En La Voz de Galicia leemos quye los nombres de las mujeres se han eliminado de muchas disciplinas durante siglos. También de la radioafición. Pero el investigador Tomás Manuel Abeigón dio este año con la primera gallega que transmitió por la radio amateur. Es de Sarria y se llamaba Herminia Ramírez Tornos. Antes de la Guerra Civil, esta sarriana muy entendida en la tecnología de la época empleaba la estación de su tío, Joaquín Ramírez, el primer radioaficionado de Sarria.
«Hace tiempo que tenía localizada a una radioaficionada que tenía todas las papeletas de ser la primera de Galicia», asegura Abeigón. Este pontevedrés, y radioaficionado, está reconstruyendo desde 2014 la historia de esta disciplina en Galicia. Entre los cientos de documentos que maneja para ir apuntando nuevas historias, se encontró con la mención en varias ocasiones a una mujer pero ningún papel ponía su nombre. «A las mujeres se las mencionaba, pero no se las identificaba». Por ejemplo, contaba con una fotografía de los radioaficionados gallegos que aparecía en una revista especializada. En la descripción de esa imagen, se contaba que habían recibido la visita de «la sobrina de Joaquín Ramírez». Este hombre fue el primer radioaficionado de Sarria, donde contaba con una estación. Lo único que se dice de esta mujer es que era una entendida de la radio, «entusiasta del micro y futura ‘morsista’», que en su visita informó a los dos radioaficionados de las modificaciones en la estación de radio de su tío para transmitir en mejores condiciones.
Todo cambió cuando otro radioaficionado de Valencia, conocedor de su investigación, le facilitó nuevos documentos. Uno de ellos era una tarjeta QSL. Es una tarjeta postal alguien enviaba a una estación de radio para que supiera que había sido escuchado desde su ubicación. A día de hoy todavía se intercambian. «En una de esas, estaba la firma de Herminia Ramírez y me dije: ‘Ella tiene que ser la chica’», relata Abeigón. La tarjeta databa del 17 de mayo de 1935. A pesar de que la firmaba Herminia, el indicativo de la estación de radio era EA-1-BT, la que correspondía a Joaquín Ramírez. Por lo que descubrió que ella era la sobrina mencionada. El investigador empezó a tirar del hilo y buscar más datos. Se topó con que, por esas fechas, se había dado de alta en la Asociación de Radioaficionados.
Finalmente, entre los informes de las personas que enviaban reportes de escucha, constaba uno de julio de 1934 con la reseña YL- EA-1-BT. YL se refiere a «young lady», chica joven, y el resto es el indicativo de la estación del tío. Esto implica que ella no tuvo indicativo oficial sino que empleó la estación de su tío. «Radioaficionado no solo son los que escuchan sino los que transmiten, los que hacen emisión, que parece ser que es lo que hacía ella», explica Abeigón.
Emisiones durante la guerra
La primera radioaficionada gallega empleó además una estación especial. Como cuenta Abeigón, la radioafición se prohibió al empezar la guerra civil. Sin embargo, algunas estaciones consiguieron mantener la actividad. Una de ellas fue la de Joaquín Ramírez. En los primeros años de dictadura, los militares desmantelaron estos puntos para emplearlos como propaganda, con fines políticos o para dar redifusión a la Radio Nacional. Con el paso de los años, las fueron liberando. Una vez que les daban cierta libertad, se hacían «ruedas». Esto consistía en conversaciones, uno hablaba y le daba paso al otro. «La estación de Sarria participaba y creo que Herminia debía ser la locutora», aclara el pontevedrés.
Después de la guerra, el tío de la sarriana se va para Madrid, donde vuelve a aparecer con otro indicativo sobre el año 1949. Mantuvo la licencia hasta 1961. Lo que no sabe Manuel Abeigón es qué fue de su sobrina durante esos años. «Seguiré investigando para reconstruir su vida». Lo que sí descubrió y quiere difundir fueron el nombre y apellidos de la primera mujer radioaficionada «en una disciplina que siempre fue bastante machista».
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