Así vivió Pepe Fernández el 28F en los Informativos de la Cadena SER en Andalucía

Radio Sevilla

Quien era Jefe de los Informativos de la SER en Andalucía, Pepe Fernández, cuenta en primera persona cómo vivió la redacción aquel proceso desde confidencialandaluz.com.



La Cadena SER, con solo dos emisoras de su propiedad, emitiendo a través de nueve frecuencias de Onda Media la mayoría asociadas fue, sin duda, uno de los medios de comunicación más decisivos en el proceso autonómico andaluz. Así lo han reconocido reiteradamente en estos años, entre otros, dos de los grandes artífices políticos de aquella lucha autonómica, Rafael Escuredo y Manuel Clavero; uno y otro fueron testigos principales de cómo los micrófonos de las emisoras andaluzas de la SER acogían sus mensajes y la actividad desplegada a favor (o en contra) de un referéndum andaluz con el que se soñaba lograr una «autonomía de primera».

La radio de la época en general jugó un importante papel, más que la única TV en manos del gobierno, destacando la SER y, en menor medida la cadena de Ondas Populares de la Iglesia, especialmente en el tramo final, tras posicionarse públicamente a favor del ‘Sí’ los Obispos del Sur, con el Cardenal José Mª Bueno Monreal al frente. Una postura que el cura Javierre defendió desde el minuto uno desde el extinto decano Correo de Andalucía, periódico propiedad de la iglesia entonces y en posiciones bastante progresistas para la época.

Detrás del día a día de un medio de comunicación en un clima tan tenso y hostil como el que vivimos en el invierno del 80, aunque gozando de cierta libertad interna, se ocultaban muchos aspectos que, cuatro décadas después, creo que es buena ocasión para evocarlos en público. Algunos verán la luz por vez primera, otros quizás sean de sobras conocidos.

Primicia para la historia, dimos la fecha del 28F
Para empezar algo de lo que nunca me di cuenta hasta ahora, tras repasar viejos archivos. Tuve el honor de ser el primer periodista que dio a conocer, a través de la SER, la fecha del 28F como el día en que se iba a celebrar finalmente el referéndum autonómico andaluz. Fue el propio Manuel Clavero el que me lo filtró telefónicamente, localizado en un fijo de Madrid (no había móviles) nada más salir de su encuentro con Suárez y tras fijar entre ambos la fecha definitiva del 28F. Clavero ese mediodía estaba eufórico. Medio año después, en junio del 80, el propio Clavero dejó constancia de aquella primicia histórica que me brindó en la dedicatoria de su libro “Forjar Andalucía”, su obra más importante y que próximamente reeditará -actualizada por el propio Clavero a sus 94 años- el Centro de Estudios Andaluces.

El informativo andaluz, su audiencia y el Ondas
En 1981, un año después del 28F, el buque insignia informativo de SER-Andalucía, el Informativo Andaluz de la mañana que puso en marcha Enrique García en el 77 y del que fui director desde julio de 1979 a julio de 1987, con Rafael Plaza como subdirector desde Jerez, era galardonado con el Premio Ondas. Se nos justificó la concesión del prestigioso premio por la gran audiencia que había alcanzado el programa, algo inédito en la cadena entonces. Casi medio millón de andaluces, según las encuestas propias de la SER (no existía aún el Egm) escuchaban cada mañana su programación en Andalucía. Un verdadero cañón, clave sin duda para la movilización popular.

El dato más llamativo de todos era que la Sociedad Española de Radiodifusión (SER), nacida tras la guerra civil de las cenizas de Unión Radio, desde cuyo micrófono en julio del 36 vomitaba cada noche Gonzalo Queipo de Llano, el Generalito de Tordesillas. solo disponía de dos estaciones de radio de su propiedad en Andalucía. Por un lado Radio Sevilla EAJ 5 y por otro Radio Cádiz EAJ 3, con Joaquín Durán Ayo recién aterrizado como director. Radio Sevilla, por cierto, fue en realidad la primera estación de radio que funcionó en España con una programación en directo propia y de forma regular. El emitir solo ‘en periodo de pruebas’ quitó Sevilla de la carrera para lograr el indicativo EAJ 1 que se otorgaba en el registro internacional de Ginebra y que se lo llevó Radio Barcelona. Radio España de Madrid logró el EAJ 2.

De entrada hay que reconocerles un gran mérito y habilidad cuasi vaticanista de los responsables ejecutivos de la SER de entonces. Especialmente por lo que les supuso enfrentarse de pronto a una situación histórica y polémica, en un país muy tensionado y turbulento, donde el reto de la SER era emitir el mismo mensaje informativo por una serie de emisoras andaluzas, cada una propiedad de su padre y de su madre como se verá.

