El auge del podcast femenino: «Cuando escuchas una conversación de amigas sientes que eres una más»

Estirando el chicle

Leticia Blanco escribe en El Mundo que España es uno los países de Europa donde más podcasts se escuchan. La pandemia disparó el consumo de un formato que, según un estudio de Spotify, la mitad de los españoles ha escuchado alguna vez y un 33% consume con «bastante frecuencia». En paralelo a este boom ha eclosionado otro igualmente imparable: el del podcast femenino.



Carolina Iglesias y Victoria Martín empezaron a grabar Estirando el chicle hace dos años a través de Zoom, en sus casas, en pleno confinamiento. Hoy llenan el WiZink con sus directos, como Rosalía. Su podcast tiene 1.351.000 oyentes únicos cada mes, una cifra que escala hasta los 3,85 millones si se le suman todas las reproducciones de episodios antiguos. Un éxito que Iglesias atribuye, entre otras cosas, a un vacío en los medios tradicionales. «En el entretenimiento las mujeres estábamos relegadas a un papel muy secundario. Y el público reclamaba este tipo de contenidos, incluso yo misma como oyente. Victoria y yo no hicimos Estirando el chicle pensando que había un hueco en el mercado que podríamos abarcar, simplemente hicimos lo que nos apetecía hacer», explica.

La idea un podcast con dos mujeres al frente no le extraña hoy a casi nadie, pero Iglesias todavía recuerda cómo en 2019 tuvo que irse de un programa «porque no querían a dos mujeres». «Algo tan básico como dos mujeres presentando era un problema para los jefes y las altas esferas. Ahora han visto casos que funcionan y creo que están dando más oportunidades. No se trata de que el formato antes no funcionase, es que simplemente no se nos daba hueco. Si ahora hay más es porque la libertad que te da el podcast e internet sigue sin dártela cualquier otro tipo de espacio. Hemos encontrado una plataforma en la que podemos ser libres y hacer y deshacer a nuestro gusto».

Desirée de Fez conduce dos podcast, Marea nocturna y Reinas del grito. Ambos surgieron como la evolución natural de una conversación. El primero nació de una tradición que esta periodista especializada en cine tenía con tres amigos, Jordi Sánchez-Navarro, Xavi Sánchez Pons y Ángel Sala: quedar los viernes para merendar y comentar las novedades de cine de terror y fantástico. Decidieron convertir esa charla distendida y muy bien informada (Sala dirige desde hace más de 20 años el Festival Internacional de Cine de Sitges) en un podcast «amateur y autoproducido» y al poco les fichó Radio Primavera Sound.

  • ¿Hay mucha diferencia hay entre escribir y hablar sobre cine?
  • «Sí, y no porque cambie mi opinión respecto a las pelis», apunta De Fez. «Lo que cambia es la manera de expresarte, para mí ha sido una forma de soltarme más. El podcast es mucho más abierto, coloquial, menos rígido, es un formato que aprecia el error porque no pasa nada si te equivocas, puedes rectificar sobre la marcha. Cuando escribes te autoimpones el ser concisa y precisa, el no usar palabras que no signifiquen nada. La posibilidad de hablar sobre las películas de una forma mucho más relajada y sin la presión de acertar exactamente con las palabras me ha dado una libertad a la hora de relacionarme con mis opiniones de la que he aprendido mucho», reflexiona.

El mismo tono distendido, sin prisas, tiene Reinas del grito, cuya génesis se remonta a la publicación de un libro, Reina del grito (Blackie Books), donde De Fez hacía un repaso del cine de terror contemporáneo y sus fantasmas más íntimos. Abrirse en canal y escribir sobre sus propios miedos hizo que muchos a su alrededor se acercaran a ella para contarle los suyos. Y así empieza siempre Reinas del grito, con la misma pregunta: «¿Eres una persona miedosa?» Por él tan pasado desde Sara Mesa a Mariana Enriquez, Samantha Hudson, Pilar Pedraza, Carla Simón o Barbara Lennie para charlar sobre sus miedos, fobias y maneras de relacionarse con el mundo. Para De Fez, la gracia del formato es que ese clima de confianza, ligero y profundo a la vez, «desactiva la misma idea de entrevista».

El formato de tándem, el de dos amigas charlando, es uno de los que más ha proliferado en los dos últimos años: a Estirando el chicle hay que sumarle muchos otros podcasts que evocan una conversación espontánea por mucho trabajo de preparación que haya detrás. La escaleta no se nota, pero existe y es parte del éxito de Deforme Semanal (ganador de dos premios Ondas y con 400.000 escuchas mensuales), Ciberlocutorio, Dos rubias muy legales y muchos otros. Esa frescura, el tono de «tertulia entre amigas» es una de las claves para entender el fenómeno. «El podcast tiene algo de reivindicación de la escucha. Cuando te sientes cómoda y la invitada también es cuando salen las cosas más más bonitas e interesantes», apunta De Fez. Hablar sin la presión de tener un tiempo limitado, como sucede en la radio, y que la conversación sea atemporal, sin que las invitadas estén sujetas al yugo de la promoción, también suma.

Para Carolina Iglesias la clave del éxito detrás de este boom es algo tan sencillo como «la necesidad de sentirse acompañada». «Es algo que nos ocurre a todas y además creo que la pandemia nos ha dejado una sensación de soledad de la que no sé si somos conscientes del todo, creo que todavía nos queda mucho por procesar», confiesa. El vector generacional es innegable: 70% de las oyentes de Estirando el chicle son mujeres, la mayoría (un 43%) de entre 25 y 34 años. Para Iglesias, el fenómeno que ella y Victoria Martín están protagonizando tiene que ver con «sentirse parte de algo». «Cuando estás escuchando una conversación de amigas sientes que eres una más. Y todo el mundo, al final, quiere sentirse parte de un grupo».

«Cuando empezamos no nos imaginábamos llegar a donde hemos llegado. Hemos peleado durante años, se nos han cerrado muchas puertas y hemos tenido que pasar por el aro de muchas cosas», confiesa Iglesias, que espera que el boom haya llegado para quedarse. «Espero que no se quede en la moda fugaz del momento. Que desde arriba se escuchen nuevos discursos y se tenga la mente más abierta».

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