El día que Encarna Sánchez hizo los efectos especiales sonoros a Carlos Herrera

Encarna Sánchez y Carlos Herrera

Borja Terán escribe en 20 Minutos: Vivimos rodeados de mentiras. Mentiras piadosas, mentiras tóxicas, mentiras sensatas, mentiras fantasiosas, mentiras estafadoras…
Habitamos con un extenso abanico de géneros de mentiras. Los nocivos, buscan engatusar. Los sanos, sirven para que la vida no empache.



Todos inevitablemente hemos jugado a adivinar mentiras. Por necesidad, o por distracción. La televisión también ha aprovechado la curiosidad del desafío de intentar averiguar qué es cierto y qué es falso.
Se ha realizado en multitud de programas, pero hubo uno espacio hace 42 años que se centraba sólo en intentar descubrir si era veraz o no cada anécdota de un invitado ilustre.
Se llamaba Verdad o mentira, no se estrujaron mucho la creatividad para el nombre. Y allí participó, entre otras personalidades, una de las estrellas con más labia de la radiodifusión española: Encarna Sánchez.

La locutora fue narrando con su habitual verborrea su magnética trayectoria. Y contó sus comienzos en la radio, dijo que se inició en radio fue realizando efectos especiales de aquellos seriales en los que se simulaba el trotar de los caballos chocando dos trozos de coco.
Para corroborarlo, en el vídeo aparecía la propia Encarna poniendo los artesanales sonidos a un joven Carlos Herrera que era el narrador de una rigurosamente seria parodia de ficción sonora.

Encarna lo mismo movía serpentinas de colores para simular una gélida ventisca que provocaba un incendio sonoro con el truco de arrugar un papel de celofán,
¿Verdad o mentira? ¿Comenzó siendo una maestra en hacer soniquetes en la rudimentaria radio de entonces? Era verdad.
Pero la concursante del público dijo que era falso. Quizá porque era demasiado verosímil. En cambio, otras batallitas más extrañas se consideraban ciertas.
Siempre estamos dispuestos a creer lo más llamativo. Nos atrapan las personas con capacidad de fantasear y compramos sus embustes porque, quizá, hacen más inesperada la vida.

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