Consejeros en la SER gracias a Franco
Todo ello en un medio de comunicación donde en representación del Gobierno (Patrimonio del Estado) se sentaban en su Consejo de Administración dos consejeros (de la UCD), uno de ellos el diputado centrista por Sevilla y exdirector de Informaciones Guillermo Medina. Franco incautó (robó) en Burgos el 25% de las acciones de Unión Radio, situación patrimonial que se perpetuó hasta que Alfonso Guerra y Felipe González, en una interesada maniobra ‘de Estado’ decidieron que Jesús de Polanco y Prisa se hicieran con la propiedad y el control total de la cadena SER, con la complicidad en la operación de la familia Garrigues y la oposición minoritaria de los Fontán. Se contaba que fue el propio Alfonso Guerra el que se empecinó en quitar a los Fontán de la SER, entre otras cosas por los acerados y duros comentarios contra el gobierno de Gonzalez que le permitía Eugenio Fontan cada mañana al periodista Ramón Pi en ‘Matinal Cadena SER’.

Los propietarios reales de las emisoras SER-Andalucía en 1980
El conglomerado de emisoras que integraban la marca SER en Andalucía a finales de los años setenta tenían como se indicaba dueños muy diversos, distintos y distantes entre sí como se podrá comprobar, todos con un denominador común: ninguno tenía problemas aparentes para llegar a fin de mes.

Radio Almería (dirigida por Antonio Quirós) y Radio Antequera (por Prudencio Aguilera) eran propiedad de Ramon de Rato y Rodriguez San Pedro, padre de Rodrigo. Radio Córdoba era de la familia Algarra, con Federico Algarra al frente como director. Radio Jaén era propiedad de un empresario canario, Antonio Florido Sosa, que incluso pasó por la cárcel, aunque quién ejercía casi como dueño y director de la emisora era el entrañable Lorenzo Molina. Radio Granada era (y es) propiedad del empresario Adolfo Machado, personaje sobre el que necesariamente volveré más adelante dada su labor de zapa y torpedeo sistemático contra la labor informativa que realizó nuestra redacción desde Sevilla durante todo el proceso preautonómico. Radio Jerez era de una sociedad local, dirigida por Fernando Delage y Radio Algeciras otro tanto, en este caso con Sergio González Otal al frente, años más tarde uno de los hombres más decisivos y respetados de la SER como responsable de su gran expansión.

Ni en Málaga ni en Hueva, provincia que cubría perfectamente la onda media de Radio Sevilla, había emisoras de la SER, aunque se abrieron sendas corresponsalías con los periodistas Julio Almagro y Soledad López en Málaga y Alfonso González en Huelva.

Fontán, rodeado por el gobierno de UCD
Un sevillano de la Sierra Norte, natural de Guadalcanal, con casa e intereses agrícolas y ganaderos en el término de Alanís, era en esa época el Director General de la cadena SER en Madrid. Se llamaba Eugenio Fontán Pérez con el que acabé disfrutando de una gran amistad, teniéndonos un verdadero afecto personal mutuo. Mi contacto habitual con él en los últimos años, antes de su muerte en Madrid en 2017, cada vez que bajaba a Sevilla, me ha permitido con el paso del tiempo y muchas charlas encajar algunas piezas que, hace cuarenta años, no eran conocidas o accesibles para el periodista.

No fue nada fácil para Eugenio Fontán y su equipo, desde su despacho en Gran Vía 32, enfrentarse de pronto a las exigencias de un gobierno, el de UCD, donde tenía amigos y en el que su hermano Antonio ocupaba nada más y nada menos que el Ministerio de Administración Territorial, gobierno que, tras verse traicionado por el PSOE en el consenso autonómico acordado tiempo atrás, optó in extremis por pedir la abstención o el voto en blanco en un referéndum convocado por ellos mismos. Manuel Fraga, sin complejos, aplaudió la postura de UCD defendiendo que un gobierno no tiene porque apoyar todos los referéndums que convoque. «Sería de nazis» afirmaba. El líder de AP tenía claro un mes antes que había que votar que ‘No’ el 28F.

Los andaluces querían votar, sin miedo al ruido de sables
No olvidemos que como decorado de la época no estaban solo los paisanos, también estaban los militares en las mismísimas puertas de sus cuarteles, con los bares de oficiales repletos de fascistas y/o golpistas. Un militar que llegaría lejos en el escalafón, apadrinado por el socialista Enrique Múgica, solía bromear en la Cafetería del bar de Oficiales de la Capitanía de Sevilla, ridiculizando la blanquiverde como ‘la bandera del Betis’ o refiriéndose a Escuredo como “ese guaperas de los ricitos al que llamáis presidente”.

