La Cadena SER de La Rioja, de la mano de UNIR, la Universidad Internacional de La Rioja comienza un recorrido por los principales municipios de la región. Queremos conocer su historia, sus tradiciones y a sus gentes. Contarles la vida de una comunidad, que traspasa los límites de sus fronteras para consolidarse como un territorio de referencia en cultura, patrimonio y talento. En este primer episodio les invitamos a descubrir Haro.
De la mano de la historiadora del Arte y profesora de UNIR, Myriam Ferreira, ahondamos en cómo Haro se transformó en una de las ciudades más prósperas de España gracias a la fuerza de las comunicaciones por tren, nos introducimos en su barrio de bodegas, que empezó a dibujarse con la llegada de los bodegueros franceses cuando sus viñas fueron arrasadas por la filoxera y Manuel Ruiz, ingeniero agrícola y enólogo, nos cuenta su paso por la Estación Enológica de Haro durante 44 años.
Durante este recorrido sonoro por la ciudad nos topamos también con personalidades que han llevado el nombre de Haro fuera de La Rioja y descubrimos cómo la jarrera Lucrecia Arana llegó al Teatro de la Zarzuela. También pasó por la capital del Rioja el político, pensador y literato de España, Gaspar Melchor de Jovellanos. Su estancia en Haro fue casi de casualidad pero también dejó su impronta en la ciudad.
Museo al aire libre
Las calles de Haro hacen además un homenaje a sus oficios tradicionales, en algunos casos ya desaparecidos, pero que a través de esas figuras de bronce repartidas por los rincones de la ciudad se quiere mantener el legado de esta tierra.
En los soportales del ayuntamiento de Haro nos atiende su alcaldesa, Laura Rivado, quien nos cuenta que esta ciudad «nunca olvida su historia, ni su cultura… pero mira al futuro, con el afán de crecer, de innovar, apoyándose en el legado de quienes hicieron de Haro, una ciudad privilegiada».
Y precisamente, a escasos metros del consistorio hacemos otra parada obligatoria en La Herradura, así se conocen a las dos calles que uniendo la plaza de la Paz con la plaza de iglesia de San Tomás configuran la forma de una herradura. El lugar es cita diaria para ir de vinos. Estrechas callejuelas en las que encontramos bares de tapas, pinchos y restaurantes.
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