Integración Radio, en directo con Walter Vivanco desde La Macarena: «Mi mensaje a España es gracias»

Integracion Radio

Lavozdelsur.es publica que esta radio fue creada por un periodista ecuatoriano que emigró a España hace 23 años.
Comenzó de churrero y en otros oficios, hasta lograr ser parte de una comunidad, El Cerezo, con amplia población extranjera.



Pasan los años y cada vez quedan menos espacios de vida en comunidad. Otros tiempos, otros aires. Digitales, por ejemplo. Menos reuniones al fresquito de una plazoleta. Las peñas futbolísticas han ido perdiendo convivencia. Lo mismo con las asociaciones de vecinos. Quedan las hermandades, y poco más. Pero ese ‘poco más’ significa que existen otras convivencias que mucha ciudadanía desconoce. Y una de ellas, en Sevilla, es la convivencia entre nacionales de otros países.

Los vaivenes políticos de América Latina de hace dos décadas se unieron a años de bonanza económica en España que se diluyeron con la crisis iniciada en 2007. Un fenómeno ya ‘requeteestudiado’, el de la inmigración. Las causas de la inmigración africana quizás sean más complejas y difíciles de comprender en nuestro país. Pero las de América Latina se han radiado y televisado en las últimas décadas. Crisis como la que azotó a Ecuador, o la que ha ‘reventado’ Venezuela. O la que vuelve a azotar a Ecuador. Como en Colombia, otro país de emigración masiva. Así, en grandes ciudades, como Sevilla, fueron reuniéndose comitivas de otros países.

El distrito de la Macarena es un ejemplo de ese fenómeno. Si bien hay población migrante en otros barrios -especialmente en aquellos donde el alquiler es más barato- y en otras localidades del Área Metropolitana, La Macarena ha sido refugio para comunidades latinas desde inicios del siglo XX. No cualquier parte, de forma más concreta, El Cerezo, la zona de las calles con nombre de playa, o incluso Las Golondrinas, en el entorno de la Venta de Los Gatos, aquella que relató Bécquer. Si entonces tenía aires de arrabal, entre las murallas y San Jerónimo, hoy buena parte de esa vida en la calle es la de los migrantes.

En ese clima, en esa Sevilla, aterrizó Walter Vivanco. Un periodista que acompañó a tres millones de compatriotas. Fue la crisis del dólar del 99. «Un copia-pega de la crisis que luego sufrió Argentina. Pasó lo mismo». En principio, quería contar para su periódico y el Canal 5 aquella migración. Aunque unos amigos establecidos en Madrid le abrieron la oportunidad, aquella que ya su mujer había cogido antes. Un periodista que iba a contar la historia de los ecuatorianos en España, acaba convirtiéndose en uno más de muchos protagonistas.

«Me dije: vamos a experimentar, a ver qué pasa». Y se estableció no en Madrid sino en Sevilla. Los primeros años fueron complicados. «Como llegué oficialmente de turista, lo que hacía era mandar fotos y artículos sobre lo que hacían los ecuatorianos aquí». Pero se acabó aquel pase. Y acabó vendiendo churros en ferias de Sevilla en Hermanos Pernía. Cuidó un cortijo en Carmona. Repartió publicidad. Trabajó este periodista junto a su mujer en un servicio doméstico.
«Gracias al Gobierno de Aznar, conseguí finalmente los papeles». Apenas llevaba un par de años cuando, como se dice en España, la cabra tiró al monte y decidió recuperar el oficio de periodista, aunque no pudiese convalidar el título. Un día oyó en el coche una emisora que reproducía música de salsa. Y llamó. Era una radio de La Algaba. Propuso un programa sobre inmigrantes, asesorándoles en derechos, dando algunas noticias. «Y me dijeron que en 20 años no habían dado ni una sola noticia, ni falta que les había hecho», rememora con una risa. «Pero me dijeron que había una franja de fin de semana, de 5 a 9, para poner música del otro lado del charco, que se llamaba Caliente, caliente. Me dijeron que, si me interesaba, podía ponerle voz a ese espacio».

Aquel fue el inicio. Creó la Asociación de Ecuatorianos de Andalucía, y averiguó como montar su propia emisora: Integración Radio, en el 88.2 de la FM en Sevilla capital y alrededores. Esta radio, que se autodenomina como «la voz del pueblo latina», es en el fondo una oficinita humilde en la calle Playa de Rota. Su programación, paradójicamente, sigue conteniendo mucha música. Pero también mucho de asesoramiento en derechos. Consejos para migrantes. Ofertas de empleo que publicita, o de trabajadores en paro que se dan a conocer. Y no solo trabaja, lógicamente, con los ecuatorianos.

«El colectivo más fuerte ahora mismo es el de nicaragüenses, hondureños y venezolanos, y últimamente va creciendo más el colombiano». Algunos de sus compatriotas, a medida que mejoró algo la situación en los últimos lustros, decidió volver a Ecuador. Aunque de nuevo azota una crisis política con momentos terroríficos como el asesinato de un candidato presidencial hace unas semanas. «En Venezuela a día de hoy se está mejor que en Ecuador, porque se ha instalado el sicariato… Hay elecciones el 15 de octubre, sea el candidato que sea, tenemos la esperanza de que en algo mejore el país».

Hoy, El Cerezo, indica Walter, es «un pequeño pueblo. Como el de un país de Latinoamérica. De 25 pisos aquí en frente, en 22 viven latinos». Y, entiende, a menudo se generan «pleitos por choque cultural». En ese contexto, recuerda, «hace unos meses una persona de Colombia mató a un marroquí. Ha habido apuñalamiento. «Se puede decir que es un cao aislado, pero no deja de existir cierto malestar» en ese choque cultural.

En todo caso, con choques culturales, con ciertas dudas, con momentos tristes como el citado homicidio, El Cerezo ya es parte de la identidad sevillana. Una identidad de muchas familias o jóvenes que se establecen, abren negocios, compran viviendas, alquilan. Un trozo de Sevilla tan real como cualquier otro. «Mi mensaje a los españoles es gracias. Gracias por establecernos y permitirnos salir adelante. Solo puedo dar las gracias».

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