Miguel Zandundo escribe en extradigital.es que parecía que a la radio generalista le venían malos tiempos a causa de la eclosión de nuevos canales de información y que internet le iba a dar la estocada mortal. Sin embargo, sigue gozando de un buen estado de salud. Nuestra comunidad no es una excepción. Y en el caso de Aragón Radio, tampoco. Además, le avalan unas audiencias, que le han llevado en los últimos meses a conseguir máximos históricos. Los pilares de dicho éxito -a pesar del cajón desastre de programación con contenidos tan variados como estrambóticos y, en ocasiones, rancios-, son la cercanía y gran cobertura de la cadena que consigue llegar hasta el último rincón de Aragón.
Sus gestores no deberían solazarse y conformarse con los datos de EGM. Tendrían que aspirar a más. Es urgente refrescar la antena y empezar a preparar un otoño de contenidos que minimicen a los actuales y anodinos que deambulan por la parrilla de programación. Hay medios económicos suficientes para dejar de ser meros coleccionistas de pódcats.
Falta de influencia
Desde sus inicios, allá por 2005, a Aragón Radio le ha acompañado el estigma de patito feo de la CARTV y esto le ha perjudicado enormemente. Esa mentalidad ha calado de tal manera que nunca ha tenido notoriedad suficiente. No tiene y, lamentablemente, no se le espera. Y, por tanto, es una emisora que a día de hoy sigue sin conocer lo que es tener influencia. Lo que sí van a conseguir unos y otros es pasar a la historia por la contradicción supina de ser una emisora que le acompaña la audiencia, pero que no alcanza los mínimos de influencia.
Tal vez la cuestión no sea de cantidad o presupuesto y sí de mentalidad o interés. Tenemos proximidad, no sé si inmediatez, que nos permite ganar peso en un marasmo de programación en la que se hace abuso de lo enlatado. Mucho programa atemporal y de contenido tan concreto que, en ocasiones, llega a ser excluyente por lo exclusivo.
Todas las cadenas generalistas gozan de varias caras conocidas que hacen de buque insignia. Ocurre también en las autonómicas. Habrán buscado, o no, pero no han encontrado esos rostros, disculpen, esas voces que en torno a ellas hagan una radio de verdad, cercana y competitiva. Ánimo, que la audiencia les respalda. Al menos por ahora. Larga vida a la radio.
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