El arte de retransmitir partidos de fútbol en la radio

Matías Prats

Guillermo Jimenez Smerdou escribe en laopiniondemalaga.es:
Como profesional de la radio y la televisión siempre he admirado a los compañeros de una de las especialidades más difíciles de la larga lista de profesionales del organigrama de cualquier medio citado. Me voy a centrar en una de esas especialidades: las retransmisiones de los partidos de fútbol, ya sean para la radio o para la televisión.



Cuando yo era niño, y de adolescente después, admiraba la especialidad de los destinados a contar de viva voz y en directo espectáculos, veladas artísticas, tertulias… y los partidos de fútbol en concreto.

Allá por los años 1935 y 1936 empecé a oír partidos de fútbol por la radio; la televisión, que ya se había inventado, tardaría muchos años en convertirse en lo que es hoy.

Los primeras retransmisiones que recuerdo son precisamente las de los años citados. La posesión de una radio estaba en manos de muy pocas familias. Tanto es así que amigos de mis hermanos mayores venían a la casa de mis padres a oír los primeros partidos que se radiaron en España. El aparato que teníamos en casa no sobrepasaba los treinta centímetros y el sonido era malo, con interferencias, ruidos de procedencia desconocida…

Los catorce o quince amigos y mis hermanos pegábamos los oídos al pequeño receptor para oír al locutor que narraba lo que estaba sucediendo en el campo. Tanto me impactó el invento que hoy, ochenta y tantos años después, recuerdo las dos retransmisiones más importantes de aquellos años: los partidos de la Selección Española contra las de Alemania e Italia. Las figuras más sobresalientes de aquellos años, y cuyos nombre recuerdo, eran Zamora (portero), Ciriaco y Quincoces (defensas), Pedro y Luis Regueiro, Ventolrá, Herrerita, Lángara y otros que ganarían hoy los millones que Messi, Ronaldo y otras figuras perciben por el mismo trabajo.

Eran los héroes del fútbol español. A un hincha de los de verdad seguramente que les sonarán esas figuras que he citado. Eran los tiempos en que este deporte se denominaba ‘footbal’, después se convirtió en fútbol pasando por una etapa que no prosperó y que era traducción al español de la palabra inglesa: balompié. Del intento por parte del Gobierno de entonces de imponer balompié en lugar de fútbol no queda nada; bueno, una excepción, el equipo sevillano Betis que se identifica como Balompié cuando la mayoría recurre a Club de Fútbol, Club Deportivo, Atlético, Sociedad Deportiva, Centro Cultural… La palabra balompié quedó para uso del Real Betis Balompié y de la Real Balompédica Linense, de Sevilla y La Línea de la Concepción, respectivamente. Pero el segundo es más conocido por la Balona.

A medida que pasaban los años las retransmisiones fueron mejorando en todos los sentidos: mejores aparatos o receptores, mejores comunicaciones, más información previa, entrevistas a los jugadores de los dos equipos, opiniones de los espectadores…

Fue entonces cuando en España despuntaron profesionales que se dedicaron casi exclusivamente a la información deportiva, y dentro del deporte, el fútbol; ahora la gama de las retransmisiones se ha ampliado al baloncesto, carreras de motos, coches…hasta terminar en el bádminton.

Los nombres de muchos de los maestros de las retransmisiones están en la memoria de los aficionados. Los nombres de Enrique Mariñas, Matías Prats, Juan Martín Navas… no han sido olvidados. Fueron auténticas figuras en la difícil especialidad, teniendo en cuenta que contaban lo que estaba sucediendo en el campo de juego citando a los jugadores por su nombre, donde se desarrollaba cada jugada, transmitían a los oyentes la emoción y entusiasmo de cada jugada y hasta cantaban los goles.

De varios países de la América de habla española vinieron a España algunos locutores que gozaban de gran fama por su manera de conectar con los oyentes, de contar las incidencias de los partidos que disputaban los equipos argentinos, uruguayos, mexicanos…

El estilo y maneras de contar, entre poético y exaltado, no llegó a prosperar. Se convertían en protagonistas de las retransmisiones con gritos, frases ampulosas y rebuscadas que llegaban a contagiar, en algunos casos a los oyentes, y en otros a cansar hasta el punto de tener que apagar la radio por tanta palabrería. Una de las frases que oí de uno de aquellos enjundiosos y exagerados comentaristas, fue cuando en un partido decisivo, segundos antes de la finalización del choque se produjo el milagro del gol que daba la victoria a uno de los rivales. El relator, en el paroxismo de su entusiasmo, exclamó: « ¡Porque Dios también existe!». Se pasaban de rosca. Si no me equivoco, uno de aquellos comentaristas, a su nombre y apellido, le habían agregado ‘Ametralladora’ porque no descansaba ni un segundo en su verborrea.

Sin embargo, de la forma y manera de contar los partidos, algo quedó entre los profesionales españoles. Los sudamericanos –argentinos y mexicanos preferentemente- recurrían al referirse a los jugadores al apodo endilgado en su país. Cada jugador de los dos países citados que venían a España traía de origen el mote con que eran conocidos.

Cuando llegó al Málaga CF un jugador apellidado Guerini traía consigo el sobrenombre de Chupete. Cuando empezó a jugar toda la afición malacitana y los periodistas hablaban de Chupete Guerini. Al famoso Maradona se unía el apodo Pelusa y así sucesivamente, como el Mono Burgos y otros muchos que los forofos del fútbol no han olvidado. A Di Stefano le llamaban la Saeta Rubia.

