Justo Molinero (Radio Tele Taxi): «Mas nos hizo un gran favor cuando nos cerró la televisión»

Justo Molinero

Vicent Sanchís le ha entrevistado para elmon.cat
Justo Molinero está muy satisfecho. De él y de lo que ha hecho. Antes de la entrevista exhibe con orgullo todas las plantas donde se multiplican los despachos y los estudios de su emisora en una casa catedralicia y laberíntica del centro de Santa Coloma.
Llegó a Catalunya desde Villanueva de Córdoba en 1967. Ya es leyenda. El autocar que los llevaba -a él y a su familia- se averió y solo pudieron continuar cuando ellos lo repararon a cambio del viaje. Justo trabajó donde pudo y finalmente adquirió una licencia de taxi. En 1982, a raíz del Mundial de Fútbol, arrancó una emisora para la gente del gremio. Y aquella radio -Radio TeleTaxi- se ha expandido y se ha convertido en un grupo potente y solvente.
Justo y su programa -El Jaroteo- son un emblema nacional. ¿Quién no reconoce su voz? Ha tenido tantos imitadores como Jordi Pujol. Paradigma de la gente inmigrada y paradigma también de la integración que unos alaban y de la que otros aún recelan. Jaroteo viene de Villanueva de Jara, uno de los nombres antiguos de su pueblo. Justo Molinero viene también de allí, pero proclama con orgullo que él es “un catalán nacido allá”. ¿Quién le puede llevar la contraria? ¿Y para qué?

  • ¿Todavía trabaja tanto?
  • Igual. Más o menos. No estoy tantas horas en la radio, pero sí. Por la tarde, también. Son muchos años. Es mi trabajo. Sin esto no sé vivir.
  • ¿No sabría vivir ya sin la radio?
  • No. La radio es mi vida, mi alma. Y la que me lo ha dado todo. Yo soy una persona agradecida. Estoy muy agradecido a la radio, al mundo de la radio. A la audiencia, sí.
  • Usted comenzó de muy joven, primeramente en un molino de aceite en su pueblo. Después, en talleres mecánicos. Finalmente, de aquí para allá, ya en Santa Coloma, comenzó a hacer radio…
  • Fue un acierto. Yo nunca pensé en ser locutor, ni cuando monté la emisora. Me hice locutor porque al locutor que tenía, cosas de la radio, le salieron chicas y no sé qué, y la mujer que tenía le dijo: “¡Eh!, fuera de la radio o lo dejamos”. Entonces me dejó plantado y me puse yo. Así comencé.
  • ¿Y no le salían chicas también a usted?
  • [Sonríe]. No. Yo ya tenía la mía. Soy muy afortunado, sí.
  • La radio entonces era otra, la convencional. Hoy en día eso ya no funciona así. Hay los nuevos formatos, los pódcasts, las redes… ¿No se siente como un fósil en esta nueva jungla?
  • Tuve una intuición, un acierto, hace un tiempo. Incliné la radio un poquito hacia la derecha, en cuanto a la edad. La gente joven se mueve de otra manera, pero la gente de cuarenta para arriba es otra cosa. Siguen, gracias a Dios, escuchando la radio, en el trabajo, en el coche…
  • ¿Esa gente que ya es mayor se renueva? Cuando la gente llega a cierta edad, ¿vuelve a las fórmulas y los formatos tradicionales?
  • Sí. Hay gente joven que se va haciendo mayor y escucha nuestra emisora. ¿Por qué? Porque sus padres, cuando eran pequeños, ya la escuchaban. Ahora sus padres quizás ya no están, pero ellos recuperan y mantienen esa costumbre.
  • Pero los jóvenes, no.
  • No, la gente joven, no. Tampoco nos conviene mucho esa gente joven, porque nosotros vivimos de la publicidad que hacemos y la gente joven no tiene un duro. Tenemos que ir a personas más mayores que pueden decidir comprar una cosa u otra.
  • Sus orígenes… Antes de hablar de ello, ¿ha visto la película El 47, la del secuestro del autobús?
