Francisco Andrés Gallardo escribe en Diario de Sevilla que los medios se dividen entre los que lamentan el dineral que cuesta el programa de Julia Otero en TVE, con sus discretos datos de audiencia, por debajo de la pobre cuota media de La 1, y los que se exceden en elogios y parafernalias en torno a Días de tele. El formato está por debajo de las expectativas de la voz radiofónica de las tardes a la que se le vincula con asuntos de más calado, y comprometidos, que los recuerdos sociales. De nuevo está detrás José Miguel Contreras y la productora del Grupo Prisa en esta compensación por la cancelación de Las cosas claras.
Justo hace cinco años, con el PPcontrolando con voracidad TVE, las críticas venían del lado contrario en este caso hacia Carlos Herrera, fichaje de La 1 que también decepcionó por el tono de su programa (¿Cómo lo veis?), por debajo a su vez de las expectativas de un líder matinal. Al igual que Julia Otero, el suculento caché estaba sobredimensionado ante la acogida.
Y de nuevo, a colación de Días de tele, habrá que observar que radio y TV son medios complementarios pero con feligresías separadas. Alguien puede ser la bomba en las ondas y se desvanece en cuanto aparece en pantalla. Eso le pasó a José María García, a De la Morena o a Encarna Sánchez, con sus egos que no cabían por la puerta de la catedral de Burgos.
En 2017 con Herrera y en 2023 con Otero, pese a que ambos son profesionales curtidos en la TV, les ha pasado lo mismo. Además, el espectador, de antemano, se hace una idea de lo que va a ver. Las inclinaciones políticas se acentúan en la radio así que a las figuras estelares de las ondas les cuesta convencer cuando ha de sumar su imagen a la voz. Se ‘suavizan’, sacan un perfil más generalista, y fallan. Si además los temas que tratan son algo escuálidos, aún más. Días de tele, con las ocurrencias de Contreras, tiene mucho plató para poco contenido.
Para quedar bien podríamos decir que Julia Otero es la monda, pero la de Onda Cero ya tiene a sus críticos de cabecera con el incensario que le jalean todo lo que hacen. Eso pasa con Jordi Évole, con María Casado, con Andreu Buenafuente. Nunca tienen un mal programa. Ya están sus críticos para defenderlos por encima de sus fisuras.
A la de Onda Cero le habría convenido en este proyecto tener más un poco más de autocrítica. Ya los directivos de TVE un poco más de olfato.
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