Cuando estalla el sentimiento autonomista andaluz a finales de los 70 con el icónico 4D-77 y sus masivas manifestaciones, los intentos por ejecutar desde los cuarteles un golpe de Estado (‘de timón’, lo llamó eufemísticamente Josep Tarradellas) están a la orden del día. Hay excesivo ruido de sables, generales y tenientes generales que les importa un rábano la recién nacida Constitución, aún en la incubadora. Todos, incluido el Rey Borbón, a esas alturas quieren que Adolfo Suárez dimita y se marche de la Moncloa. Creían que ido Suárez se acabaría la rabia. ETA seguía matando inocentes del sur en el norte. Demasiadas mañanas despertándonos con un nuevo pueblo andaluz de luto, siempre por un maldito tiro etarra en la nuca del guardia civil o policía armada que le hubiese tocado.

El PSOE, que no estaba inicialmente por la vía del 151 para Andalucía, ni por el ‘café para todos’ de Clavero, posición consensuada con la UCD, vio tras la huelga de hambre de Rafael Escuredo para forzar a Suarez a dar una fecha para el referéndum, rentabilidad política suficiente como para herir mortalmente a Adolfo Suárez contra el que desplegaban una oposición feroz y a cara de perro con tahúres del Misisipi de por medio. Cuarenta años después se puede constatar que aquella ‘cobra’ del PSOE virando y traicionando a Suárez y a la UCD, les supuso a los socialistas la rentabilidad de cuatro décadas de poder absoluto e ininterrumpido en Andalucía. Y todo por una huelga de hambre que rebosó el vaso del agravio general de los andaluces. Y también por un grave error de la derecha que le ha costado enmendarlo electoralmente en Andalucía la friolera de 39 años, hasta el 2D-18.

Escuredo, sentenciado por González y ejecutado por Guerra
‘El ayuno del Sr Escuredo’ editorializó Juan Luis Cebrián con desprecio desde El País del 1 de febrero del 80 contra la huelga de hambre del preautonómico presidente que llegó a merecer la atención informativa hasta del NYT. En realidad lo sucedido el 28F fue el principio del fin de Suárez como gran conductor de La Transición. También, en cierta forma, empezó la caída –sin ni siquiera sospecharse entonces– de la gran figura socialista del 28F, Rafael Escuredo, que fue sentenciado por González y ejecutado por Guerra después. Escuredo fue empujado a dimitir dos años después, con la inestimable ayuda de Cebrián y El País, tal y como acaba de denunciar y reconocer públicamente el propio Escuredo, dando paso a Pepe Rodríguez de la Borbolla al que también le esperaba, años después, un calvario más cruento que el de su predecesor porque el ‘borbollismo’ llegó y creció, pero perdió cuando disputó el control del territorio al ‘guerrismo’.

Pese a las disensiones y puñaladas internas que acabaron finalmente con UCD como coalición de gobierno, en el asunto andaluz lograron gran unidad de acción sus baronías y familias, excepción hecha de los liberales y futuros andalucistas que, traicionados, se marcharon con Manuel Clavero a pedir el ‘Sí’ por toda región. Defendiendo las tesis del gobierno se quedaron sobre el territorio andaluz pocos dirigentes de peso, el onubense Félix Manuel Pérez Millares y la sevillana Soledad Becerril, entre otros, junto a los canutazos de fin de semana de ministros como José Pedro Pérez Llorca en Cádiz – llamado el ‘zorro plateado’, al que se le atribuyó la autoría de la polémica pregunta del 28F– o el titular de Hacienda Jaime García Añoveros que también lanzó su cuarto a espadas, particularmente en Sevilla de donde era diputado.

Radio Sevilla, dividida tras el cese de Gabilondo
Eugenio Fontán era un hombre muy bien informado, le gustaba el manejo de la información para su análisis y calibrar con tiempo y datos las consecuencias de los acontecimientos a los que se enfrentaba. Fue en ese cruce de caminos de finales de los 70 cuando, ante el laberinto andaluz y lo que se avecinaba, opta por un perfil sosegado para tutelar la turbulenta travesía y confía en un periodista gallego, tranquilo y listo, llamado Ángel Botana Sabugueiro. Era el director de Radio Sevilla que había logrado apaciguar los ánimos en la emisora, donde los enfrentamientos internos por razones ideológicas habían sido moneda común. El sector más ultra y mayoritario de la emisora llegó a estar muy crecido tras lograr que echaran a Gabilondo de director.