  • Sí. Me gustó mucho. Me gustó muchísimo. La he recomendado a mucha gente. Es bastante realista. A mí me pasó un poco eso. Él llevó el autobús a su barrio porque quiso y yo monté la emisora porque sí. ¿Qué me la cierran? Pues, ¿Qué le vamos a hacer, si la cierran?
  • En 1982 usted monta esta emisora, una emisora para taxistas y pirata. Es decir, que usted empezó como un pirata.
  • Sí. Así comencé.
  • ¿Qué piensa de los piratas, hoy en día?
  • Hay muchos. Ahora no les dicen nada. Les dejan hacer. A mí, ya ves, me cerraron la emisora, y punto. Ahora hay muchas piratas. Y la gente del gobierno no hace nada. O los Mossos. No sé quién tiene la culpa, pero no hacen nada. Y no pasa nada. Hay muchas, de radio y de televisión. Este país…
  • ¿Y a usted cómo es que se la cerraron? Eso era en el año 87. Con Felipe González como presidente del gobierno del Estado, que tenía las competencias. El gobernador civil de Barcelona, Ferran Cardenal, decidió cerrar Radio Tele Taxi, que emitía desde Santa Coloma. ¿Por qué?
  • A mí me llamaron dos o tres días antes y me anunciaron que me cerraban la emisora.
  • ¿Del gobierno civil?
  • Sí. Estábamos aquí al lado, en la calle de Pompeu Fabra. Yo hacía programas por la mañana y por la tarde. Me avisó gente de la emisora, que me dijo: “Está la policía aquí fuera». Entraron, cerraron la emisora y se fueron convencidos de que era eso lo que tenían que hacer.
  • ¿No llamó al gobernador en ningún momento?
  • No. No he hablado nunca. Ni en aquel momento ni después. Tampoco entiendo por qué lo hizo, por qué tomó esa medida.
  • Años después, cuando Felipe González vino a Radio Tele Taxi, sí le dijo que él le había cerrado la emisora.
  • Sí, ¡claro! Era una competencia que dependía de Madrid, no del gobierno de la Generalitat en aquel momento. A mí me supo muy mal. Yo siempre había creído en el gobierno de Catalunya, pero me dijeron que la Generalitat no era la que mandaba, que eso venía de Madrid. Por eso se lo dije a Felipe González. Si venía de Madrid, también él tenía la culpa.
  • Era lógico.
  • Siempre estamos aquí. Estamos en casa, en nuestro país, pero no mandamos. Eso nos ha pasado durante muchos años. No mandamos.
  • ¿González se excusó de alguna manera?
  • No. Se quedó parado. Tengo fotografías de aquel día por ahí. Se quedó parado y le echó la culpa al gobierno de la Generalitat. Yo le contesté: “No, no, no, eso no es el gobierno de la Generalitat”.
  • Eso también se hace ahora a menudo. La culpa es del otro.
  • Nadie quiere comerse el marrón.
  • Personaje contra personaje. Jordi Pujol y Felipe González. ¿Quién le hacía más gracia?
  • Hombre, yo a Felipe González le he tenido mucho aprecio durante mucho tiempo. Me lo he creído. Ha hecho mucho por este país. Mucho. A Jordi Pujol, lo he apreciado siempre. Siempre ha estado a nuestra disposición. Cuando yo lo he llamado para hacerle una especie de entrevista, lo que sea, ha venido o la hemos hecho por teléfono. Hemos tenido una muy buena relación siempre.
  • ¿Lo respetaba…?
  • Sí. Me respetaba y mucho. Como yo a él.
  • Una de las obsesiones y de las prioridades de Pujol era cómo asimilar, cómo integrar, toda la inmigración que había llegado a Cataluña durante los años cincuenta y sesenta. Usted le podía servir de referencia.
  • Seguro que él se dio cuenta de que la emisora era escuchada por mucha gente que había venido de fuera. De Andalucía, de Murcia, de Galicia… Siempre hemos hecho programas también en lengua gallega. Él, que era una persona que tenía una visión de las cosas de la vida muy por delante de lo que había, se dio cuenta y dijo: “El Justo nos interesa porque hay una parte de nuestra ciudadanía que lo escucha”.
