Pablo Palomo escribe en La Nueva España que se pone el profesor de Tecnología Luis Llano a los mandos de la nave. Dentro, cabecera. Suena “Onda Roces”.
La magia de la radio hace el resto, que es convertir lo que antaño fue un almacén lleno de estanterías, herramientas viejas y chatarra en un estudio de primera división.
Llano se encarga de la técnica y todo lo demás, sentarse a los micrófonos, producir el programa, prepararse los contenidos, vencer los nervios de hablar en directo y controlar los tiempos lo hacen los alumnos del instituto de Roces.
El instituto suena con sintonía propia. Han creado su propia estación de radio para trabajar los contenidos de clase, pero no solo. También mejoran su expresión oral y fomentan el trabajo en equipo. “Es motivador”, explican los participantes.
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