Se vivió mucha tensión tras el desgarro interno que supuso la caída de Iñaki como director de la emisora, forzada por sectores religiosos, militares y fascistas de Sevilla que presionaron brutalmente en Madrid, según me contó el propio Eugenio Fontán almorzando una tarde de primavera. Las voces poderosas que entonces actuaron fueron, entre otros, el Duque del Infantado, Iñigo de Arteaga y Falguera, Capitán General de la II Región y el yerno de Carrero Blanco, Mariano Borrero Hortal presidente de la Diputación, junto a algunos hermanos mayores de importantes hermandades y cofradías sevillanas. Fueron tan cobardes los ataques que, en vez de criticar su actuación profesional al frente de Radio Sevilla a la que acabarían llamando «Radio Moscú», se metieron en la vida privada y familiar del periodista. Iñaki Gabilondo fue enviado a mil kilómetros de Sevilla, a Radio Barcelona como Jefe de Programas durante una temporada ‘para que se olvidaran de él las fuerzas vivas de Sevilla’ hasta que volvió a Madrid.

El mejor periodista que ha tenido y tiene la radio en España dejó, no obstante, una huella imborrable en Sevilla que permanece actualizada en el tiempo, resumida de alguna manera en el lema que acuñó para la emisora decana siguiendo la mejor estela infantiana: “Siéntase orgulloso de SER andaluz”.

Angel Botana, el director que nos dejo ejercer como periodistas
Ángel Botana fue, por tanto, quien lideró de forma directa, discreta y habilidosa todo lo que pudimos hacer e hicimos los periodistas bajo su mando en Radio Sevilla, en la redacción central de la SER en Andalucía. A mí me encomendó ser el ejecutor de sus directrices como Jefe de los Servicios Informativos. Botana no me daba órdenes ni consignas, me daba información, argumentos abundantes y suficientes sobre el problema a tratar y dejaba en mis manos la forma y manera de ejecutarlo adecuadamente. La confianza era mutua y estábamos en el mismo barco. Lo que no quería Botana eran problemas, especialmente los que no se podían resolver. Así salvamos infinidad de situaciones grotescas, como la vuelta de Clavero tras dimitir como ministro.

Cuando el gobierno de UCD comprobó que no contaba con el apoyo del primer periódico en difusión y lectores de Andalucía, el ABC de Sevilla, se puso muy nervioso y fue cuando aumentaron las presiones sobre los medios de comunicación. De ahí la fijación a última hora por la actividad de la Cadena SER.

ABC de Sevilla estaba dirigido por un hombre muy cercano a Manolo Clavero, Nicolás Jesús Salas. Liderando la redacción un joven redactor jefe, Antonio Burgos –flamante Hijo Predilecto de Andalucía– con Ignacio Martínez aprendiendo el oficio a su lado, ambos buenos periodistas andaluces y andalucistas. Al margen de su audiencia en lectores, el ABC de esa época era un medio tremendamente influyente, especialmente en el occidente andaluz y entre las clases media y alta. En Sevilla no te habías muerto si tu esquela no había salido en el ABC, se comentaba con guasa negra. Sus portadas, las fotos de sus secciones de huecograbado, las caras de la noticia, sus artículos de opinión, reportajes, el seguimiento informativo del proceso, se volcaron con el discurso andalucista de la gente del PSLA, el partido de Clavero integrado en UCD y del que Nicolás Salas también fue uno de sus fundadores.

Primera consigna en la SER: que no se oiga la voz de Clavero recién dimitido
Con la inesperada dimisión del ministro de Cultura – antes para las Regiones – dando un portazo a Suárez, nos llegaron las primeras consignas raras desde Madrid. En este caso eran directrices de obligado cumplimiento sobre el exministro y su proyección pública a través de nuestra radio.

Ángel Botana, con la mayor naturalidad, me llamó una mañana al despacho y me dijo.
-Oye, que dicen en Madrid que ni agua a Manolo Clavero cuando vuelva, que demos la noticia pero que no salga su voz por la radio.
En tono serio y algo incómodo por la orden recibida le pregunto, casi a punto de abandonar el despacho:
-¿ Ángel, y los aplausos de cuando llegue Clavero a San Pablo los podremos emitir?
-De los aplausos no me han dicho nada, respondió como buen gallego mientras sonreía y se atusaba el enorme bigote.

Grabé para la posteridad a Clavero nada más salir por la puerta de Autoridades del aeropuerto San Pablo de Sevilla donde le esperaban más de un centenar de militantes y dirigentes sevillanos de la UCD. En la radio, incluso en ‘Hora 25’ a nivel nacional, sonaron los aplausos y también lo que gritaban los allí reunidos, entre otras lindezas se oía “Suarez traidor”, una de las proclamas que más se repitieron aquella tarde de invierno.