  • ¿Lo escuchan catalanes que no sean inmigrantes o hijos de la inmigración de aquellos años?
  • Sí. Hace un rato me ha llamado una mujer de Pals. Ella quería hablar en castellano y yo le hablaba en catalán. Hasta que al final hemos acabado hablando en catalán. Veo que cada vez nos escuchan muchos más catalanes, sí.
  • Usted siempre dice que, en cuanto a la lengua, los catalanes son “excesivamente educados”.
  • Demasiado, demasiado educados, sí. Cambiamos enseguida. Estamos hablando con una persona, suelta una castellanada y enseguida cambias. En lugar de continuar para que aprenda. A hablar se aprende hablando, también. Los catalanes es que somos así, demasiado educados.
  • ¿Pero eso es por educación o por siglos de haber asumido una teoría impuesta que nos han inoculado según la cual, si te mantienes en tu lengua, eres un “maleducado”?
  • O porque quizás los catalanes en algún momento también piensan que “esto del catalán es cosa nuestra, tú eres otra cosa y por eso yo no hablo contigo en nuestra lengua”.
  • ¿Cree que es eso? ¿Le ha pasado eso?
  • Alguna vez también he visto mucha gente que lo ha hecho así, sí. Hay esta manía de cambiar de lengua siempre. Pero si, de hablar, se aprende hablando. ¡Tira tú, que yo ya iré haciendo!
  • El problema ahora es más grande. Si los catalanes cambian de lengua siempre, con las nuevas oleadas de inmigración el porcentaje de catalanoparlantes se va reduciendo muchísimo si no se integran.
  • Me sabe muy mal esto. Y que todavía estemos hablando de cosas que ya deberían haber sido resueltas hace tiempo…
  • Usted lo tiene muy claro. Hemos hablado de Jordi Pujol. Siempre le han acusado, a usted, de ser “el niño mimado” del pujolismo.
  • Sí, sí. Y no me puso nunca ni una cuña, ni una campaña publicitaria. Eso que dicen: “Es que el Justo na, na, na…”. A mí la Generalitat durante el período que estuvo mandando el presidente Pujol no me puso ni una campaña de cuñas.
  • ¿Nunca se lo recriminó?
  • Alguna vez sí que se lo dije. “Presidente, nosotros vivimos de esto”. Y me respondía: “Sí, sí, ya, ya, ya. Ya lo miraremos, ya lo miraremos”.
  • ¿Y las frecuencias? Las adjudicaba entonces el gobierno directamente. ¿Cuántas les dieron?
  • Es que… Mira, fue en el tiempo del Montilla que nos dieron la mayoría de emisoras que tenemos. Con Pujol nosotros trabajábamos de piratas. Ellos no nos daban nada. El Pujol nos dio una emisora de veinte vatios en el Carmel. Aquella emisora, por mis… cojones, la pusimos en el Tibidabo con diez kilovatios. ¡Eso sí que era pirata! Después nos la autorizaron en el tiempo del Montilla. Y nos concedieron muchas más.
  • ¿Nunca consideró que quizás Jordi Pujol le reconocía los méritos, pero a la vez no quería ayudarle a crecer más?
  • No. No tuve nunca esa sensación. Después fuimos creciendo comprando frecuencias…
  • Algunas frecuencias.
  • ¿Algunas? No. Muchas. La de Lleida, la de Tarragona, la de Montserrat… Todas estas son compradas.
  • ¿Qué vale una emisora de radio?
  • Depende. Si te encuentras un personaje que tal… Doce millones, por ejemplo. Todo depende. ¡Hablamos de pesetas, eh! Allí en Tarragona tuve un socio que era muy amigo de la gente de Pujol y que después desapareció. No sé qué demonios hizo. Ahora allí también tenemos nuestros estudios.
  • Se han multiplicado, ustedes. ¿Cuál es la clave de su éxito?
