Salvador Asensio (ex Radio Ebro): “Echo en falta imaginación en los narradores, ahora son todos iguales”

Salvador Asensio

Arturo Sisó le ha entrevistado para extradigital.es: Salvador Asensio es una de las voces del deporte aragonés del último medio siglo.
Aunque la música y los toros han sido igualmente parte de su itinerario profesional, el deporte le ha reportado un recorrido que ha quedado en el imaginario de los aficionados aragoneses.
Al margen de las redes sociales, Salvador Asensio mata el gusanillo desde sus cuarteles de invierno con la intervención en el pódcast que dirige Paco Ortiz Remacha, junto a otros reconocidos periodistas deportivos como Eduardo González, Alfonso Hernández o Andrés Ramírez.
Para ExtraDigital, comparte sus sensaciones sobre su carrera y el mundo de la radio.

  • Su llegada al fútbol
  • Llegué por circunstancias. Ricardo Martínez pasó a ser director de Radio Juventud y buscaron a un locutor para narrar los partidos. Primero fue Sergio Gil, que se fue a TVE a la F1. Hice mi primer partido, un Zaragoza-Sporting de Gijón allá por los años 70, les gustó, y hasta ahora. Luego vino el baloncesto y los compaginaba. Cuando coincidían los dos partidos, me las veía y deseaba para llegar a todo, era una locura.
  • La radio actual
  • Aunque la radio ha sido mi vida siempre, la radio de ahora no me gusta. Encuentro una radio despersonalizada, que no cala en el oyente. Dicen los actores de teatro que, para llegar al público, hay que trascender del escenario y saltar al patio de butacas; en la radio es igual. El oyente que va por la calle, o conduciendo, quiere que parezca que se lo están contando a él. Ahora es una radio muy fría y con mucha opinión.
  • Narración y opinión
  • Si eres locutor, puedes dar alguna opinión durante el partido, pero no eres entrenador. En vez de retransmitir y contar quién lleva el balón, quién se desmarca o a contar las líneas de pase, que es lo bonito y lo que al oyente le gusta, dan mucha opinión y eso yo no lo considero una narración de un partido de fútbol. Lo mismo en la televisión, que están haciendo retransmisiones que parecen de radio. Han tergiversado las cosas.
  • Qué echa en falta
  • Pues echo en falta imaginación en los narradores, ahora son todos iguales. Puedes recordar a los grandes locutores como Matías Prats, Luis del Olmo o Carlos Herrera y son tipos con personalidad. Y si la radio no tiene personalidad estamos apañaos. Y noto una gran falta de personalidad. ¿Por qué la gente nos recuerda a los de nuestra época? Porque marcamos una época, cada uno con su estilo.
  • Información deportiva y contrapoder
  • La radio deportiva ha dejado de ser totalmente un contrapoder frente a los clubes, especialmente desde que son SAD, en que les importa un bledo el sentimiento de la gente. Ahora la información deportiva es mansa, valga la expresión. No hay críticas deportivas, en positivo me refiero, diciendo la verdad y poniendo el dedo en la llaga.
  • Relación con los jugadores
  • Con los jugadores tuve relaciones extraordinarias. Presumo de haber tenido una amistad entrañable con Violeta, Royo, Planas, con Esnáider o Poyet. Pero también les he criticado y me han venido a decir que me había pasado, pero siempre en tono cordial y de buen rollo. Mantenías una cercanía y los conocías, como los aficionados conocían a los jugadores por la calle; ahora cambian 10 jugadores cada año y no hay forma de conocer de memoria una alineación del Zaragoza, aunque parece que eso ha cambiado un poco últimamente.
  • La relación con los compañeros de profesión
  • Siempre fue espectacular. Nos ayudábamos los unos a los otros, sobre todo, cuando en los países del Este conseguir una llamada telefónica requería Dios y ayuda. El que la cogía primero, luego la pasaba a los demás para mandar cosas. Había un compañerismo espectacular.
  • Momentos para recordar
  • En baloncesto, la final de Ginebra. La policía suiza estuvo muy mal con los españoles. Los griegos ocuparon las localidades, hasta la de Hipólito Gómez de las Roces (presidente de Aragón en esa fecha). Tuvimos que subir a las cabinas con las mujeres de los jugadores porque había riesgo de violencia. Se me quedó grabado, al margen del resultado. En fútbol, las Copas del Rey conseguidas, el 6-1 al Madrid, el 1-5 en el Bernabéu, la Recopa de París, el ascenso tras estar una temporada en segunda, no como ahora…”
  • Fijación con los árbitros
  • Me molesta mucho del colectivo arbitral que se creen como dioses, que nunca se equivocan, y que están por encima del bien y del mal. Además, se creen perseguidos cuando, en muchas ocasiones, perjudican a un equipo de forma reiterada. Si un árbitro se equivoca, lo hace para todos y si no, hay algo que no encaja. Me encantaría no hablar nunca de ellos, pero los hechos me han demostrado que hay persecuciones a equipos y jugadores. Ahora, véase a Azón, que lo cosen a patadas y si se revuelve, a la primera, tarjeta amarilla.
  • Valeriano Jarné
  • Es un ser especial. Digo es porque sigue presente en mi vida. No hay un solo día que no me acuerde de él. Le conocí en el Stadium Venecia, cuando trabaja en Copy, porque era un loco del tenis. Le propuse que hiciera información de tenis en la radio y se animó. El fútbol vendría después. Luego se vino conmigo a Radio Heraldo y, allí, Alejandro Lucea vio la potencia que tenía y lo metieron en el periódico. Fue el primero que fue a los entrenamientos del Real Zaragoza y comenzaba a indagar y preguntar. Hablamos de la época de Casuco, Barbas, Señor,… Valeriano era único y con él se rompió el molde”.
  • Profetas en su tierra, o no
  • Paco Ortiz padre me decía: Salvador, esta tierra es muy desagradecida. Si estuviéramos en Madrid o Barcelona… Somos dos locutores que narran el Mundial en sus respectivas cadenas a nivel nacional y no nos hace caso nadie, ni una entrevista. Luego hubo algún reconocimiento, pero en algunos momentos nos sentimos ignorados. Hablamos de Paco Ortiz, Vicente Merino, Eduardo González… Casi todos estuvimos a nivel nacional y no nos han reconocido como en otros lugares, qué vamos a hacer.
  • Con qué se queda de su carrera
  • Me sigue emocionando el cariño que me demuestra la gente en la calle porque te reconocen y recuerdan.



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