, la fiesta, el carnaval, la semana santa, las tradiciones o unos pueblos y una ciudad mejores.

Miguel Meroño, que iba para ingeniero y que hasta aprobó unos exámenes para la Renfe, terminó en las ondas, en las que ya hacía, junto a Pepe Pérez, sus pinitos con 17 años en Radio Encuentro, en los Salesianos. Se declara ferviente discípulo del gran Iñaki Gabilondo, pero reconoce que ha aprendido de otros grandes de la radio de Cartagena y de la Región como Jaime Cros, Paco Escudero, Pepe Navarro, María José Alarcón, Valentín Contreras, Felipe Nicolás, Pascual Ballester o Antonio Rosa.

MIGUEL MEROÑO.
En 35 años, Miguel Meroño ha vivido en primera línea momentos como la quema de la Asamblea Regional y ha sido pionero en dar voz a las reivindicaciones arqueológicas de Cartagena, desde aquellas épocas en que aún no se había descubierto el Teatro Romano y Blanca Roldán, como una revolucionaria del patrimonio, encabezaba el movimiento de Salvemos el Molinete, junto a otros arqueólogos como Luis de Miquel.

En todos estos años, Miguel Meroño se ha rodeado de grandes colaboradores y especialistas en su programa de Hoy por Hoy. Ya es mítica aquella sección de La Palmera Chismosa de aquel Duende agitador de Tomás López Castelo, ‘El Tío del Saco’ con Pepe Sánchez, hoy cronista de Cartagena, o sus ‘Cartagena Histórica’ o sus ‘Firmas’ con multitud de columnistas de opinión.

Interminable e imposible dar cuenta aquí de tanto que le debe la radio, la sociedad, los colectivos y los municipios de la Comarca del Campo de Cartagena a este locutor que podría haber llegado a ser una importante voz de la radio a nivel nacional si su ambición no fuera estar siempre con sus vecinos.

Un grupo de oyentes ya hemos empezado a organizar un merecido homenaje (cuando sea posible) a este hombre que ojalá haga escuela en la radio.

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