  • Hacer y decir a la gente lo que quieren escuchar. Imagínate que la gente quiere escuchar una música determinada y no es la que yo pongo, pues no. A mí me puede gustar un cantante que seguramente no gusta a nuestra audiencia y no lo pongo. Voy con la música que quiere escuchar nuestra audiencia. La gente llama y nos pide qué quiere. Recuerdo al principio que la gente nos llamaba, nos pedía una canción y no la teníamos. Entonces cogía el taxi y me iba a comprar ese disco. He hecho una barbaridad de cosas como esa. Tenemos muchos discos de aquella época, pero ahora, obviamente, eso ya no es necesario. Después salió el CD y ahora pffff…
  • Saltaron hacia Valencia, Alicante, Zaragoza, Murcia, Andorra… ¿Qué les llega de esos lugares?
  • La gente está agradecida, muy agradecida, de que esta emisora se pueda escuchar allí. Hay muy buenas sensaciones entre la gente de Valencia y Alicante con Cataluña. Todos están muy orgullosos de la radio que escuchan.
  • ¿Cuál es su estilo, el estilo que justifica tanta adhesión?
  • Hago lo que la gente quiere.
  • ¿Y cómo lo sabe? ¿Dónde coloca los sensores? ¿En la calle?
  • No, hombre, no. A ver. Yo he tenido al presidente Pujol en esta emisora. Me he preguntado: “¿Qué querría la gente que le preguntara?”. Y le he preguntado: Presidente, ¿usted ha robado?”. Así, directamente. ¿Por qué? Porque estaban saliendo muchas informaciones que… Eso, la gente, todos, se lo habrían preguntado, pero nadie se atrevía. Y yo se lo pregunté.
  • ¿Cuando lo hizo qué cara puso?
  • Se quedó como muy decepcionado con esa pregunta, pero bueno, respondió y quedó bien.
  • ¿Recuerda más preguntas comprometidas que haya hecho a algún político, por ejemplo?
  • Siempre que han venido políticos de Madrid les he preguntado cómo se ve Cataluña desde España, desde Madrid. Creo que nos ven aún -aunque ahora no tanto- como bastante alejados.
  • Con desconfianza.
  • Sí.
  • ¿Qué opina cuando en el resto del Estado se hace anticatalanismo?
  • Me sabe muy mal que tengan esas ideas, pero eso es lo que hay. No podemos resolverlo de un día para otro. En la medida en que va pasando el tiempo y que nuestros hijos se hacen mayores y algunos se van, van aquí o van allá, eso está cambiando. Ya somos todos casi iguales.
  • A raíz del proceso de independencia se avivó mucho el anticatalanismo fuera de Cataluña…
  • Claro. Pero, como ahora ya no se habla de ello, la normalidad está creciendo.
  • ¿Qué sintió cuando vehículos de la Policía Nacional o de la Guardia Civil salían de Andalucía u otros puntos acompañados de los gritos “¡A por ellos!”?
  • Que se equivocaban, que se equivocaban, que estaban mal dirigidos. Cuando hablé con Felipe González le dije que me gustaría que mandara gente suya aquí a Cataluña para vivir en directo cómo se vive aquí. El problema existe allá. Aquí en Cataluña, no. El problema lo tienen ellos. Qué dicen, qué hacen, qué no sé qué, los catalanes. Pero aquí ¿cuál es el problema? Tú puedes ir por la calle hablando catalán, castellano, lo que quieras, y no tendrás ninguno. Te encontrarás con cualquiera que cambiará o no cambiará de lengua, pero tú te entenderás.
  • Tenemos un problema, por ejemplo, todos juntos cuando Cataluña pide un trato fiscal justo. Entonces en Andalucía o en Extremadura dicen: “Un momento, que se queden las cosas como están”.
  • Es que yo creo que incluso nuestros políticos no han sabido explicar bien eso de nuestro dinero. La gente tiene que entender que Cataluña quiere recaudar los impuestos. Y una vez que haya recaudado diez, si necesita tres, pues tres. Y el resto, para allá. Y que todos se enteren de que Cataluña aporta siete. No que les estamos dando la hostia y encima parece que sean ellos los que nos la dan, que nosotros no les aportamos nada.
  • Es el discurso habitual.
  • Pues, muy mal. A la gente se les tiene que explicar bien las cosas.
  • Como mira de hacer usted. ¿Cómo se definiría a usted mismo?
