Canarias Radio repasa la visita de Primo de Rivera a Canarias en ‘Episodios Insulares’

El magazine de Historia de Canarias Radio se detiene en la visita que realizó el dictador Miguel Primo de Rivera a las Islas en 1928. Más exactamente a Tenerife y a Gran Canaria. El ‘pleito insular’ amenazaba el proyecto de unidad nacional del dictador. La apretada agenda incluyó encuentros con las fuerzas vivas de ambas islas, almuerzos, agasajos y hasta una verbena. Pero el colofón de dos días relámpagos culminó con un sonado «cabreo» del dictador a cuenta de la dominante presencia extranjera en el comercio de las Islas.



Emisión, miércoles a las 21:30 horas en Canarias Radio
El dictador Miguel Primo de Rivera visitó Canarias en 1928, poco antes de abandonar el Gobierno y solo un año después de que se aprobase la división provincial en Canarias: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. La situación política y social en las Islas no era en 1928 precisamente calma. El frasco del ‘pleito insular’ volvía a agitarse generando una convulsión que impactaba directamente en los cimientos del proyecto de unidad nacional previsto por el dictador: un Estado unitario y autárquico…

Apodado cirujano de hierro, Primo de Rivera fue el primer Jefe de un Gobierno español en visitar oficialmente el Archipiélago. Pero ¿Cuál fue el verdadero objeto de aquél viaje? ¿Cómo transcurrió aquella visita de dos días entre Tenerife y Gran Canaria?…

(…) «Cuando el propio cirujano de hierro se presentó en las Islas, los fastos institucionales de «afirmación patriótica» escenificaron la adhesión de las derechas al aparato protofascista del monarquismo católico y corporativo. Superando a lo ocurrido en la conmemoración del quinto aniversario (del golpe y comienzo de la Dictadura), del 13 de septiembre de 1923, esta visita fue el acto propagandístico más importante de toda la Dictadura, desplegándose para ello una maquinaria institucional que estaba controlada por el régimen (Cabildo y ayuntamientos, incluso las fuerzas de seguridad para posibles altercados), además de estar la Unión Patriótica y el Somatén local como órganos oficialistas. Las elites político-sociales del periodo, aun con sus fricciones internas entre grupos chocantes (los mesistas y los navarronietistas), se esforzaron por mantener un papel protagónico en los actos llevados a cabo durante esa visita, en consonancia con la influencia que habían experimentado desde el inicio del nuevo régimen, y desde luego desde antes. Por último, a pesar de no ser más que un hecho puntual, sin más permanencia en el tiempo, la presencia de Primo de Rivera se utilizó para intentar cohesionar al conjunto de la sociedad, alrededor de los valores propugnados por el régimen primorriverista, sin menoscabo de la importancia que ya había adquirido el proceso divisionista tras el real decreto de 1927. Por eso se incidió en el patriotismo, en la españolidad de las islas y en la unidad de la nación36 y de sus componentes, bajo los preceptos del conservadurismo y los valores tradicionales, con fuerte peso de la religión católica y los usos moderados no necesariamente democráticos«.

Y, por si fuera poco, Primo de Rivera se encuentra –¿lo ignoraba?– con un escenario no previsto… Así lo recogió en su crónica de la visita el diario ABC:

«El 17 de octubre de 1928 Primo de Rivera visitó por unas jornadas Canarias empezando por Tenerife y saliendo por Gran Canaria. Primo de Rivera se cabreó porque llegó a Canarias con su discurso sobre la autoarquía económica en España y en las islas todo estaba en manos extranjeras. El enfado se lo señaló al presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, Antonio Cuyás y González Corvo, empresario portuario, que le respondería: «No se extrañe su excelencia porque estas Islas se han construido libra esterlina sobre libra esterlina«

‘Episodios Insulares‘ charla sobre esta visita, trascendente y poco conocida, con el historiador Iván Rodríguez.

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