Como en España nos gusta importar todos los extranjerismos, a un jugador argentino que fue estrella del Málaga y que se llamaba Sebastián Humberto Viberti, cuando se le citaba en las radios y televisiones, algunos locutores decían «el pibe Sebastián Humberto Viberti se ha hecho amo de la cancha…».

Matías Prats y Málaga
El primer locutor de Radio Málaga, que pasó a ser Radio Nacional de España después, que hizo retransmisiones de partidos de fútbol, fue Pepe Cámara, un excelente narrador que falleció siendo muy joven. Algunos le recordarán pese al tiempo transcurrido.

Le sustituyó Matías Prats, también locutor de la emisora malagueña. Se convirtió en maestro y hoy casi se le venera por su forma y estilo de narrar los partidos de fútbol. Agregaba. Como fue requerido por la emisora central para incorporarse a los servicios informativos, el locutor que le seguía en orden de antigüedad en la emisora era Antonio Carmona, que ‘heredó’ la responsabilidad de retransmitir los partidos de fútbol, las corridas de toros, de los estrenos en el Teatro Cervantes…

En algunas ocasiones –imposibilidad de Carmona para trasladarse fuera de Málaga- se le buscó algún sustituto, como Ángel Conejo Alonso y, en un caso excepcional, se le encomendó a Rafael Lafuente, que también era locutor de la emisora, a cubrir el puesto. Pese a que no sabía nada de fútbol, y así se lo confesó al director, tuvo que cumplir el encargo. En un capítulo anterior de estas memorias, publicado hace varios meses, conté la historia de esa experiencia. Lafuente, hombre culto e ingenioso, salió del trance contando más cosas de la ciudad de Valladolid, sede del choque, que del partido que se jugaba en Zorrilla.

Antonio Carmona, con un estilo diferente a su maestro, se encargó durante varios años de retransmitir los eventos deportivos, y al ser nombrado jefe de Programas, otro locutor, Miguel Martín Alonso, fue el elegido para la información deportiva y retransmisiones, responsabilidad que mantuvo hasta su jubilación. Su voz, su ironía, sus conocimientos… dejaron una profunda huella porque ‘competía’ con las retrasmisiones ofrecidas por la televisión que permitían ver lo que hasta entonces se contaba. El cambio fue radical. Aún así, las retrasmisiones por radio se mantienen y hay quien las prefiere a las ofrecidas por televisión.

Cuando surgieron nuevas emisoras de radio en Málaga, otros jóvenes profesionales se incorporaron a la lista de locutores encargados de retransmisión los eventos deportivos. Sin hacer distinciones recuerdo, entre otros, a Domingo Mérida, Pepe Gol, Jiménez Pajarero, Francisco Fadón, Antonio Guadamuro… Nuestras emisoras de radio siempre han tenido grandes profesionales para la difícil especialidad. La forma de cantar los goles del Málaga de Domingo Mérida no ha sido superada.

Llega la televisión
Al aparecer e imponerse la televisión, el arte o especialidad de retransmitir partidos de fútbol, cambió de forma radical. Si los partidos se podían ver completos, con imágenes de todo lo que sucedía en el campo, repetición de jugadas, los goles (siete u ocho veces repetidos de distintos ángulos) y mil detalles, como planos de un orondo espectador fumando un puro o una bella espectadora en minifalda, el papel del locutor cambió en su forma de narrar.

Los que lo hacían por la radio podían errar sin que los oyentes se percibieran del fallo. En la televisión se ve y se oye todo.

Se reciclaron los comentaristas porque narrar lo que los espectadores están viendo casi huelga. Ahora son más detallistas y lo que me sorprende es cómo se aprenden los nombres de los jugadores contendientes, sobre todo cuando se trata de equipos extranjeros. Recientemente he visto por televisión dos encuentros de las selecciones de España y Ucrania.

Antes de comenzar el primero, el encargado de la retransmisión facilitó la alineación de los dos contendientes. Al llegar al equipo ucraniano, sin la menor duda, de memoria dio los nombres de cada uno de ellos incluidos los suplentes. Pero después, durante los noventa minutos de juego, dio los nombres de los españoles y ucranianos que intervenían en cada jugada. Y entre los Sergio Ramos y los demás españoles citaba a Tsygankov, Tydorchuk, Shaparenko y otros de complicada ortografía y pronunciación. Solo uno era de fácil pronunciación: Sobol.

No sé en este momento si la selección española se ha enfrentado con la de China. Estoy expectante para ver y oír cómo se las arreglarán los magníficos profesionales españoles para localizar en cada momento del partido a jugadores con nombres como Chen Piao, Ho Kan-chih, Mu-kai, Hu-Shi, Chang Hsiu-liang… Seguramente lo harán bien. Lo que dudo cómo lo harán en un partido con Indonesia, donde los nombres son largos de hasta veinte letras entre vocales y consonantes. Y quien dice las selecciones China e Indonesia pienso en un España-Japón o un Corea del Sur-España.

Pero no todos los locutores e invitados para comentar los partidos desde las cabinas de retrasmisión son conscientes de su responsabilidad porque se ponen a charlar y comentar cosas que no les interesan a los telespectadores. Se convierten en protagonistas olvidando que los protagonistas son los que están en el campo de juego.

Yo he conocido a un aficionado que veía los partidos de fútbol en la televisión alemana en el alemán que medio aprendió en su niñez en el Colegio Alemán allá por el año 1926…

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