  • Yo soy un catalán de Villanueva de Córdoba. Aquí muchas veces me siento andaluz. En cambio, si voy a mi pueblo, allí soy el catalán siempre. “¡Aquí está el catalán! ¡El catalán! ¿Y qué, cuándo te vas?”. Nada más llegar ya me preguntan cuándo me voy.
  • Porque les debe molestar [ríe].
  • No sé por qué la gente tiene la manía de hacer esas preguntas. Pero yo aquí me siento muy bien. Y allí, cuando voy, también. Defiendo mi tierra, defiendo mi tierra, que es catalana, y la defiendo aquí, allí, y donde vaya.
  • Le preguntaba, más bien, cómo se define usted de carácter.
  • Yo soy buena gente. Soy buena gente para todos. Tengo muchos amigos y una maravillosa familia. Tengo una mujer nacida aquí, en Baró de Viver. Es catalana. Su familia, también. Nos llevamos todos bien.
  • Cuando alguien dice que, si usted ha hecho dinero, es porque algo malvado debe haber hecho, ¿qué piensa?
  • Que la ignorancia de la gente es muy grande. Los ignorantes dicen todas esas idioteces porque no saben por todo lo que yo he pasado. Las he pasado… Hoy, también hoy, he preguntado al responsable de esta empresa qué clientes están entrando, qué publicidad nos está entrando. Este es el problema. Nosotros vivimos de esto.
  • ¿Cuánta gente trabaja en Radio Tele-Taxi?
  • Veintisiete. El problema, pues, es que algún día no nos entre la publicidad.
  • Pero entra.
  • Nos va entrando, sí, va entrando.
  • ¿Más o menos que antes?
  • Mira, nosotros todavía tenemos el primer cliente que entró en la radio. Tenemos clientes aún de hace muchos años. Hablas con Enrique Tomás y ahí está. Él va abriendo tiendas y nosotros vamos haciéndole anuncios.
  • Dicen que usted es un hombre pragmático, cercano a la gente y con muchísima capacidad de trabajo. ¿Es eso? ¿Esa es la clave de su éxito?
  • Seguramente. Sobre todo, la capacidad de trabajo. Yo pongo el trabajo por delante de todo.
  • ¿Cuál es el momento empresarial más duro que ha tenido que superar?
  • El covid ha sido uno de los momentos más duros que hemos tenido que superar. Pero lo hemos ido salvando. Gracias a mis compañeros. Gente que lleva la publicidad y que son trabajadores a la vez. Siempre he contado con un equipo maravilloso. Estoy muy orgulloso.
  • Usted hizo un cursillo de periodismo.
  • Allí en la avenida de Roma de Barcelona. Es lo que podía hacer. No podía hacer nada más.
  • Una de las normas básicas del periodismo es diferenciar información de publicidad. Usted mismo es quien lee las cuñas en pleno programa…
  • Yo creo que eso se puede hacer. La gente sabe distinguir perfectamente cuando estamos haciendo un anuncio. No me lo he planteado nunca, pero lo hacemos así. Es así, sí.
  • Dejando a un lado a Jordi Pujol y Felipe González, ¿qué entrevistas, entre los cientos que debe haber hecho, le han dejado más recuerdo?
  • He hecho muchas. Me acuerdo de Isabel Pantoja, de Rocío Jurado, también. El Barrio… Hemos tenido cantantes de todo tipo. El otro día hablaba con aquel cantante canario, José Vélez, y me preguntaba: “¿Me harás una entrevista si vengo a Barcelona?”. “¡Sí, hombre, claro que te la haré!”.
  • Está enfadado con el Barrio…
  • ¡No! ¿Con el Barrio? De ninguna manera.
  • Creo que una vez le pidió que viniera a uno de sus conciertos, le dijo que no y usted no se lo tomó nada bien…
  • Es que él es un tipo raro. Sale a caminar por la mañana, va por la playa, se pone una gorra para que la gente no lo reconozca… El Barrio es un personaje que yo quiero mucho -a él, su mujer, la familia-, pero es un tipo raro. Lo agarró el éxito y aún no es consciente, aún no sabe qué tiene.
