Manu Martínez (RNE): «Estamos expuestos a que aparezca un Netflix de la radio»

Manu Martínez

«Más que un riesgo, la radio tiene una posibilidad de madurez como medio y como lenguaje con la transformación digital. Pero, ¡cuidado!, estamos expuestos a que aparezcan nuevos actores como un Netflix de la radio y que nos quedemos sin contenidos de entretenimiento o de ficción», explica el nuevo director de «Tablero deportivo» de Radio Nacional de España, Manu Martínez.



Con internet, ha cambiado la manera en la que los oyentes consumen la radio: se escucha desde el móvil y bajo demanda, no siempre en directo y «soportes como Spotify han sido un torpedo en la línea de flotación de las emisoras musicales».

A pesar de ello, sostiene Martínez, las estructuras de las radios generalistas se mantienen, sólo se apuesta «por formatos que funcionan bien y que se sabe que funcionan bien».

«Las parrillas de programación se parecen todas demasiado desde mediados de la década de los 80. (…) Tenemos una forma muy similar de contar las cosas. Hacemos, y yo me incluyo ahí, un poco un sota-caballo-rey, cosas muy parecidas. Nos falta, para rejuvenecer el espectro, atrevernos con formatos nuevos», asegura.

Para adaptarse al escenario digital, Martínez considera que el medio radiofónico ha de apostar por programas especializados y por el contenido en línea: «Los podcasts son una obligación. Con este fenómeno y la tematización muy fragmentada ya tiene sentido hasta hacer un programa de macramé», añade.

Si bien Martínez destaca que las redes sociales han servido para potenciar la imagen de la radio, alerta de que se están convirtiendo en un inconveniente porque están dejándola sin sonido.

«La radio vive del sonido, necesitamos la voz de los protagonistas. Es mucha la gente que ya habla sólo a través de las redes sociales».

«Pienso, por ejemplo, en Donald Trump. Cada vez con más frecuencia abrimos un informativo diciendo ‘el presidente de Estados Unidos ha dicho en una red social X’.
Y ya no tenemos ese sonido de X. Las redes sociales nos están privando del sonido y la radio sin sonido sufre».

Periodista de RNE desde 2001, Martínez se estrena hoy martes8 al frente de «Tablero deportivo«, del que ha sido subdirector los últimos tres años.

También es el responsable desde hace una década de «5.0», el programa de tecnología de la radio pública española, un espacio que ha compaginado con sus cometidos profesionales «por amor al arte».

Aunque «el fútbol es el que manda en este país», su «Tablero deportivo» tendrá «una sensibilidad polideportiva».

Con secciones de cultura e historia relacionadas con el deporte además de las tradicionales conexiones y narraciones en directo, el locutor aspira a que el programa sea, sobre todo, divertido.

Martínez concede que los medios en España tienen que hacer un esfuerzo para informar del día a día del deporte femenino, porque «los éxitos se venden solos, pero la cotidianeidad cuesta un poco más».

Sin embargo, le parece «absurdo» que existan secciones específicas dedicadas al deporte femenino porque «es deporte», sin más.

Cuenta que la principal diferencia entre hacer un espacio deportivo en la radio pública y en una cadena privada es económica: las privadas «han hecho del deporte su buque insignia porque les genera una cantidad de ingresos enorme», mientras que a RNE cada programa le cuesta dinero porque no tiene publicidad.

Pese a los «fichajes estratosféricos» y la fuerte competencia de las privadas, Martínez no mira «de forma acomplejada» a las otras emisoras porque presume de la «pasión» de su equipo.

El periodista considera que ciertas prácticas como los «debates irreales, los rumores, el colorín y la polémica» han «minado la credibilidad del periodismo deportivo».

«Nos hemos permitido ciertas licencias, como que aparezca en una portada a toda página un fichaje como confirmado y que dos semanas después el jugador no fiche por ese equipo, sino que se vaya al contrario. Y nadie pide perdón por ese tipo de cosas», critica.

Por último, teme que iniciativas como las giras internacionales de verano o el «simulacro de Champions en Estados Unidos» desvirtúen el deporte «a costa de un beneficio económico inmediato».

«Ahora hay un partido del siglo cada semana. Si saturamos el mercado y al final la gente puede cansarse».

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