La última folía: una despedida a quienes hicieron posible Radio Ecca

Radio Ecca

Fernando González escribe en eldiario.es que hablar de los contenidos no docentes de ECCA es hablar de divulgación, sociedad y promoción de la cultura, especialmente de nuestra cultura. Desde el inicio, esta tarea la realizaron profesores y profesoras que tuvieron que ir aprendiendo el oficio de la radio.



Cuando me tocaba cerrar la emisión del día los fines de semana, jornadas largas de trabajo donde había que poner un disco tras otro y cada dos o tres poner una cuña anunciando el comienzo de algún curso, o alguna píldora donde se intentaba concienciar a la población de que había que consumir con prudencia, que había que reciclar o cualquier mensaje educativo o de servicio público que se terciara, me gustaba terminar la misma con La última folía del grupo La Contra. Era mi forma de decir hasta mañana a los oyentes.

Pero no vengo aquí a hablar de mí. Si tenía esa costumbre, y la tengo, de darle sentido a todo lo que hago en la radio, que todo tenga una razón por la que sonar, es por Ellos y Ellas, las voces y los técnicos de Radio ECCA, que hicieron de este medio singular una radio más que acogedora o entretenida, una radio hecha con buen gusto y fácilmente identificable cuando te salía buscando en el dial; decías: “esto es Radio ECCA”.

Los técnicos de ECCA eran auténticos artistas. Hacían de la necesidad virtud. Pocos profesionales habrá que, con tan poco, fueran capaces de crear una radio tan bien hecha, sacándole el máximo partido a un equipo técnico muy humilde y al lenguaje radiofónico, con los silencios y efectos justos, las canciones abocadas en la frase que subrayara el mensaje hablado, o dándole indicaciones a la locutora, o al locutor, para que dijera esto así o de esta otra manera “para que quede más bonito”. Eran los mejores realizadores, y muchas veces también productores, capaces de coger la libreta de teléfonos que había en control y poner en antena al protagonista del momento sin que nadie se lo pidiera. Saber quién estaba de turno ese día era fácil para los que los conocíamos. Si sonaba mucha salsa y cumbia estaba Juan Ramírez; si Roberto Carlos salía a cada hora, estaba Antonio García Mota; si cualquier tema era adornado con folclore de Canarias, allí estaba Andrés Hernández; y si sonaban más temas de actualidad y alguna copla o sevillana, era Cristóbal Santana el que estaba de turno. Más allá de lo buenos profesionales que eran, también les hablo de bellísimas personas que hacían del control la sala de estar de la casa, allí donde paraba el resto de la plantilla o el visitante en busca de un café (la cafetera no tenía descanso), un chiste o una conversación para desahogarse.

Los pioneros frente al micrófono fueron Alfonso González, Maru Albújar, Carmelina Rodríguez y Fernando Marrero. Hablar de los contenidos no docentes de ECCA es hablar de divulgación, sociedad y promoción de la cultura, especialmente de nuestra cultura. Desde el inicio, esta tarea la realizaron profesores y profesoras que tuvieron que ir aprendiendo el oficio de la radio ¡Y vaya si lo aprendieron! Poca gente sabe que Radio ECCA tiene cuatro Premios Ondas. Fue premiada por su labor cultural en dos ocasiones, además de premiar a Rogelio J. Vega y al histórico programa La voz de los poetas en la etapa en que lo conducía Pepe Rubén González.

Rogelio era un entrevistador de primera, uno de los mejores comunicadores que ha dado esta tierra sin ningún género de dudas. José Antonio González, mi padre, que ejerció como jefe de programas durante más de 30 años, además de maestro de ceremonias oficial de la casa, fue otra de las voces más reconocibles de la emisora y que formaba junto con Lidia Farray una pareja radiofónica con una complicidad admirable. Conocida fue, en el caso de José Antonio, su peculiar forma de narrar los partidos de la U.D. Las Palmas en Música y Goles.

Otras voces que quedarán en el recuerdo de generaciones de oyentes del archipiélago son las de Matías Aragunde, Segismundo Uriarte, Benito Falcón, Manolo Rodríguez o Juani García. Mucho más tarde llegó la primera periodista, Laly Ramírez, voz envidiada por otras estaciones de las islas, y también quienes, siendo maestros, sacaron la titulación de periodismo mientras trabajaban, como Ángel Fierro o Expedita Díaz. Mi recuerdo también para el amigo Braulio Trujillo y para todos y todas los que no he nombrado, a los colaboradores que hacían programas para el fin de semana, y aquellos y aquellas que están hoy, que les tocará echar el cierre y que seguían manteniendo la esencia de lo que siempre fue Radio ECCA (radio jaqueca para el pueblo).

Toda esta gente nos hizo conocer la folía. Necesitaba hacerles este humilde reconocimiento y homenaje, y a tantos y tantos programas, como Fin de semana con Dios, el programa más longevo de la radiodifusión canaria con 58 años de emisión ininterrumpida; Viva la gente, Carretera, Lo nuestro, A nuestro aire, Palabras, La radio al sol, La Navidad en la mar, Espectadores, Jazz en ECCA, El atril, Acompañando el regreso, Comunidad educativa. O secciones de los magacín como, Objetos perdidos, Un periquete para la lucha canaria, Bolsa de trabajo o La canción del verano. Por todo lo enseñado y por todo lo que han acompañado, mi agradecimiento.

La última folía, canción que habla de la emigración, comienza diciendo: “Soy el hijo pobre de un risco costero, pero soy decente y un buen marinero”. Ojalá los más necesitados superen la brecha digital, sepan migrar desde la ondas a los bytes y sigan teniendo acceso, al menos, a la formación.

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