Carlos Herrera (COPE) inauguró ayer el nuevo foro cultural del Real Club Pineda de Sevilla

Carlos Herrera

Jesús Bayort escribe en ABC que la historia de la radio, según Carlos Herrera. El popular líder de las ondas radiofónicas en el espacio matinal inauguró ayer el aula cultural del Real Club Pineda, un foro que pretende crear un vínculo entre sus socios y diferentes «invitados de excepción» y que tendrá una periodicidad trimestral. Fueron el presidente de Pineda, Rodrigo Molina, y el responsable de las relaciones institucionales, Manuel Román, quienes introdujeron al comunicador y le cedieron los trastos ante una ‘faena’ que supo lidiar en solitario, con el gancho que tanto le caracteriza ante el público.



Carlos Herrera comenzó explicando cómo y por qué desembarcó en la capital hispalense, tras nacer en la almeriense Cuevas de Almanzora, criarse en Mataró y realizar el servicio militar en Cerro Muriano: «Llegué a Sevilla en 1977.

Mi madre me dejó a la altura de La Campana y yo tenía que llegar a la estación de Plaza de Armas». Explicaba que por la manera en que le ayudó y acompañó una señora, a la que se tuvo que encomendar por su desorientación, supo que «si toda Sevilla me trata así va a costar que yo me vaya de aquí».

Virgen de la Candelaria
Es conocida por todos su devoción a la Virgen de la Candelaria, de la que tuvo un primer conocimiento fugaz por comentarios de sus padres: «Ellos me hablaban de una virgen y unos jardines». Más adelante descubrió el nombre de aquella imagen devocional, y pasados los años recaló en la casa de un amigo en la calle San José. «Desayunando frente a una iglesia le pregunté por ella y me dijo que era San Nicolás y que de ahí salía la Candelaria. Fue ahí cuando comenzó nuestra historia de amor».

De su faceta profesional realizó un detallado recorrido, desde sus apariciones por mera curiosidad en Radio Sevilla, cuando consiguió su primer puesto como ‘traidor’: «Yo era el que traía las cosas: ‘Niño, llégate y tráete’». Entre anécdotas y añoranzas el abarrotado salón de Pineda crujía a carcajadas. Entre aquellos primeros pasajes laborales recordaba su pasión inicial por Triana, Alameda y el rock andaluz. Y «del despertar de una política andaluza que aspiraba a ser lo que no terminó siendo».

Más adelante, y tras un año de ‘reciclaje’ por los Estados Unidos, se presentó a un examen en una nueva cadena de radio en Mataró, cuyo examinador fue el mismísimo Luis del Olmo. «Tras la prueba me dijo: ‘nos vamos a ver más veces’». En aquella aventura radiofónica catalana conoció la «prueba del error», cuando un inexperto técnico le aseguró que estaban teniendo problemas de emisión durante una jornada de feria y el comunicador, con la tranquilidad de no ser escuchado, empezó a bromear por el micrófono. Pero resultó que la narración sí estaba emitiéndose y rápidamente recibió la llamada de su director… «Si en aquel momento a ese hombre le hubiera dado por echarme, yo no seguiría trabajando en esto».

Encarna Sánchez
Continuó explicando cómo conoció a los principales locutores de la época, como Encarna Sánchez: «Me molesta la revisión que actualmente hacen de su vida quienes no se atreverían a decirlo si ella estuviera viva, porque con una mirada te fulminaba. Y diré que no he conocido nadie más grande». «Un día apareció por la emisora un señor con un fajo de billetes y le dijo que eso era lo último que tenía: ‘Tengo un restaurante y no me entran a comer ni las ratas’. Encarna se lo tomó como algo personal y convirtió aquella ‘Cueva del Tío Jesús’ en el sitio de moda en Barcelona y se abrieron cinco locales más».

También hubo recuerdos para Luis del Olmo, al que un cólico le obligó un día a marcharse del estudio y le permitió presentar durante tres días el mítico ‘Protagonistas’. «Me escucharon en todos lados». «Luis tenía un olfato único para saber lo que sonaba bien, lo que funcionaba y lo que necesitaba la audiencia». De esa época aprendió que en la radio «lo que se diga debe ser verdad; y si no, que lo parezca».

Presiones políticas
Habló de su etapa al frente del programa de coplas en la cadena Ser y en Canal Sur. «Cuando me preguntan que si en la Ser estuve cómodo, digo que sí. Aunque es verdad que un programa de coplas genera pocos problemas. De ahí me fui a Cope donde viví una etapa incómoda, por la convivencia con Antonio Herrero». Muchos aún recuerdan el famoso «son las diez y Antonio Herrero» con el que iniciaba Herrera por el retraso habitual del programa previo. Tratando de explicar las presiones de las diferentes cúpulas comunicativas que ha vivido, señaló como en Canal Sur Radio vivió su «primavera profesional», aunque «efectivamente, las radios controladas por administraciones gestionadas por un partido son sensibles a las presiones. Porque las presiones existen, y he estado en cadenas públicos con gobiernos del PP y del PSOE».

«Eso sí, uno tiene que saber para quien trabaja. En la COPE no se me ocurriría pedir el aborto libre, como en la Ser no pedía la cabeza de Felipe González. Los periodistas no somos ángeles asexuados. Tenemos ideologías. Y la línea editorial es la forma de interpretar la realidad de lo que se cuenta. Cada radio tiene una forma de contar las cosas. Lo importante es que no seas un sectario. Que todas las voces quepan en tu programa y que todas las ideas quepan en tu sitio».

«No» a Pedro Sánchez
Aseguró el presentador de Herrera en Cope que, tras múltiples intentos, desistió en su propósito de entrevistar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien ahora diría «no» si éste quisiera ir a su programa: «Estamos en manos de un aventurero sin escrúpulos. De un individuo iliberal y autoritario capaz de pactar con el demonio si es necesario. A más Sánchez, menos democracia. Y lo que se juega en Castilla y León nos va a todos porque es uno de los pasos encadenados para que Sánchez pueda seguir cuatro años más o no».

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