  • ¿A usted cómo le ha cogido el éxito?
  • A mí, bien. Yo soy el mismo siempre. Voy a casa Pepe y me saluda todo el mundo. No tengo ningún tipo de manía. Saludo a unos, saludo a otros…
  • ¿Se ha aprovechado de alguna manera de ese éxito, de las entrevistas, para sacar un provecho de cara a su empresa o a los conciertos que organiza?
  • No. No me he aprovechado nunca. Prácticamente, a todos los que se lo he pedido siempre me han dicho que sí. Nunca he tenido ningún tipo de problema con nadie. Gente como los Estopa, que desde el principio están conmigo… Hay cantantes que he querido mucho… El Arrebato, que ha salido también de aquí… Yo, de cantar, no sé, pero escuchar una canción y ver que es un éxito, sí. Ese ojo, sí que lo tengo.
  • ¿No se ha planteado nunca hacerse mánager de la gente que preveía que triunfarían?
  • No, no, no. Eso no es lo que tengo que hacer yo. Que me digan donde quieren ir, yo les anuncio la actuación y ya está.
  • Lo encuentro muy humilde. Y debe tener carácter. A los 17 años fue a su padre, le dijo que se tenían que venir todos a Catalunya y él le hizo caso.
  • Eso te da una responsabilidad para siempre. Estoy muy agradecido a mis padres, que me dijeron que sí. Mi padre veía que la familia se podía fragmentar y tomó esa decisión. Él tenía un hermano en Santa Coloma, vinieron a hablar con él, cogieron un piso de alquiler y…
  • Pero mandaba usted, que es quien tomaba la iniciativa.
  • Porque sabían que yo no estaba para tonterías. Había trabajado mucho también allí, en Villanueva. Allí había hecho de todo.
  • El más espabilado de la familia.
  • Bueno, el más trabajador. Piensa que, una vez aquí, fui yo quien encontró el trabajo a mis hermanos.
  • El pater familias…
  • Mi padre fue a trabajar a una fábrica y el primero que fue a hablar con ellos fui yo. Me sentía culpable de haber sacado a la familia de allí, y eso es un peso que siempre va contigo.
  • ¿No se ha arrepentido nunca?
  • No. No, no. Cuando venía en el autocar iba pensando que la tierra que nos diera la oportunidad de desarrollarnos como personas esa sería mi tierra. Y eso fue Catalunya, que nos dio la posibilidad de trabajar. Esta, pues, es mi tierra, y yo la quiero.
  • Mucha gente que emigra de su tierra vuelve cuando se jubilan. Quieren morir allí donde nacieron…
  • No, no. Yo sí que voy. Paso algún tiempo allí. Tenemos también una casa, en Villanueva, pero el día que me jubile, volverme allí, eso no. Yo soy de aquí. No he nacido aquí, pero soy de aquí. Y aquí moriré. Aquí tengo a mis padres y aquí tengo a mis abuelos.
  • ¿Y morirá al pie del micrófono?
  • O al lado. [Ríe].
  • Nada de jubilación por ahora.
  • De momento, no.
  • ¿El micrófono es una droga?
  • Podría ser, pero yo me llevo bien con la droga. Me lo paso bien delante del micrófono.
  • Ustedes tenían también una televisión.
  • La tuvimos, sí. Ya no la tenemos.
  • ¿Qué pasó con esa televisión?
  • Según parece, uno de los problemas que tenía Cataluña era que se viera nuestra televisión y el señor Artur Mas nos la cerró. Sin ningún tipo de explicación. Nosotros teníamos una licencia en Terrassa, en Sabadell y en Tarragona, pero no teníamos ninguna en Barcelona. La de Terrassa la pusimos para que llegara a Barcelona…
  • O sea, que hacían trampa.
  • Llámalo trampa o lo que quieras. Yo pensaba que algún día me lo arreglarían aquello, pero el permiso no llegó nunca. Llegó un día en que el señor Mas dijo que, si el problema que tiene Cataluña es esta televisión, la cerramos. Y la cerró. La cantidad de gente que teníamos en los estudios…
  • ¿Habló con él?
