Conociendo a Eduardo González, ex Radio Popular de Zaragoza

Eduardo González (izquierda)

Arturo Sisó publica en extradigital.es que llegados a este punto, Eduardo González Tortajada (Zaragoza, 1937). Una de las voces más mordaces de la radio deportiva aragonesa, con una trayectoria siempre ligada a la Cadena COPE. Tildado como el José María García aragonés, su verbo sarcástico, mordaz, incisivo, somarda y, a veces, faltón, imprimió un sello crítico a su forma de entender la radio pero “con la verdad por delante”, tal y como le enseñaron en los Escolapios de General Franco.



En marzo de 1961 nacía “Radio Popular de Zaragoza”, que con el tiempo se incorporaría a la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE). Culminó así el deseo de Mosén Francisco Izquierdo –alma mater también del Stadium Casablanca, donde conoció a nuestro protagonista- por tener en Zaragoza una radio vinculada a la Iglesia. A sus 24 años, Eduardo González fue el elegido para ocuparse de la “Actualidad Deportiva”, justo al día siguiente de comenzar las emisiones. Su primer jefe fue el teniente coronel Fernando de la Figuera. Arrancar en la festividad de San José era algo ideal para unas ondas episcopales.

Narró su primer partido del Real Zaragoza el 7 de octubre de 1962 ante el Atlético de Madrid, acompañado por Gonzalo Legaz, a orillas del Manzanares pero desde la terraza de un convento de monjas contiguo, ya que el club colchonero no dejaba radiar los encuentros. Debutó y cantó su primer gol blanquillo: centro de Canario y gol de Marcelino. Un año después, la voz escogida por Eduardo como ayudante, acabaría siendo otro nombre ilustre de la radio en Aragón, Vicente Merino. Juntos iban a compartir estudio y narraciones durante una década.

En septiembre de 1973, con Eduardo González y Carlos Rojo como fundadores, se estrenaba un programa deportivo de 23.30 horas hasta la medianoche, bautizado por Antonio Lapeña como “Terminal Cero”. Nacía un espacio mítico. Fernando Esteban se unió también a la aventura. El éxito y el interés comercial pronto lo trasladaron a las 14.00 horas. El programa “sólo” duró en antena tres décadas.

Su primer equipo de especialistas contó con Benjamín Soto, Jesús Fraile, Miguel Oliván, Mariano Andrés, Paco Ezpeleta, Martín de Urrea y dos pioneras del deporte en la radio, Cuca Tabuenca y Marisa Rojo. La familia fue creciendo con Paco Serrano, Ángel Reyero, Andrés Ramírez, Rafa Samu, José Antonio González, Miguel Ángel Brunet, Luis Bruned, Manuel de Miguel, José Luis Sorolla, Jesús Zamora, Quique Riverola y un largo etcétera de tres décadas. Un coro deportivo celestial de información y opinión al que se sumaría en 1983 Juan Luis Irazusta, quien tras colgar los guantes como arquero del Real Zaragoza se transformó en el primer ex jugador blanquillo reconvertido a comentarista.

En cuatro décadas de oficio, Eduardo González mantuvo polémicas con presidentes del Real Zaragoza -inolvidables tensiones con Armando Sisqués-, directivos, jugadores, entrenadores o periodistas. Algunas citas en el juzgado y varios intentos de agresión. También buenos momentos, éxitos deportivos y amistades como Luis Costa, Nieves o Villanova y jugadores como Amarilla, Zayas, Latapia, Fraile, Canito o Martín Vellisca. Pero sin duda, su affaire más sonado fue el engaño telefónico con el que logró que Jorge Valdano le desvelase el importe de la cláusula por la que fichaba por el Real Madrid. La noticia y la polémica estaban servidas de nuevo.

“La razón, a la Mesa de Terminal Cero”
Eduardo incorporó a su glosario expresiones propias como “La razón, a la Mesa de Terminal Cero”. Ni la del Despacho Oval de la Casa Blanca ni la Tabla Redonda del Rey Arturo tuvieron tanta relevancia visionaria al elevar un trozo de madera al nivel influencer. La mesa adquirió vida propia y fue objeto de chascarrillos aún hoy.

“Todo es consecuencia de…” era otro de sus mantras. Economía del lenguaje en el análisis para englobar la falta de jugadores, ineptitud de los entrenadores, mal planteamiento o incluso directivos incompetentes. Un contenido abierto, al gusto del ingenio del oyente que debía rellenar esa la línea de puntos suspensivos que dejaba en el aire. Finalmente, su “Juan Luis, Juan Luis, en qué manos estamos”. Con aroma a catastrofismo aragonés, se lo dirigía a Irazusta, quien ya había cambiado los guantes de portero por los de cirujano de la actualidad blanquilla.

Eduardo González apagó su micrófono episcopal en 2004. Cerró 42 años de profesión, tres décadas de Terminal Cero, 360 meses de programas y más de 1.500 partidos narrados para completaron una trayectoria radiofónica donde se desgañitaba en proclamar que “les daremos más que nadie” en cada retransmisión. A sus 86 años, graba cada mañana sus afilados comentarios en X (antes twitter). “Soy realista; ni optimista, ni pesimista” reitera, con ese Real Zaragoza que empezó a ver a los cinco años con su padre en Torrero.

Publicó dos libros, “Graznan, luego existo” (1983) y “15.000 días de radio” (2003). Y entre sus muchas premios y distinciones, dos insignias de oro y brillantes del Real Zaragoza. De entre todos, dos premios especiales para él: el premio a la “Mala Uva” de Viñas de Vero y el “Alifante de honor” de la mítica peña zaragocista.

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