Crónica de la Gala de los Premis RAC 105 en la Sala Apolo

RAC 105

Esteban Linés escribe en La vanguardia que los galardonados compartieron escenario con actuaciones de Els Catarres, Oques Grasses, Sopa de Cabra, Suu, Ginestà o Julieta.



El primer cambio que vivió ayer a segunda edición de la entrega de los Premis RAC 105 fue la ubicación. Hace un año, la ceremonia bautismal de estos galardones tuvo lugar en la sala Barts. Allí se celebró un acto con el que la emisora radiofónica quería apoyar una escena musical catalana en una coyuntura bastante crítica por la pandemia.

La entrega de los Premis RAC 105 recaló ayer en la sala Apolo con la misma filosofía con que nació hace un año, es decir, apoyar a la escena mu­sical catalana en una situación complicada y, por otra parte, estimular el regreso a la nor­malidad de la música en vivo.

Este cambio de escenario -con no muchos metros de separación- no supuso un mayor impedimento para que esta segunda edición se convirtiera en una celebración de optimismo, ganas de reír, sensación de estar juntos y buena música.

Y aunque los premiados y las diferentes categorías ya se conocían, el publico que llenaba la sala grande de Apolo -mayoritariamente por gente de la profesión- disfrutó con lo que vio y oyó.

En ello tuvieron que ver lo suyo Ernest Codina y Marc Sarrats, con los papeles repartidos de más serio y más transgresor, que fueron presentando galardonados y actuación. Antes hubo una descarga de arranque por parte de Els Catarres que dieron vida a Animals con energía, ritmo y electricidad, lo que les dio una perspectiva muy atractiva.

A partir de allí se sucedieron las entregas de los premios, normalmente agradecidas de manera concisa y procurando atenerse a un horario que finalmente se prolongó más de lo previsto: Nil Moliner (canción más radiada en RAC 105), Joan Dausà (di­recto), Habla de mí en presente (grupo revelación), Sopa de Cabra (premio honorífico), Rigoberta Bandini (canción) y Alfred García (votación popular de los oyentes de RAC 105).

Junto a los anteriores hay que destacar la presencia de los Oques Grasses, que tuvieron una dosis de mayor protagonismo porque habían obtenido dos recompensas, al mejor videoclip que se lo entregaron las miembras del jurado Noemí Galera, Sílvia Colomé (redactora jefa de Cultura de La Vanguardia) y Xènia Rafí, y al mejor álbum. Y también porque fueron los encargados de bajar el telón con una interpretación muy intensa de De bonesh con todos sus integrantes sentados.

Más allá del tramite ceremonial de dar y recibir la recompensa, hubo momentos jugosos, jocosos y también reveladores. Como saber que la canción de Nil Moliner Libertad había sido emitida en 1.900 ocasiones a lo largo de 2021. Que Joan Dausà verbalizó el trasfondo de esa velada y de parte de los premios en sí al decir que la clave de todo nuestro trabajo es el directo». Descubrir que el grupo revelación está formado por cinco jóvenes de Barcelona París y Alemania, que funcionan como grupo desde 2013, pero que ha sido este año cuando han dado el salto a la visibilización con su pegadizo álbum Vivir más. O comprobar que Alfred García está en un peridodo de transición en el aspecto artístico y musical, con un segundo álbum aparecido el pasado o con alguna colaboración significativa también en 2021 con Sopa de Cabra.

Precisamente uno de los momentos entrañables de anoche fue rememorar cuales fueron los inicios de Sopa de Cabra cuando se ligó el premio honorífico a los treinta años de la aparición de su referencial álbum Ben endins. Allí se pudo ver un entrañable video con imágenes de época de sus jovencísimos miembros, otras ya actuales y palabras de un Gerard Quintana certeras y ajustadas al timing: «las canciones están presentes más que nosotros».

Aunque quien seguramente se llevó el favor y sobre todo la ovación de la noche fue Rigoberta Bandini, una de las protagonistas de la escena musical de aquí y de allá de los ultimos tiempos por su arte y su posicionamiento feminista. Así, anoche Paula Ribó -nombre civil de la treintañera barcelonesa- recogió su premio por Ay mamá. La encargada de dárselo fue una de celebrities de la noche, Judit Mascó, que de entrada descubrió que «este es el premio a la primera mujer de la noche» ( el primero y el último, todo sea dicho). Y Rigoberta, transparente y creíble como siempre, reconoció que «me hace mucha ilusión el premio a una canción que nos une a nuestra verdad, que todavía resuena en la sociedad».

Con todo, el gran atractivo de la ceremonia-show lo volvieron a ser las actuaciones en vivo, ofrecidas por artistas y grupos más o menos con el perfil de oyente RAC105. Así, y además del mencionado corte de arranque de Els Caterres, anoche se pudo escuchar un combinado a base Suu, Ginestà, Sopa de Cabra, Julieta y, por último, Oques Grasses. La actuación anunciada de Blaumut no tuvo lugar, y fue todo un acierto el emotivo recordatorio de Pau Riba, con imágenes mayoritariamente ya muy veterano pero transpirando hasta el ultimo suspiro su entrañable filosofía de vida.

Fue reconfortante ver y oír a Suu salida de su zona de confort cantando Nota de voz , viajar al vibrante pasado de L’Empordà con un Gerard Quintana soltando el inmarchitable «bona nit malparits!», o descubriendo la voz y el poderío escénico de Julieta, aunque con la dicción empastada por la acústica.

Dos últimas curiosidades en una noche que se solventó con buen ritmo y un acelerón final. Por un lado, el divertido, a veces ingenioso y otras no tanto, vídeo donde se modifica el abecedario Motomami de Rosalía, incluyendo al final un «visca Catalunya lliure!». Y por el otro, un peculiar, algo sorprendente y ocurrente homenaje a grupos y artistas que no han recibido nunca premios pese a su altísimo grado de popularidad, como Mesclat, Damaris Gelabert, 3XL.Dance, Sau o incluso Cesk Freixas.

Los asistentes se rieron y se lo pasaron bien. Que de eso también se trataba.

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