Llegados a este punto, prolegómenos de la campaña oficial del 28F, es oportuno recordar que el gobierno hizo sonar sus alarmas y puso a disposición de su causa contra el referéndum todo el aparato del Estado, la administración periférica y, especialmente, los llamados Medios de Comunicación Social del Estado (MCSE). Un gigantesco conglomerado mediático público, incluidas las cadenas heredadas del Movimiento Nacional y del sindicato vertical, que controlaba TVE, RNE y una serie de periódicos provinciales a los que les habían borrado hacía relativamente poco de su cabecera el yugo y las flechas. Al frente de la delegación de TVE en La Palmera estaba Francisco Narbona González, padre de Cristina Narbona, que dimitió del cargo meses después sucediéndole tras un largo tira y afloja sobre el candidato idóneo en la UCD, en mayo del 81, Paco Millán

Ideal, Sur, La Voz de Almería, el Córdoba y el diario Jaén son algunas de aquellas cabeceras que aún permanecen, absolutamente renovadas, en los quioscos. Otras cabeceras como Patria, Odiel, La voz del sur o Suroeste desaparecieron para siempre en 1984.

En honor a la verdad convendrá dejar sentado que destacaron en la mayoría de las veces gestos voluntariosos de los periodistas más jóvenes de estos medios, comportamientos que les permitieron salvar la cara ante sus respectivas audiencias pese a las consignas y amenazas de quienes mandaban sobre ellos. No obstante, después del 28F, hubo mucho movimiento de fichas en los medios públicos andaluces. Y es que ya empezaban a soplan aires de cambio inminente.

José Ramón Alonso era el Director General de los MCSE y sobre su cabeza se situaron todas las miradas tras publicarse en El País una carta que habían enviado a todos los directores de los medios públicos, con consignas muy concretas en lo referido al proceso autonómico andaluz. Indicaciones obviamente favorables a la posición abstencionista del gobierno. Algo que el ejecutivo y sus terminales no dudaron en intentar aplicar, con más o menos éxito, en los medios no gubernamentales, dependientes de capital privado. Dinero no le faltó al gobierno para intentar frenar, vía publicidad, las veleidades autonomistas de algunos de los pocos empresarios del sector de la comunicación con intereses entonces en Andalucía.

La bandera de todos, clave política del 28F
Llegados a este punto, tal cual sucedía en la calle o en la política, se agudizaron las tensiones internas dentro de las áreas de poder en la propia Cadena SER. Fundamentalmente en el seno del llamado Comité de Cadena, un politburó consultivo, más decorativo que otra cosa, donde se sentaban propios y asociados que, garantizaban coberturas a cambio de sentirse importantes como socios de la gran cadena SER.

La fórmula de funcionamiento por la que optamos mis compañeros y yo fue consensuada en términos profesionales por todos los que integrábamos la redacción en Andalucía. Íbamos a levantar acta diaria de lo que sucedía en la región, donde todas las voces, de todas la tendencias, sin excepción, tendrían cabida en nuestros informativos. Así lo decidimos y así nos permitieron hacerlo.

Dicho así sobre el papel parecía una fórmula impecable, pero… lo que en realidad sucedió es que las voces que defendían el ‘Si’ eran mucho más numerosas (y más creíbles) que las del ‘No’ (Alianza Popular, hoy PP) o los escasos lideres abstencionistas que le quedaron a la UCD a pie de calle y que mucha gente les consideraba ‘traidores’. A las tesis de la izquierda, muy atomizada en siglas de la época, liderada mayoritariamente por socialistas (PSOE) y comunistas (PCE), les llegó un refuerzo inesperado desde el centro derecha con los seguidores de Clavero. Esa unidad, con la blanquiverde enarbolada por todos, aparcando ideologias, fue una de las claves, sino ‘La Clave’ con mayúscula, del éxito político y popular del 28F.

Las presiones internas, peor que la externas
Pero lo de informar desde el pluralismo y la independencia, eso de estar cercanos al sentir de la calle, es algo que parece que no le gustaba al dueño de Radio Granada, Adolfo Machado Quintana, miembro en esa época del rimbombante Comité de Cadena. Machado despreciaba al director de Radio Sevilla, al que poco menos que consideraba como un empleado suyo sin serlo. Contaban las peores lenguas de la casa que el hecho de que un tío de Machado, don Fernando, llegase a ser el fugaz director que sustituyó el vacío administrativo que dejó la ida de Gabilondo, siempre se creyó con derecho a sentarse en el sillón de Radio Sevilla que finalmente ocupó Botana. De ahí su inquina.

