Radio Sevilla inaugura su cuarto estudio personalizado con el nombre de José Antonio Sánchez Araújo

Radio Sevilla

Diariodesevilla.es publica: Muy cerca, en la plaza del Museo, está el bar Iscariote, pero en esa mesa casi para doce no había ningún traidor. Todos estaban convocados para rendirle tributo a un maestro de la radio, a un icono de la cordialidad. Desde el pasado martes, Radio Sevilla ya cuenta con otro estudio personalizado. A los que se inauguraron con los nombres de Jesús Quintero, Iñaki Gabilondo y María Esperanza Sánchez hay que añadir el que lleva el nombre de José Antonio Sánchez Araújo (Alcalá de Guadaíra, 1945).



Sólo personas de su talla moral y profesional son capaces de conseguir estampas tan insólitas como la del abrazo sincero entre José Miguel López Catalán y José María del Nido Carrasco, vicepresidentes respectivos del Betis y el Sevilla. Fue una mañana donde brillaron los vicepresidentes. Javier Arenas, que lo fue del Gobierno con José María Aznar, no sólo estuvo como amigo del homenajeado. Siendo ministro del ramo, que se decía antaño, fue el encargado de imponerle la medalla del Mérito en el Trabajo a un cuarteto de sevillanos: el médico Pedro Albert Lasierra, el ministro y catedrático Manuel Clavero Arévalo, el tabernero Rogelio Gómez Trifón y el periodista José Antonio Sánchez Araújo. Éste recordó sus encuentros con el muy bético Clavero, memoria de algún gol de Timimi al Real Madrid, en Pinichi cuando Araújo jugaba de local y en Río Grande cuando iba de visitante a los dominios del que fuera rector de la Hispalense.

La capacidad de convocatoria del maestro Araújo es incuestionable. Y su predicamento sobre los jóvenes que cogieron su testigo. Todos los que se reúnen con él cada Viernes de Dolores para degustar las torrijas de San Bruno, la panadería de Pepe, su paisano de Alcalá de Guadaíra o de los Panaderos. La presencia de tanto vicepresidente en el programa de Salomón Hachuel era una forma de enfatizar que la única presidencia la ejercía Sánchez Araujo. Presidente de un gobierno de coalición radiofónica de compañeros y sin banderías. Allí estaban los tres mosqueteros de Libre y Directo: Santi Ortega, que pasa de la red de los estadios a la de Wimbledon o Roland Garros sin despeinarse, y los dos pupilos del maestro, Florencio y Manolo (FM), Florencio Ordóñez, que evoca su llegada a Radio Sevilla en 1989, y Manolo Aguilar. De la Cope vino desde Rioja, tan cerca, José Manuel Oliva. Otro cachorro que creció con su magisterio, Ismael Medina, o Fran Ronquillo. Y de Canal Sur el técnico de sonido Víctor Manuel de la Portilla, que de niño pasaba por la emisora para hacer los deberes, premonición de su futura dedicación.

Araujo se emocionó con los ausentes: Juan Carlos Vélez, Valentín García Sandoval, Carlos Vergara, Ramón del bar Lago. Se reencontró con su musa, Beli García. Habló Sonsoles Ferrín, historia viva con su capacidad para hacer de cada vida una historia. Araujo tiene la medalla que Arenas también le entregó a Cela, Alberti o Fraga, “todos lloraban al recibirla”, acompañó a los dos equipos durante la friolera de 44 años, no siempre en momentos tan boyantes como ahora, ambos en Europa.

Recordó complicidades heroicas con Manolo Arenas, montañés consorte. La edad de la hija del técnico es la medida de una situación muy comprometida en Moscú, en que estuvo a punto de bailar las sevillanas del Gulag. O el día que en una eliminatoria contra el Paok de Salónica al no poder entrar en el estadio, alquilaron un televisor pero el alquiler terminó en plena tanda de penaltis. Pablo Blanco y Pablo Alfaro se convirtieron en defensores de Araujo. Imponderables de fuerza mayor impidieron la presencia de Rafael Gordillo y Julio Cardeñosa. Amigos de Nervión y de Heliópolis, iniciales del hotel NH que dirige su amigo Nacho. La radio tiene una ventaja sobre la imagen y sobre el papel: no caduca. La voz a ti debida, como los poemas de Pedro Salinas, que no Julio ni Patxi, sigue viva en el aire. Como ese gol de Yugoslavia a la Unión Soviética que aparece en ‘Papá está en viaje de negocios’, la película de Emir Kusturica, o el que Piru Gaínza le marca a Eizaguirre en una final de Copa que Manuel Vicente narra en su novela ‘tranvía a la Malvarrosa’.

Araújo es niño de posguerra que empieza a andar cuando el Sevilla gana su Liga en Barcelona. Que es niño de comunión cuando Zarra bate a Williams, portero de Inglaterra, en el Mundial de Brasil, el gol que retransmitió Matías Prats; que ya es un joven hecho y derecho que canta con toda España el gol de Marcelino a Yashin en la final de la Eurocopa de 1964. El año de la coronación de la Macarena, uno de cuyos hermanos mayores, Juan Ruiz, entró por las ondas para felicitarlo.

La voz de Araújo es algo consuetudinario, que diría Juan de Mairena, el alter ego de Antonio Machado. Se lo dicen cuando lo reconocen en la calle. Ha estado en las siete finales europeas del Sevilla, incluida la más reciente de Budapest. En la de Colonia, con las restricciones del covid, fue una de las veinte personas invitadas por el club que viajó a la ciudad donde están enterrados los Reyes Magos.

El partido de la emoción y el reconocimiento tuvo su árbitro. Manuel Hidalgo. No es un colegiado cualquiera. Ha recorrido todos los campos de España con el arbitraje y forma una pareja icónica con el maestro Araujo. Ha trabajado toda su vida en Toldos Quitasol, fue el creador del anuncio decano de la radio, 42 años dando sombra con el “Leopoldo, ábreme el toldo, Currito dale al botoncito”. La modernidad antes de que llegaran los posmodernos. Un clásico renovado ahora que Sevilla vuelve a los cuarenta grados. No se cabía en el patio de Radio Sevilla donde tenían lugar las tertulias literarias y flamencas que animaban Manolo Barrios y Antonio Mairena, respectivamente, con el hilo conductor de María Esperanza Sánchez. Fue muy emotiva la participación de Ángel Botana, el gallego que dirigió Radio Sevilla.

El maestro Araújo ya tiene su Estudio. Como siempre ha tenido sus estudiantes. La Narrativa Araujo es al fútbol como el Cossío a los toros o el Código Hammurabi al Derecho. Puro realismo mágico. También entró en antena su amigo Alfredo Relaño. Que nos recordaba esa canción de Gabinete Caligari: “el camarero está leyendo el As con avidez”. Cuando el Bar era con B y no con b. De González Abreu salimos para Canalejas, al bar Donalds de Mariano García Romero, que es como de la casa, un clásico de Sevilla y de Azpeitia. Antes, Araujo dio con la maza por finalizada la Cámara de los Balones y Salomón Hachuel decretó el final del partido. Una mañana para enmarcarla. Tributo a un clásico como el Zafarrancho Vilima, el programa de Álvaro Martín.

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