José Luis Saborido (EA1DFU) logra el prestigioso diploma que acredita haber conectado con los 50 estados que conforman EEUU

José Luis Saborido EA1DFU

Diariodeburgos.es nos acerca su historia:
Conquistar el mundo pero a través de las ondas. Eso es lo que ha conseguido José Luis Saborido, desde su casa del barrio de El Pilar (Buergos), tras establecer comunicación con los lugares más remotos del planeta, entre ellos Alaska o Nueva Zelanda. Sus incursiones por el dial le han llevado a obtener el prestigioso diploma que acredita haber conectado con los 50 territorios que conforman EEUU, un reconocimiento que solo había logrado antes otro radioaficionado burgalés, ya fallecido.



Para confirmar esta gesta se utiliza lo que se llama el intercambio de tarjetas QSL, una especie de postal que funciona como prueba de que efectivamente esa comunicación se produjo (la fórmula QSL significa acuse de recibo en el Código Q, originariamente creado para la telegrafía y que hoy es el idioma universal para todos los aficionados del globo). La postal que Saborido envía -ilustrada con dos homínidos de Atapuerca- pretende ser además una invitación a conocer Burgos.

Su amor por las ondas le llegó cuando aún no había entrado en la adolescencia. Coruñés del concello de Ares, comenzó a trabajar como grumete en un barco a los 13 años y fue ahí donde tuvo su primer contacto con una emisora. «Empecé a picarme y ya no hubo modo de desengancharme de esto», confiesa. En alta mar era el medio que le permitía estar en contacto con su familia y descubrió las muchas posibilidades que este sistema tenía como medio de comunicación.

Tras dejar su tierra se trasladó a Bilbao, donde entró a formar parte de la plantilla de Explosivos Río Tinto; una ciudad en la que siguió conectado con el mundo de los radiaficionados y donde se ‘doctoró’ técnicamente. Poco después, fue trasladado a la fábrica de la compañía en el Páramo de Masa. «En Burgos encontré muy buena gente de radioaficionados y me enseñaron más de lo que yo sabía. Dejé de ser pirata y me metí en la URE, la Unión de Radioaficionados Españoles, donde obtuve la licencia», afirma. Su código identificativo es EA1DFU, una tarjeta de visita con la que realiza las llamadas, en la que la mayor parte de las veces se limita a dar su indicativo, su nombre, desde dónde habla y cuáles son las característica de su equipo. «No me gusta el inglés así que lo que más uso es el código morse», detalla. A sus 73 años, José Luis Saborido atesora múltiples experiencias con sus compañeros de asociación, tanto como miembros de Protección Civil como ‘embajadores’ del amplio patrimonio que atesora la provincia. De hecho, han sacado al aire el románico burgalés y las etapas que conforman el Camino del Destierro de El Cid.

Hay un lema que a los apasionados de las ondas les gusta repetir mucho: «Si todo falla, radioafición». Sirve para recordarnos que cuando una catástrofe asola una zona y sus infraestructuras de comunicación quedan destruidas es posible recuperar la comunicación gracias a las emisoras y a los radioaficionados locales. Basta con un equipo de radio, una antena y una fuente de energía que alimente esta pequeña infraestructura para conectarse con cualquier parte del mundo.

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