Martín Llade: «Radio Clásica se ha vuelto cercana, se ha vuelto un poco Radio 3»

Martín Llade

Luis Alemany le ha entrevistado para El Mundo:
San Sebastián, 1976. Periodista, escritor y director de La sinfonía de la mañana, el programa de las mañanas en Radio Clásica.El 1 de enero próximo presentará el Concierto de Año Nuevo de Viena en RTVE

  • ¿Verdadero o falso? A la gente le gusta la Navidad pese a la música de la Navidad, que es invivible.
  • A ver: música de Navidad es el Mesías de Haendel, es el Oratorio de Navidad de Bach, es el ballet Cascanueces, es la canción Noche de paz, que tiene una historia maravillosa… No está mal, ¿no? El repertorio navideño es inmenso, y a veces, bello. Luego están los villancicos que no es que no nos gusten…Lo que no nos gustan son los voceras.
  • Y en ese conjunto, ¿el Concierto de Año Nuevo está en la parte buena?
  • En la parte muy buena. Brahms escribió en un papel las primeras notas de El Danubio azul y anotó debajo: «Ojalá lo hubiese compuesto». Los valses y las polkas son piezas que se consideraban superficiales, música de celebración… pero han acabado cumpliendo con la funcion de las grandes obras de arte: transmiten un mensaje de amor a la vida, una idea de fe en la belleza, un momento de esperanza en el que pensamos que el mundo no tiene por qué ser tortuoso. Y por eso tiene sentido que suenen en año nuevo. Es champán sonoro, un excitante emocional purísimo.
  • ¿Y lo que rodea a la música en el Concierto de Año Nuevo? Los señores encopetados, los turistas chinos, esa mezcla de refinamiento vienés y estética kitsch…
  • Cuando se fundó la Orquesta Filarmónica de Viena, la música de Strauss estaba vetada porque les parecía una música vil y odiosa. Cuando lo recuperaron fue en la época de la anexión del Reich y se ha dicho que fue una muestra de orgullo austriaco. Y de ahí se pasó a lo contrario, a decir que el Concierto de Año Nuevo era una cosa nazi y clasista. Lo de clasista estoy seguro de que no es cierto. Hay entradas no caras, mucho más baratas que en Bayreuth, por ejemplo. Y, miré, si 55 millones de personas ven el concierto sólo en Europa, la mayoría de ellas, vestidas en pijama y no de traje… será que tan clasista no es. La etiqueta fue el origen del concierto y me parece bien que quede esa.
  • ¿De qué depende que el Concierto de Año Nuevo salga bien o mal?
  • Parece que el Concierto es siempre el mismo pero hay diferencias. Me acuerdo de que a Thielemann se le criticó por no aportar ligereza a lo que estaba dirigiendo. A Dudamel también se le reprochó lo mismo, por no entender bien el concierto. En el fondo, lo que se discute es una cuestión de autenticidad, de sentir ese repertorio como algo propio.
  • Radio Clásica también parece inalterable pero supongo que hay cosas que cambian, ¿no? En la vieja Radio 2 los locutores no hacían ni media broma.
  • Pero era el mundo el que era asi. Si mira los programas de televisión de hace 30 años verá un estilo muy formal, muy solemne. Un aire de «ojo, que estamos hablando a la nación». Yo mismo fui un locutor muy serio que jamás se hubiera imaginado que iba a decir las cosas que digo en un programa como Sinfonía de la mañana. Nos hemos vuelto más cercanos, más Radio 3.
  • ¿Qué saben de su público?
  • Que es más joven de lo que era y que llega sin complejos.Ya no hace falta llegar a Radio Clásica con un conocimiento musical complejo, el servicio que damos es disfrutable para mucha más gente. Y por eso tenemos los mejores EGM de nuestra historia.
  • Yo siempre pongo Radio Clásica rebotado de algún programa de información política, cuando ya se me ha recalentado la cabeza y me ha dado la angustia.
  • Esa es una función del arte, ¿verdad? Consolarnos de la desazón del mundo.Lo que pasa es que RTVE vive un momento complejo en el que mucha gente se prejubila.Obviamente, necesitamos un relevo para que el proyecto siga funcionando.
  • En síntesis, ¿cómo de difícil es la música que programan en este momento?
  • No es difícil, está elegida para abrir las puertas a todo el mundo. Hay programas más especializados pero no están en los tramos centrales. Pero eso no significa que no nos tomemos en serio la música clásica. Es la más perfecta que existe.



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