Me contaba Eugenio Fontán que le llegó a resultar “insufrible” – ‘dile que estoy reunido’ solía decirle a su secretaria- las llamadas constantes de Machado desde Granada, protestando por ésta o aquella noticia emitida en el informativo regional entre las 8,30 y 9,00 de la mañana. Machado estaba obsesionado por el control de la información regional, llegándose a inventar tiempo después una mini cadena oriental, torpedeando siempre que pudo el proyecto vertebrador andaluz que se pretendió con la creación y puesta en marcha del informativo andaluz de la SER. El, Machado, había sido uno de los que apoyó de forma entusiasta aquel invento de las dos andalucías del centrista presidente de la Diputación de Granada José Sánchez Faba, que defendían dos comunidades, la oriental y la occidental, con dos banderas y todos sus avíos.

Molestaba especialmente al Sr. Machado que sonase por aquel entonces en antena Rafael Escuredo, negándose a comprender y aceptar el plus informativo que tenía en ese momento quien era presidente de la Junta preautonómica y lideraba junto a Clavero el camino hacia el referéndum.

Años después, paradojas de la vida, primero la administración Escuredo y después la de Borbolla hicieron muy rico a Adolfo Machado al concederle un ramillete importante de concesiones estratégicas de licencias de FM en las provincias orientales de Andalucía.

Así que, en la redacción central de la SER en Andalucía, no sufrimos la presión de las consignas externas, – algún que otro pellizco de monja de parte de Soledad Becerril, pero poco más–. Sí padecimos las trabas internas, siempre encaminadas a limitar o censurar el pluralismo de las muchas voces que defendían el ‘Sí’ frente a la abstención o el voto en blanco.

Salvo esas incidencias de consumo interno, que para nada nos hicieron cambiar el criterio de trabajo, transcurrió con normalidad la campaña más apasionante de las vividas nunca en Andalucía. De hecho hasta cuando decidíamos una encuesta entre gente famosa para que se pronunciase sobre lo que iban a votar, cosa que casi todo el mundo hacía sin reparos ni secretismo, nos encontrábamos con verdaderos problemas para localizar a los que defendieran el ‘No’ o el voto en blanco. Estábamos hartos de oír solo a Lauren Postigo y a su mujer La Camboria, que también grabó cuñas para la abstención de UCD, pidiendo ‘si vas a votar, vota en blanco’. Aunque alguna sorpresa nos encontramos al elaborar las listas, fruto en este caso de un estúpido prejuicio.

Nos equivocamos con Manolo Escobar: votó que ‘Sí’
Una mañana, con mi compañera Mercedes de Pablos, nos repartimos los personajes para llamarles a ver que sacábamos de nuevo para ese día. Entre los partidarios del ‘No’ pusimos el nombre del almeriense de El Ejido Manolo Escobar. Le llamé y cual no fue nuestra sorpresa cuando Escobar, el de ¡Que viva España!, va y proclama con toda claridad su apoyo como andaluz de Almería al ‘Si’ el día 28F, argumentándolo además de forma muy convincente. Cierto, las apariencias basadas seguramente en el cancionero nos jugaron una mala pasada. Manolo Escobar también dijo ‘Sí’ y mereció ser destacado días después en muchos periódicos.

Eran pequeños síntomas, señales de que algo se movía tan bien como Maria Jimenez en los escenarios del 28F, de que el milagro podría ser. Los periodistas de aquella redacción de González Abreu íbamos anotando lo que sucedía con el paso de los días y , con absoluta fidelidad, intentábamos trasladarlo a nuestra audiencia. Sabíamos que estábamos siendo observados muy de cerca. Así día tras día.

Conforme se acercaba el día 28 crecía la ilusión y la tensión en proporciones muy similares. De hecho fue la única vez que he visto a Soledad Becerril, en el patio de Radio Sevilla, comportarse de forma muy diferente a como solía y suele. Nos criticaba ese día que hubiesen hablado juntos por la radio Escuredo y Clavero al que UCD había intentando silenciar sin éxito. Soledad, mujer inteligente, sabía perfectamente que aquello no lo podría parar nadie, así que se limitaba a cumplir con su papel. Ella sobrevivió políticamente al desastre centrista en Andalucía y un año después llegó a ser la primera mujer ministra de la democracia nombrada en Cultura por Leopoldo Calvo Sotelo.

22’00, Casino de la Exposición, el gobierno nos tapa la boca
Y llegó la noche del 28F, ocasión para que la cadena SER desplegase una programación nacional especial dedicada a la jornada de urnas en Andalucía. Iñaki Gabilondo, apoyado por María Esperanza Sánchez en los estudios de Radio Sevilla, fue el encargado de dirigir el especial 28F. También se desplazó Javier Gonzalez Ferrari y en Madrid Antonio Jiménez coordinaba los resultados que facilitaba el gobierno. Fue un especial con gran seguimiento de audiencia ya que había verdadera expectación en todo el país por conocer cómo había terminado la que parecía una loca aventura de ingenuos y soñadores andaluces que querían ser como catalanes y vascos.

