RKR, radio municipal de Las Rozas y escuela de periodismo

RKR

Javier Quero escribe en meetlasrozas.es que es imposible esquivar la mirada y la nostalgia al pasar por la vía de servicio de la A6 a la altura del kilómetro 20,700. A la vista, hoy, una casona abandonada y tapiada para disuadir a los okupas. En el recuerdo, una de las emisoras municipales más importantes de la España de los 90. Se llamaba RKR. Antes fue Radio K-Rozas.



El germen de la radio municipal lo pusieron unos cuantos soñadores, mediados los 80, con Francisco Castaño a la cabeza, construyendo artesanalmente un pequeño, ínfimo, estudio en la torre del antiguo parador, frente al parque San Miguel, que hoy, remodelado, alberga dependencias municipales. La aventura empezó en forma de asociación juvenil, muy operativa a pesar de asamblearia. Y sobre todo con el tesón de unos chavales, como Juan Antonio Tirado, Germán Rasilla, Vicente Pérez, Miguel Ángel Guijarro, Gustavo de Dios, Roberto López “Rubvho”, David Baldomero, Emilio Ovejero, David López Castillero “El Casti”… Que me perdonen lo no citados, pues de entonces a aquí me nacieron canas y me murieron neuronas.

En aquel cuchitril forrado con cartones de huevos, para procurar el aislamiento acústico propicio, iniciaron sus carreras un buen número de profesionales de los medios de hoy. Y es que aquella pequeña emisora fue, por encima de todo, una gran escuela. Un lugar donde la carencia de medios se suplía con ilusión y juventud, donde no había proyecto imposible, donde convivieron la información diaria y la Historia de una comarca con los grandes eventos nacionales e incluso internacionales. Un punto de encuentro entre generaciones, ideologías, inquietudes sociales, acontecimientos deportivos y culturales…

Pocos medios, grandes retos
El salto se produjo en 1990 a esa casona de la Dehesa de Navalcarbón, que tiempo atrás albergó La Voz de Madrid, estación repetidora de Radiocadena Española, como atestiguaba un monolito alzado en el exterior, abandonado en la parte posterior del edificio al remodelar las instalaciones. Pueden los lectores jugar a encontrarlo en las inmediaciones, pues ahí aún debe descansar, escondido entre retamas.

Nada fue fácil. Para hacernos una idea de los medios disponibles, baste señalar que en los primeros meses no había ni teléfono. A la hora de concretar entrevistas o realizar cualquier otra gestión era preciso desplazarse hasta el Ayuntamiento. Y no, en aquella época no había móviles. De hecho, uno de los primeros de España lo tuvimos en RKR, pero tiempo después, claro. Fue gracias al patrocinio de Mitsubishi. Aquel cacharro era una maleta, con asa, con auricular con cable y unos tres kilos de peso. No exagero. El artefacto, que en ese momento nos pareció digno de la más avanzada tecnología aéreo espacial del siglo XXV, sirvió para retransmitir todo tipo de acontecimientos dignos de ser contados.

Éramos jóvenes, descarados, insensatos. Sólo así se explica la loca idea de intentar entrevistar en exclusiva al Premio Nobel Camilo José Cela el mismo día en que se le comunicó la concesión del galardón. Mitad atrevimiento ignorante y mitad suerte, cumplimos el objetivo. Y le debió de gustar la charla al autor de La Colmena, pues nos pidió que le enviásemos la grabación a su finca El Clavín de La Alcarria.

Micrófonos con historia
La citada es solo una entre un rosario de anécdotas que daría para una serie por capítulos en estas mismas páginas. Animo a que se haga. El caso es que, en la última década del milenio, RKR se convirtió en cronista oficiosa de la vida de este pueblo, de sus vecinos, sus fiestas, sus costumbres, sus conflictos, su crecimiento. Muchos recordarán la retransmisión de los encierros por San Miguel, los partidos del CD Las Rozas cada fin de semana o la radio fórmula en que se pinchaban los números uno del momento… Locutores, técnicos, estudiantes de periodismo, encontraron el lugar idóneo donde aprender y crecer profesionalmente, dando alas a su vocación al tiempo que ofrecían un auténtico servicio público. A Las Rozas llegaban, desde todos los puntos de la región, atraídos por el aura de prestigio que rodeaba a esta radio municipal. Sería imposible, y seguramente injusto por olvidos involuntarios, citarlos a todos. Igualmente extensa sería la lista de personalidades de primer nivel, de todos los ámbitos, que pasaron por sus micrófonos como invitados, incluso como colaboradores.

Aquella pequeña emisora se hizo grande al llegar a ofrecer una programación de 24 horas al día, al cubrir multitud de acontecimientos felices como la vuelta ciclista a España o la Expo de Sevilla, y algunos luctuosos como aquella fatídica jornada del 11 de marzo de 2004 en que Madrid se tiñó de sangre entre vías retorcidas por la barbarie terrorista.

Hoy, cuando visito cualquier medio de comunicación es habitual encontrarme con antiguos compañeros de RKR, que sonríen satisfechos al recordar lo que aquella pequeña emisora de Las Rozas supuso en nuestras carreras. Eso es lo que nos queda. La emoción por lo que unos cuantos pirados por la radio protagonizamos, contra viento y marea, hasta que en 2005 el Gobierno Municipal decidió acabar abruptamente la aventura de la radio, de la información, de la libre opinión, del principal medio de comunicación de sus vecinos. Cuando se cerraron aquellas puertas se abrieron otras ventanas, pero ninguna podrá igualar la “gesta” de una pequeña emisora, que con el motor de la ilusión alcanzó premios hasta entonces reservados a los grandes medios, como la Antena de Plata. Aquel fue un reconocimiento objetivo a la labor realizada, pero el que perdura es el de los roceños, que aún hoy añoran su radio municipal, a pesar de saber que su tiempo pasó; y el grato recuerdo de esos profesionales vocacionales legítimamente orgullos por haber formado parte de aquel prodigioso capítulo de nuestra pequeña Historia.

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