Félix Linares, a sus 75 años, deja ETB pero continua en Radio Euskadi

Félix Linares

Óscar Belategui le ha entrevistado para El Correo: A sus 75 años, el hombre de cine de ETB deja de presentar ‘La noche de’ después de 28 años y 1.500 programas, aunque seguirá frente a los micrófonos de Radio Euskadi.



Félix Linares llevaba tres años presentando películas en ETB cuando en 1995 arrancó ‘La noche de’, un programa en el que desvelaba anécdotas de cine con su maravillosa voz y el bagaje que proporciona llevar toda la vida trabajando en la cultura. A sus 75 años, el periodista bilbaíno anunciaba por sorpresa esta semana en el espacio que abandona después de 28 años y 1.500 emisiones. Su último día será el 11 de abril, pero antes habrá supervisado el casting para buscar su sustituto. Linares seguirá en Radio Euskadi, donde entró en 1984 tras aprobar unas oposiciones, pero con su marcha ETB pierde parte de su ADN, como el Teleberri, los partidos de pelota y ‘El Conquis’.

Amante de la música, los libros y el cine, Linares ha hecho de todo delante de un micrófono y en los 80 hasta escribía en el suplemento ‘Devórame’ de este diario. Al único periodista de España sin móvil basta con llamarle a los estudios de Radio Euskadi en Bilbao para que se ponga al teléfono. Este «tipo morigerado», que rechazó ofertas de Telecinco porque quería seguir yendo a comer a su casa, reconoce que estos días le ha desbordado un poco la repercusión de su adiós de la pequeña pantalla.

– ¿Sabe que la noticia de su marcha ha sido lo más leído en El Correo digital?
– Qué bueno, me dejas estremecido. Todas las reacciones han sido de un cariño extremo. Estoy soprepasado, no me lo esperaba ni de lejos.

– Soltó por sorpresa que se iba.
– Sí. Hicimos el paripé durante el programa de que íbamos a dar una noticia. No quise ser exhaustivo, lo solté al final, cuando ya empezaba la película.

– ¿Qué le han dicho estos días?
– Que me habría costado muchísimo decirlo. Y me he dado cuenta de que en realidad no me ha costado. Lo había asumido como una parte más del programa, tocaba empezar la despedida. No tuve ningún sentimiento, fue una actitud profesional. En la calle me dicen: jo, no sabes cuánto lo siento, pero qué bien para ti. El público tiene tanta identificación contigo que hasta administra tus sentimientos.

– ¿Por qué deja la tele?
– Ya tenemos una edad. Las cosas no son eternas y hay que dejarlas poco a poco. Por eso seguiré en la radio, esto es como la descompresión de las profundidades, si subes rápido se te revientan los pulmones. En los próximos meses jubilan a algunos amigos de la radio: Roberto Moso, Iñaki Calvo… Y te planteas que cuando ellos se vayan, yo también me marcharé, hay un lazo emocional. Aunque soy mucho más viejo que todos ellos.

– 1.500 programas y 28 años. Usted debe ser el primero en sorprenderse de la longevidad de ‘La noche de’.
– Cuando empezó nos lo tomamos como una broma. Un programa que dependía del enganche de la película que iba a continuación, una rampa de lanzamiento sin personalidad propia. Bromeábamos con Iñaki Pangua y Edu Llorente a ver si llegábamos a Navidad. Las primeras películas fueron muy llamativas: ‘Instinto básico’, ‘Algunos hombres buenos’… Y la gente empezó a decir que veía el programa y que la peli les daba igual. Pero que hayamos durado 28 años a la velocidad que va la tele y en ‘prime time’…

– Verle a usted daba seguridad y confianza al espectador.
– Eso es. El público en televisión siempre busca seguridad, saber quién está en pantalla e identificarle con algo. A mí me ven y dicen, anda el de las películas. El cine sigue teniendo cierto prestigio social, aunque la gente haya dejado de ir a las salas. Si te reconocen como el mensajero perfecto ya saben dónde están y se fían de ti. Mira, una vez presenté a Ennio Morricone en un concierto en el Euskalduna. Como se retrasó, improvisé y conté que nunca había ganado el Oscar. Y uno de los asistentes me dijo que se fiaba más de mí que del programa de mano, donde decía que lo había ganado por ‘La misión’.

– Usted no es la máquina de datos del programa, pero sabe de cine.
– Estoy especializado desde niño. Los domingos me veía tres películas: una en la matinal y dos en la sesión doble de la tarde. El cine ha sido en gran medida mi vida. Y como no había internet, tenía que acumular los datos en la cabeza.

– ¿Cómo va a ser eso de elegir a su sucesor?
– Pasarán por el casting amigos de ETB que no van a serlo. El martes estará África Baeta y alguna pregunta le haremos que no pueda contestar. Espero que el público pille la ironía. El presentador de verdad se sabrá el próximo mes.

– Difícil que sea tan cinéfilo como usted.
– Ya no queda gente de este cuño, los cinéfilos hoy son otra cosa. Yo pertenezco a otra generación, pero el cine actual me sigue emocionando cuando es bueno. Me pasó anoche con ‘The Quiet Girl’, una joya irlandesa con una emoción contenida. Eso sí, ‘Todo a la vez en todas partes’, la triunfadora de los Oscar, no me entusiasma. El artificio se agota en un cuarto de hora.

– La radio no la deja.
– No. Empecé aquí y terminaré aquí. La radio me parece la pera limonera.

– Y si se jubila, seguiría haciendo lo mismo: yendo a los Multis y a los Golem, a librerías…
– Por supuesto. No voy a ponerme a viajar por el mundo, ni a volver a la uni, ni voy a escribir mis memorias ni a cultivar una huerta. Seguiré viendo películas, leyendo libros y escuchando música. Lo que he hecho toda la vida.

– Y sin móvil.
– Sí. Bueno, Roge Blasco, otro irreductible que se jubiló el año pasado, tampoco tenía y ahora le han obligado a tenerlo para comunicarle cuándo le pasan la pensión. Igual a mí también me obligan.

– Dice adiós en un momento crítico para el cine en salas, un fin de era.
– La gente no ha vuelto a las salas después de la pandemia, y los jóvenes están en otra cosa. Los cines se llenan puntualmente con ‘Avatar’ o Marvel, pero el cine como tal vive sus últimos momentos. Lo que no quiere decir que las salas desaparezcan. Seguirán funcionando gracias al público mayor, hay un pequeño nicho de negocio. Durante cinco, diez o quince años -no mucho más-, las salas seguirán programando para los viejos. Después quedarán para los grandes acontecimientos.

74990