El gran despliegue habitual alcanzaba como es tradicional las sedes de los partidos y el lugar del recuento de votos, en esta ocasión el Casino de la Exposición del 29, anexo al teatro Lope de Vega, junto al Parque de María Luisa. Hasta allí nos destinaron esa noche a Mercedes de Pablos y a mi, con Manuel Quintans y Pepe Arenas como técnicos, para trasladar los datos, con cuenta gotas, que iban llegando al casino. Aquello estaba abarrotado desde primera hora y, conforme avanzaba la noche, resultaba muy complicado moverse entre la gente que acudió tras ir conociendo por la radio cómo subían los votos del ‘Sí’. Crecía la euforia entre los presentes, tanto como los gritos que el gobierno escuchaba cada vez que Iñaki nos daba paso en aquella singularísima ‘central de datos’ montada a la remanguillé en el Casino y donde el funcionario Pepe Borrero, tiza en la mano, anotaba las cifras que iban llegando provincia a provincia en un gran panel verde, que salvó de la humedad y la polilla en un sótano municipal la concejal andalucista Mar Calderon y que hoy se conserva en el Museo de la Autonomía.

Alrededor de las diez de la noche en el ambiente circulaba el run run de que se había ganado en toda Andalucía menos en Almería y Jaén, pero que ‘ya veremos’ decían. El gobierno de Madrid, que administraba el escrutinio, se debió asustar al conocer los primeros datos y creyó que el previsible resultado de 7 a 1, echaría a mucha gente cabreada a las calles. Es por lo que retrasaron datos desde el gobierno y antes ordenaron ‘cortar las líneas microfónicas’ de la SER con el casino.

El gobierno habló de ‘clima pre revolucionario’ en el Casino de la Exposición
Tras un par de conexiones donde quedó evidenciado por el sonido ambiental el cabreo y la tensión de los congregados, a través de la línea de órdenes interna se nos informó que Iñaki no nos volvería a dar paso durante lo que quedaba de programa, que era bastante. Todo por instrucciones llegadas desde Madrid, atendiendo la llamada del gobierno que advertía de un ‘clima pre revolucionario’ en el casino –si, con Clavero y Escuredo presentes– y que podría contagiar a otras provincias a la vista de los datos oficiosos del referéndum que, previsiblemente ya tenía el gobierno en su poder, aunque retrasó su publicación.

Cuando por fin se conoció el resultado final del referéndum andaluz, los números reflejaban una verdad inamovible e incuestionable. El pueblo andaluz había votado masivamente a favor de su autonomía, algo que ningún otro pueblo del estado había hecho nunca. Otra cosa era la letra menuda de una ley que encorsetaba la voluntad de todo un pueblo.

Los números del 28F fueron estos: 2.472.287 andaluces votaron a favor del ‘Sí’ por la vía del 151; 152.438 andaluces votaron en contra; 200.210 en blanco. Se abstuvo el 36,17% de un censo con graves irregularidades donde podían votar los muertos pero no miles de andaluces mayores de 18 años, entre ellos el propio Rafael Escuredo.

El pueblo andaluz avisó en serio el 4D enarbolando la bandera que el PSA de Alejandro Rojas Marcos había rescatado del baúl del abuelo Blas en Villa Alegría de Coria. Se dijo claro y fuerte por todos que no queríamos ser ‘ni más ni menos que los demás’. Y ese mantra, repetido hasta la saciedad por los dirigentes políticos de la época, fue un mensaje que activó miles de conciencias. De poco o de nada le sirvió a la UCD amordazar a los medios, pese que, una vez pasado todo, hubo quien en el partido del gobierno, quizás para justificarse y exculparse, quiso ajustar cuentas con la SER por el comportamiento de sus emisoras en Andalucía y particularmente la de Sevilla durante el proceso autonómico.

Fue cuando se nos pidió desde la Dirección General, de parte de Fontán, que elaborásemos un completo y detallado informe donde demostrásemos con datos reales nuestra imparcialidad y nula beligerancia editorial con las tesis abstencionistas del gobierno, tal y como nos acusaban veladamente. Las agendas de los últimos meses fueron de gran ayuda para recomponer el puzzle de contenidos emitidos a lo largo del largo proceso autonómico. No había ni una opinión lanzada por los periodistas de la SER. La UCD y los dirigentes andaluces que les quedaban no tenían motivos para reclamar nada, entre otras cosas porque los mensajes de UCD siempre estuvieron presentes en todas las ediciones de nuestros informativos, al igual que los del resto de fuerzas políticas. Y eso fue lo que realmente les irritó. No se atrevieron a decir nunca que se merecían más tiempo porque reloj en mano lo tuvieron con creces; lo que en realidad querían era que los otros no hablasen.