  • No. No me avisó y yo le había hecho entrevistas. Es que es incomprensible.
  • ¿Y no le llamó para quejarse?
  • No. ¿Qué le iba a decir?
  • Que no estaba de acuerdo.
  • No. Él dijo que nada, pues nada.
  • ¿Se las cerró todas?
  • No. Teníamos más. Nos dejó la de Tarragona y la de Terrassa, pero con una potencia más baja.
  • Es el Consejo del Audiovisual quien concede las licencias y quien las regula…
  • Entonces aún eso no iba de esa manera.
  • ¿Nunca se lo ha recriminado al presidente Mas?
  • Nunca, nunca, nunca.
  • ¿Se lo ha vuelto a encontrar?
  • Sí. Me lo he encontrado algunas veces, en algunos premios…, pero ni nos hemos saludado.
  • No se lo perdona…
  • ¡Hombre, eso es una gran putada, eh!
  • Cuando el gobernador civil le cerró la primera radio, usted se rebeló. Convocó concentraciones, actos de protesta, y perseveró hasta articular el grupo que tiene. ¿Por qué no hizo igual cuando le cerraron la televisión?
  • Entre otras cosas porque, mirándolo bien, uno de los favores más grandes que nos podían hacer nos lo hizo el señor Mas cerrando la emisora. Hacer televisión cuesta mucho dinero. Mucho dinero y muchas personas. Eso era una ruina. Todo lo que ganábamos con la radio lo perdíamos con la televisión. Y más.
  • ¿Igual que el grupo Godó con 8TV?
  • Más o menos. Es que es así. Hacer televisión cuesta mucho. Es muy caro.
  • Ahora han quedado libres las cuatro licencias de 8TV. ¿No se le pasa por la cabeza pedir una?
  • Ya soy mayor, ya no tengo ganas de según qué… Mi hija o mi hijo… pero mi hija está en Australia y mi hijo aquí tiene otro trabajo.
  • Esto me hace preguntarle por la sucesión. ¿Quién continuará con el grupo?
  • Quizás buscaré a alguien que lo quiera comprar o que quiera ocupar mi lugar. De momento, no me lo he planteado. O también entre mis compañeros. Alguien que se lo quiera quedar. Quizás me lo debería empezar a plantear ahora, pero de momento no lo he hecho.
  • La virtud y el problema es que Radio Tele-Taxi es una emisora de autor. Sin usted no sería nada.
  • Seguramente. Pero tengo buenos compañeros. Me puede sustituir, por ejemplo, Robert Espada. Y María José Cordero, no hace falta decirlo. Richard Bartomeu, también, que hace la noche, es bueno y es joven.
  • Eso le tranquiliza.
  • Sí. Eso no me preocupa en absoluto.
  • Ha hablado de Jordi Pujol, de José Montilla, de Artur Mas… ¿También ha entrevistado a Carles Puigdemont?
  • Claro. Puigdemont… Cuando nosotros hacíamos también teatro nos vino a ver a Girona. Al salir, lo fui a saludar y me dijo que le había gustado. Muy bien. Hemos tenido muy buena relación con Carles Puigdemont.
  • ¿Mantiene esa relación?
  • Ahora no, pero, una vez esté por aquí, lo volveré a entrevistar. Y lo que haga falta.
  • ¿Le parece bien lo que hizo su gobierno, hasta donde llegó?
  • Yo creo que él -incluso cuando se fue- no sabía qué hacía. Creo que él fue el primero que no estaba de acuerdo en hacer lo que hacía. Pero, mira, era el momento y se pensó que era eso lo que había que hacer. Él lo hizo y yo creo que no lo debería haber hecho. Que no tocaba.
  • ¿Qué se debería haber hecho? ¿Qué se debería hacer?
  • Primero, esto. Pedir el dinero para aquí.
  • Eso ya lo hacen ahora.
  • Eso lo deberían haber hecho entonces.
  • Artur Mas fue a Madrid a hablar con Mariano Rajoy para pedirle una financiación así, y Rajoy le contestó que de ninguna manera. Cuando volvió Mas convocó elecciones…
  • Sí, pero nos tenemos que acostumbrar a que nos digan que no y continuar. Además, tenemos que tener muy claro qué se puede hacer y qué no se puede hacer.
