Christian Gálvez (Cadena 100): «Quien me llame empalagoso es que nunca se ha enamorado»

Christian Galvez

Diario de Navarra publica que a sus cuarenta redondos, se ha quitado la americana de presentador de concurso y se ha calzado su chupa de fan de Bon Jovi para asomarse a los micrófonos de Cadena 100 con un programa titulado ‘De sábado con Christian Gálvez’ donde descubre su vena más cañera. El otro día enseñó sus tatuajes a través de la web de la emisora. «Voy a ir mostrando poco a poco cada parte de mi cuerpo», amenaza entre carcajadas, justo antes de rajarse… «Noooo, que yo sin ropa pierdo mucho». Aunque algunos lo imaginen cabizbajo y meditabundo lo cierto es que el exconductor de ‘Pasapalabra’ se encuentra pletórico. «Estoy genial. Y aunque de momento no me vean en pantalla, no paro de trabajar».



El programa radiofónico lo realiza a dúo con Víctor Parrado. «Me hace infinitamente mejor». Sin embargo el título solo lleva el nombre del famoso presentador. «Yo no era muy partidario -tercia Christian- pero lo entiendo como estrategia, como reclamo, aunque no me considero para nada una estrella de la tele, soy un currito». Y para certificarlo explica que mantiene los mismos amigos de hace veinte años de Móstoles (su localidad natal), Fuenlabrada, Alcorcón y Carabanchel. «Esos que me llaman Chris y que cuando alzas un poco el mentón te bajan los humos». Y luego está su mujer, la exgimnasta vitoriana, y ahora actriz, Almudena Cid… «Porque uno no es una estrella si no tiene un firmamento bailando a su alrededor».

Gálvez advierte que pasa de ‘Pasapalabra’. «Sobre eso no doy titulares porque se pueden malinterpretar. Además, ha transcurrido ya más de un año, hemos tenido una pandemia mundial…». Admite que la suspensión fulminante de aquel programa de Telecinco (ahora emitido por Antena 3) fue «uno de los golpes más dolorosos» de su vida laboral. Pero también aclara que no se arrepiente de haberse quedado en Mediaset. «Tengo confianza plena y ciega en mi cadena. He llegado a leer titulares diciendo que la decisión de Paolo Vasile mató a Christian Gálvez… Me hace gracia porque yo me he quedado en Mediaset por Paolo. Por una charla privada en la que me dijo lo que quería y esperaba de mí. Fue un acto de generosidad, de transparencia brutal y le dije sí quiero».

Con el subidón de acabar de grabar un nuevo formato, Gálvez anticipa que está moviendo tres proyectos relacionados con la tele y el teatro. «Son de entretenimiento, cultura y divulgación, en la línea de lo que yo quiero hacer». En ese momento, le llega un mensaje al móvil… Lo lee y proclama: «Además, te voy a dar una exclusiva. Después de muchos años voy a terminar la trilogía de las crónicas del Renacimiento publicando ‘Salvar a Rafael’, una historia de amor en la Florencia y la Roma de aquella época».

Sin Almu, una hecatombe
De amor sabe mucho Christian Gálvez. Su relación de pareja pasa por ser modélica… «Algunos dicen que somos empalagosos. Eso es que no se han enamorado en su puñetera vida. Para mí Almu y yo representamos lo normal, nos admiramos, nos queremos y nos respetamos y no nos da vergüenza decirlo. Pero la gente lo convierte en algo extraordinario». El confinamiento, según cuenta, los ha unido todavía más. «La única pena ha sido no haber podido celebrar nuestros 40 cumpleaños, yo soy de mayo y ella de junio, ni nuestro décimo aniversario de boda. Ya lo haremos. Pero crisis entre nosotros, ninguna. Mi crisis hubiera sido pasar el confinamiento sin mi mujer. Eso habría sido la hecatombe, el apocalipsis, el juicio final».

Rendido fan de Da Vinci, Gálvez ha publicado varios libros y hasta organizó una muestra internacional sobre el genio florentino. «Me dieron muchos palos por ser un tipo que trabaja en Telecinco no porque la exposición tuviera errores. Solo volvería a hacer otra si tuviera algo nuevo que contar. Lo que no sé es si la haría en España, je, je. Aquí cuando alguien hace algo con pasión y perseverancia a veces, sin querer y de manera indirecta, abre heridas narcisistas en los demás».

A pesar de su metro ochenta y cinco y sus ojos azules, Christian jura que nunca ha sido ligón. «Al contrario, yo era el que se apoyaba en la barra de las discotecas y esperaba a que alguien entrara. Era el divertido, pero muy vergonzoso». Sí se desmelenó un poco más como alumno de instituto… «Una vez, hartos de que un profesor nos lanzara salivillas, un compañero y yo decidimos ir a clase con chubasquero». El profe lo cazó a la primera… «Menos mal que se lo tomó a risa».

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