Fuimos muchos los periodistas de la SER que hicimos el 28F
Permítanme finalmente hacer recuento, de memoria, de aquellos compañeros con los que madrugamos muchos días de esperanza para Andalucía, contándole a los andaluces desde la SER el pálpito de nuestra tierra. Me referiré en concreto a quienes bregaron antes y durante la batalla del 28F ante el micrófono del informativo regional andaluz.

Desde Radio Almería informaba Paco (Curri) Cruz. Desde Radio Jerez Rafael Plaza. Desde Radio Granada Ramón Burgos. Desde Radio Jaén Manolo Cruz. En Radio Córdoba Paco Vargas, prematuramente fallecido poco después. En Radio Cádiz se alternaba el trio Jesús del Rio, Pepín Cuesta e Inés Alba. En Radio Antequera Miguel Martín y Angel Guerrero. En Radio Algeciras Pepe Ojeda. Alfonso González informaba desde la corresponsalía de Huelva y Julio Almagro junto a Soledad López daban cobertura a Málaga y parte de su provincia. En nuestro informativo también estaban conectadas las emisoras de Ceuta y Melilla, con Teodoro Marfil y Agustín Moriche respectivamente como voces habituales, contando el día a día de dos ciudades a las que les faltaban muchos años aún para convertirse en lo que soy hoy, Ciudades Autónomas con su estatuto y todo.

Y en la redacción de Sevilla, aumentada tras el referéndum, estuvimos un plantel de jóvenes periodistas como Mercedes de Pablos, Paco Sánchez y Paco Conde en la mañana. María Esperanza Sánchez coordinaba con Paco Luis Murillo el informativo local de la tarde y las entradas en Hora 25. Y junto a los periodistas un plantel de veteranos técnicos de la casa, esos que eran capaces de hacernos sonar con dos latas y un hilo desde cualquier punto con noticia de interés. Pepe Sánchez Bermejo, Manolo Bárcenas, Manuel Quintans, Agustín Romero, Pepe Arenas, Luis Naranjo, José Luis León, Fernando Mula, Manolo Sánchez Tierno y su tío, el decano de todos, Manolo Tierno, el técnico que Queipo de Llano condenó a muerte varias veces por llegar tarde a la grabación de sus charlas en la Capitanía de entonces, justo donde hoy mora el vicepresidente de la Junta Juan Marín. Y no solo técnicos y periodistas funcionamos como un reloj en la SER durante el reto del 28F, al equipo también se incorporaron esporádicamente para ayudar veteranas locutoras como Marisa Carrillo o Elvira Velasco, aportando sus voces en todas las grabaciones que fueran necesarias en los diversos programas especiales que realizamos. Elvira Velasco, ya el 4D del 77, fue la voz que coordinó (y yo junto a ella) el despliegue realizado en la manifestación de Sevilla con Paco Lobatón y Enrique García como reporteros desplazados al exterior. También nos echaba una mano un joven Juan Carlos Vélez que se encargaba entonces de la emisora de FM o aparecía Manolo Barrios para comentar la ultima trastada que nos habían hecho el gobierno desde Madrid a los andaluces. Y aportándonos a gente del cine, la cultura y el arte en general el entrañable Paco Millán quien tiempo después fue nombrado director del centro territorial de TVE en sustitución de Paco Narbona. Rosa y Esperanza, las telefonistas al frente de la vieja centralita de madera y clavijas, también se esforzaron para que ninguna llamada con noticia se perdiese en esas ajetreadas semanas previas al referéndum.

Muchos de los citados ya no están entre nosotros, otros están instalados en el olvido oficial, porque el marketing publicitario también se ha adueñado de nuestra Historia y de nuestras propias historias para perfilarlas a su antojo; pero ellos y otros muchos como ellos en otras emisoras de radio de Andalucía también hicieron posible el milagro andaluz del 28F desde la radio, reflejo de aquella sociedad de los 80 como no podía ser de otra forma. Al menos que sus hijos y nietos, cuando le pregunten al Sr. Google por el 28F, encuentren sus apellidos y el nombres de sus padres o abuelos junto a este modesto recuerdo, reconocimiento y gratitud a todos/as.

Nota final: Escribir del tirón y de memoria tiene sus riesgos, especialmente a ciertas edades. Es posible que falte o sobre algún dato o nombre que, si se me hace llegar, con gusto lo corregiré sobre la marcha. Gracias.

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