  • ¿Eso que hizo el gobierno de Puigdemont no se podía hacer?
  • Seguramente, no.
  • Entonces me sorprendió que a usted fuera de Cataluña lo criticaban por independentista…
  • La ignorancia hace que la gente diga tonterías como esa. Cataluña tiene que negociar recaudar los impuestos. Y que se reconozca lo que Cataluña aporta. Eso es muy importante. Y saber qué comunidades reciben. Resulta que dicen que nosotros somos los que pedimos y hay otras que se lo llevan sin que se sepa quién.
  • Eso dígalo usted en Andalucía, en su pueblo.
  • La verdad se tiene que publicar. Las cuentas se tienen que publicar.
  • Ya se ha hecho. Aquí y allá. Y allí no hace caso nadie.
  • Se tienen que publicar y se tienen que decir. Tantas veces como sea necesario.
  • ¡Dedíquese a la política!
  • ¿Yo? No. No haría política por nada del mundo.
  • ¿Se lo han propuesto?
  • Alguna vez me lo han dejado caer, pero no. ¿Adónde voy yo?
  • Adónde va Donald Trump.
  • Sí. Ya veremos. Ya veremos qué pasa ahora en Estados Unidos.
  • ¿Sigue la política?
  • Claro. Lo sigo todo.
  • ¿Cómo se informa?
  • Escucho la radio, la nuestra, las noticias, leo todos los periódicos y miro la televisión. Estoy al corriente de todo lo que pasa.
  • ¿Su generación dejará el mundo mejor o peor?
  • A mí me gustaría que lo dejáramos mucho mejor, que nuestros jóvenes tuvieran un país en el que valiera la pena vivir. Hay muchas cosas por hacer.
  • ¿Esa gente joven tiene la misma fuerza que llevaba usted cuando llegó a Cataluña?
  • Yo creo que sí, pero, además, los tenemos que preparar. Un empresario no sale porque ha nacido empresario. Se les tiene que animar. Es como los taxistas. Deberían recibir cursos sobre cómo es la ciudad, porque la gente que viene de fuera se lleva la idea de cómo es la ciudad. Los taxistas son los difusores de Cataluña en el mundo.
  • Los taxistas son cada vez más gente venida de Pakistán. Por la noche solo trabajan ellos. Muchos ni se expresan en catalán. Apenas hablan en castellano. ¿Cómo van a dar clases sobre la realidad del país si ellos no las han recibido?
  • No sé cómo les han dado el carnet de taxista, tampoco. Si ni siquiera saben cómo ir de un lugar a otro…
  • Con el Google Maps.
  • Con el Google Maps, sí, pero también se tiene que saber. Tienes que conocer la ciudad.
  • ¿La misma fuerza que antes tenían los andaluces o los extremeños cuando llegaban en los años cincuenta la tiene ahora toda esa nueva gente que llega?
  • Yo creo que no. Porque eso ahora no les preocupa. Ahora lo que preocupa es ganar cuanto más mejor y trabajar cuanto menos mejor. Y ya está. Y no lo que hacen ellos o lo que podrán hacer sus hijos cuando sean mayores.
  • ¿Tenemos una oportunidad con el nuevo gobierno?
  • Tenemos una oportunidad y tienen que demostrar que eso que hacen es el camino que se tiene que seguir.
  • ¿Ha entrevistado a Salvador Illa?
  • Lo entrevisté hace tiempo cuando no era aún presidente. Le tengo que llamar un día a ver si quedamos.
  • Terminamos, señor Molinero. ¿Qué no le ha dado la vida aún?
  • A mí la vida me lo ha dado todo. Todo lo que le pedía. Aparte de la radio, tengo una mujer que me quiere y que quiero, unos hijos… Soy muy, muy feliz.
  • Su mujer lo ha aguantado todos estos años…
  • Sí, la pobre, vaya tela. Todo lo que me ha tenido que aguantar… Yo, a Montse, le estoy muy agradecido. A ella y a la vida.

84515