
21.08.2025.- Ondaguanche.com informa que a partir del 4 de septiembre, El Pulso de Juan Santana abandona las ataduras de la radio convencional para instalarse definitivamente en la Radio Digital. El programa mantendrá el mismo espíritu de siempre: entrevistas, análisis y opinión sin concesiones, pero esta vez con una diferencia clave: la libertad absoluta para decir las cosas como son.
En la radio convencional, la incomodidad siempre tenía precio. Si alguien señalaba que un presidente lucía en su currículum títulos falsos, sonaba el teléfono desde el despacho de arriba para cortar el micrófono. Si se denunciaba que el presidente regional centraliza todo en Tenerife mientras deja a Gran Canaria con un “niñato” al frente, llegaba la orden inmediata de retirar el comentario. ¿La razón? Los partidos políticos que pagan con dinero público sus campañas de silencio no podían permitirse que la verdad estropeara su guion.
Ese es el negocio de la radio convencional: programas a la carta, no para el oyente, sino para los que pagan facturas y vetan opiniones. Venderse a ese juego es fácil: se llena la caja registradora, los balances cuadran y todos contentos. Todos menos el oyente, que recibe un producto adulterado, disfrazado de periodismo pero sometido a censura previa.
Lo más triste es que algunas emisoras que en su día se proclamaban “radios de la libertad” se han convertido hoy en lo contrario: maquilladoras del silencio y protectoras de quienes no quieren que se sepa la verdad. Una traición a sus propios principios fundacionales.
La radio convencional está tan comprada que ya no se puede ni nombrar a las empresas municipales que gastan dinero en comprar medios, ni a los concejales que pagan espacios para que se hable bien de su gestión. Tampoco se puede señalar a los alcaldes que llaman personalmente para vetar temas incómodos o a consejeros del Gobierno que, en la práctica, parecen los verdaderos directores de las emisoras. Y todo esto ocurre mientras florecen nuevas radios por todo el Archipiélago, ampliando señales sin licencia y con la complicidad de un sistema político que mira hacia otro lado.
Frente a todo eso, El Pulso de Juan Santana inicia una nueva etapa en la Radio Digital, donde no existen horarios impuestos ni permisos caprichosos. Aquí el oyente manda:
No tienes que estar pendiente de un dial ni de una hora fija.
Escuchas el programa cuando quieras, las veces que quieras y, si te apetece, lo compartes con quien quieras.
Lo puedes hacer desde tu móvil, tu ordenador, tu tablet… y desde cualquier lugar del mundo.
El programa seguirá siendo el mismo en su esencia: los mismos contenidos, la misma dinámica, la misma sintonía. La única diferencia es que ya no se emitirá en la radio convencional que lo albergó durante los últimos años, una emisora integrada en un grupo que a nivel nacional presume del sello de Libertad Digital, pero que en Canarias —y concretamente en Gran Canaria— representa todo lo contrario: falta de independencia, mordazas y servidumbre política.
La Radio Digital es un espacio libre, vivo y democrático. Y eso, en un momento en el que la política permite cualquier cosa siempre que le beneficie —aunque contradiga la ley que debería regular el sistema—, se convierte en un acto de resistencia. Porque el sistema también está podrido, pero no por eso hay que rendirse.
Con este salto, El Pulso deja claro su compromiso: la verdad no se calla, la verdad no se vende y la verdad no se negocia. La Radio Digital es el refugio de esa verdad incómoda que muchos intentan tapar, y a partir de ahora será la casa de un periodismo que no le debe nada a nadie, salvo a los oyentes.
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