Canal 33 rememora los tiempos de Elena Francis con el documental «Querida Doña Elena»

Mañana, viernes, a las 22.40, el 33 emitirá el documental «Querida Dª Elena», enmarcado en la programación especial de TV3 y Catalunya Ràdio dedicada este mes a las mujeres. El documental es un trabajo de producción propia que nos transporta a la época de los peores años del franquismo, a través de testigos y cartas descubiertas, completamente abandonadas en unas cajas, hace tres años: las cartas del consultorio radiofónico de Elena Francis. Un descubrimiento que, por primera vez, ahora sale a la luz.



«Querida Dª Elena» viaja a la época de los peores años del franquismo, a través de testigos y cartas descubiertas, completamente abandonadas en unas cajas: las cartas del consultorio radiofónico de Elena Francis. Un descubrimiento que, por primera vez sale a la luz. El retrato de unos años que todo el mundo recuerda y que, hoy, pueden analizarse desde una nueva perspectiva: la realidad social de la posguerra a través de todo un mundo de intimidades y de secretos confesados ​​por escrito que miles de personas van transmitir a una inexistente Elena Francis.

Cuando los técnicos del Ayuntamiento de Cornellà iban a despejar las dependencias de un viejo edificio que acababan de comprar para convertirlo en equipamiento público, se encontraron un tesoro que no esperaban escondido bajo una gruesa capa de polvo. Eran cientos de cajas llenas de cartas guardadas con los sobres respectivos más unos papeles mecanografiados que casi todos comenzaban con un lacónico «Querida amiga».

Rápidamente, la curiosidad dejó paso a la sorpresa, cuando se vio que lo que había abandonado en ese desván era toda la correspondencia del famoso consultorio radiofónico de Doña Elena Francis. Eran miles de cartas de todos los años que duró el programa que habían llegado de toda España y que habían sido guardadas con el sobre original, sobre el que algún responsable del programa había escrito unas anotaciones antes de hacer la respuesta mecanografiada, que también se guardaba adjunta en la carta.

En ese mismo momento, alguien podía pensar que aquello sería un hallazgo que aportaría un poco más de luz sobre la realidad social española de la posguerra, pero lo que de hecho se destapaba ese día era mucho más profundo, ya que revelaba todo un mundo de intimidades y de secretos confesados ​​por escrito por miles de mujeres y de algunos hombres que se habían dirigido a una inexistente Elena Francis confiadamente en busca de ayuda. La gran mayoría de las cartas planteaban simples problemas estéticos, pero también había otros que eran un grito angustioso de desesperación que relataban las más diversas situaciones de lo que ahora se llamaría violencia doméstica, abusos, embarazos no deseados, amores imposibles e incluso algún delito no confesado.

Era evidente que Doña Elena o su equipo de trabajo no radiaban todas las cartas que se recibían, pero no sólo por razones de cantidad. Algunas eran contestadas por escrito cuando la persona pedía una total discreción sobre su caso, pero había otras que nunca salían por antena porque planteaban situaciones demasiado graves o vergonzosas para el programa y merecían ser contestadas aparte con una contundente rectitud católica y una moral despiadada. En estas respuestas, casi siempre salía la observación de que en este mundo se venía a sufrir y que cada uno debía llevar la cruz que le tocaba, como Jesús había llevado la suya. Todo esto ocurría en medio de los peores años del franquismo, cuando España era territorio de cruzadas, y las cosas tampoco iban mejor en otros ámbitos de la sociedad, como la política y la economía, mientras que la religión y la moral regían la vida de un país que tenía unas profundas y singulares raíces machistas.

Un equipo del programa se pasó todo un mes leyendo cartas en el Archivo Comarcal del Baix Llobregat de la Red de Archivos de la Generalitat de Catalunya, que es donde se guardan ahora. Se decidió concentrar la lectura en los años que iban de 1950 a 1964 (un período de tiempo en el que España vivió aislada política y culturalmente del mundo) y se escogieron con preferencia las cartas que alguien del consultorio había marcado con un asterisco y el palabra «Senti» para indicar que era una carta en la que la autora confesaba asuntos de cariz sentimental. Esta decisión supuso entrar en un universo inesperado lleno de intimidades y secretos.

El equipo del programa trabajó las cartas de forma anónima para preservar los derechos de los protagonistas, leyendo un total aproximado de unas 8.000 cartas, de las cuales, en una primera selección, se escogieron 500. eligieron una veintena, que son las que forman parte del programa que reconstruye el documental.

Como el documental pretende reconstruir una emisión del programa radiofónico se contó con la participación de voces conocidas del doblaje del cine y el apartado musical corrió a cargo del colectivo de los CaboSanRoque, de Raül Fernández, bajo el sello de Refree, de la voz de Sílvia López y de Quimi Portet, con su Orquesta de Cromagnon y el acompañamiento de Pep Poblet.

Un documental, dirigido por Josep Rovira, realizado por Lluís Montserrat y con la documentación de Montse Bailac, se estrenó en «Sense ficció» en septiembre del 2009.

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