Gonzalo Avello: el cartero que acabó convirtiéndose en pionero de la radio gastronómica en España

Gonzalo Avello

Gonzalo Avello fue la primera persona que habló de cocina por la radio en España. Pero de eso hace tanto —tanto, tanto— tiempo que no hay registros sonoros. Solo menciones en algunos textos de la época.



«La revista Ondas y las guías de programación de Unión Radio Madrid dan fe por escrito de todo lo que sonó en la radio en las lejanas décadas de los años 20, 30 y 40 del siglo XX», explica Ana Martínez Concejo, jefa de Documentación de la Cadena SER.

«En un ejemplar de la revista Ondas de 1932 aparece Gonzalo Avello, pero no tenemos su voz en la Fonoteca», añade. «No se conserva la emisión de aquellos años, primero, porque no había medios técnicos para grabarla y, después, luego por falta de conciencia. Las cintas abiertas eran caras y ocupaban mucho espacio. Por eso se reutilizaban y no se conservaban las grabaciones de la emisión».

¿Avello o Avelló?
La divulgadora gastronómica Ana Vega (Biscayenne), experta en Historia de la Gastronomía, publicó una reseña biográfica de Avello en la que lo retrata como un hombre muy polifacético: cartero, caricaturista, pintor, actor, humorista, escritor, locutor de radio, director de la revista Paladar… y, tras muchos años de carrera, jefe superior de la Administración de la Dirección General de Correos y Telecomunicaciones, en Madrid.

«Un día me dio por investigarlo y resulta que tiene una historia maravillosa. ¡Fue un hombre del Renacimiento!», dice en el programa especial de Gastro SER dedicado a Avello. Un apellido que puede parecer de origen catalán —¿descendiente de los emigrantes catalanes que participaron en los orígenes de la industria conservera?— pero que él escribía sin tilde.

¿Avello o Avelló? «Escrito así, con ‘v’ y sin tilde, es un apellido común en Galicia y Asturias», responde Biscayenne. «Lo que yo sé es que nació en La Coruña en 1885 y que murió en Madrid el 26 de noviembre de 1953».

«Como Picadillo o la Marquesa de Parabere»
Ángeles Afuera, quien durante muchos años —hasta su jubilación— ha estado al frente del archivo sonoro de la Cadena SER, asegura que «como Picadillo o la Marquesa de Parabere, Avello era muy conocido en los años 20 y 30 porque escribía recetas de cocina y entrevistas, y las comentaba en la radio cada día». Lo hacía, además, en el mismo edificio que hoy ocupan los estudios centrales de la Cadena SER, en Gran Vía 32.

Avello, que empezó a hablar de cocina en la radio en 1925, fue amigo de Picadillo (el autor de La cocina práctica) o del legendario barman Perico Chicote, acabó teniendo un espacio diario (La cocina del día) y, aunque la Guerra Civil interrumpió su trabajo en las ondas, volvió a ponerse frente al micrófono de Unión Radio en la década de los 40.

Su trabajo, en cualquier caso, es anterior a los programas que, cada jueves, allá por 1935, emitía Radio Barcelona con la colaboración de la Asociación de Hoteles, Cafés, Restaurantes y Similares de Cataluña, tal y como demuestra una foto de Alexander Merletti, publicada en el número 592 de la revista Radio Barcelona, en la que aparecen el célebre ventrílocuo Toreski y su muñeco Miliu, vestidos de cocineros.

De Avello a Arguiñano
«Se le ha olvidado porque Unión Radio era un nombre maldito para la Dictadura por haber sido tan importante durante la República», señala Ángeles Afuera, autora de Aquí Unión Radio. Crónica de la primera cadena española (1925-1939). «Lo peculiar es que Avello añadía un punto crítico, divertido e irónico. ¡Incluso con denuncia social! En una receta, por ejemplo, proponía cortar ‘en trocitos pequeños el jamón… si lo hay'».

Gonzalo Avello, que murió cuando Karlos Arguiñano tenía apenas 5 años, mezcló cocina y sentido del humor mucho antes de que el cocinero de Zarautz se hiciera famoso con su perejil… y mucho antes de que Javier Cirujeda (La Picaeta) nos ruborizara con sus terribles —aunque divertidos— juegos palabras. Pero no solo fue pionero en la radio gastronómica y en el pluriempleo de los periodistas gastronómicos.

También fue criticado por una autoridad de la cocina de la época (el oscense Teodoro Bardají), quien —tal y como señala Ana Vega en su artículo sobre Avello— le afeó que se tomara a broma la cocina. Algo que, casi 100 años después, le sigue pasando a muchos creadores de contenidos. Pero Biscayenne le echa un capote: «Los textos que conocemos de Avello demuestran un profundo respeto por los fogones, una tremenda cultura y, si acaso, cierto afán por emular al francés Édouard de Pomiane».

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